La vida sin ti no es vida
La vida sin ti no es vida
Por: vane.657
Capítulo 1

Llevábamos  muchos años juntos, pero nuestro amor no había cambiado con el paso del tiempo. Tú seguías siendo el mismo hombre dulce, cariñoso, atento que siempre estaba pendiente de mi como cuando nos conocimos. Todas las semanas me enviás un ramo de flores a pesar de que yo trabajo en una floristería, me encanta que no cambies con el tiempo.

-¿ Cómo tu novio te sigue mandando flores cuando trabajas aquí? No sé podría mandarte joyas.

-Ya sabes que lo hace desde que estamos juntos, y me encanta que siga haciéndolo.

-No he visto una pareja como vosotros, lo normal es ir perdiendo el interés, pero parecéis dos adolescentes.

-Bueno, si no quieres que me envié flores siempre las puede comprar en otro lugar

-No, no si yo estoy encantada Jaja.

-Me gusta que nuestra relación sea como siempre.

-¿ Por eso no os casáis?

-Si, es mejor que las cosas sigan como están, si hacemos eso quizá todo cambie y no queremos.

Y mi jefa tenia razón, eramos como los adolescentes que se conocieron, que se escapaban de clase para pasear solos por el campo, pasábamos horas juntos y eran como si fueran minutos, el tiempo pasaba tan rápido a tu lado. Claro, ahora nos veíamos menos por nuestro trabajo, pero el tiempo a tu lado era lo mejor del día.

Estábamos dormidos y escuche unas voces, me levante para mirar.

-¿Hola? ¿Hay alguien ahí?

Escuchaba las voces moverse, iba para el lado donde provenían, pero no había nadie.

-Os aviso que voy armada

Lo típico que se dice en una película cuando no llevas nada, muy bien Aria ahora sabrán que no lo estas.

-Ariadna, ¿ Qué haces?

-He escuchado voces y vine a mirar.

-¿Cómo no me despiertas si escuchas voces?

Fuimos a mirar por el piso, no era un piso muy grande, así que no tardamos nada.

-Aria, todo esta cerrado,lo habrás soñado, vamos a dormir.

Estoy muy cansada porque por la noche ya no pude dormir bien.

-¡Buenos Días!

-Hija vaya cara que traes hoy, ¿ te encuentras mal?

-No, es que no he pasado muy buena noche

El día paso muy lento, tenia ganas de irme a casa y poder descansar. Llegue a casa hice algo de cenar y me metí en la ducha. Esa noche fue tranquila, dormí del tirón.

Al día siguiente fui a comprar al supermercado algunas cosas que necesitaba, estaba en la cola de la caja para pagar.

-Tu novio te es infiel

-¿disculpe?

-¿Qué?

-¿Qué acaba de decir de mi novio?

-Yo nada, si no se quien eres, ¿estas drogada?

Lo dejo pasar, pago y me voy, tengo una sensación tan rara, pero seguro que habría escuchado mal, no sabia ni quien era esa mujer, ¿Por qué iba decir tal cosa?

Unas horas después, mientras la cena, yo estaba un poco dispersa por lo que había pasado en el supermercado.

-¿Estas bien Aria?

-¿Perdón?

-Estas ida, no has cenado prácticamente nada.

-¿sigues siendo feliz conmigo?

-¿Ha qué viene esa pregunta?

-¿Por qué no contestas?

-Por que me parece ridículo, claro que soy feliz contigo. Soy tan feliz como he sido siempre.

-Me alegra escuchar eso. Pero mejor olvidalo. No sé ni porque lo pregunte, si me lo demuestras a diario. Recuerda que este fin de semana es la quedada.

-Tranquila, no se me a olvidado.

Nos esperaba un viaje largo y pesado, un camino complicado por el que nunca habíamos ido.

Como cada años nos reuníamos con nuestros amigos de toda la vida, con los que compartimos muchos momentos, secretos, vivencias y risas. El trabajo y las vidas ajetreadas de unos y otros no nos dejaba mucho tiempo y nos mantenía distanciados, pero juramos vernos una vez al año y así lo hacíamos. Este año era otoño y decidieron alquilar una cabaña alejada de todo, donde poder disfrutar y recordar viejos tiempos.

-Aria, te llamo para decirte que ya estamos en el desvió y no creo que tenga cobertura durante mucho tiempo. Así que espero que no tengáis problemas para encontrar el lugar.

-No te preocupes, llegaremos.

-No tardéis mucho, tengo muchas ganas de verte amiga.

-Ya no vamos a tardar en salir. Nos vemos luego.

Como siempre tú me metes prisa, yo no estoy segura de llevar todo lo necesario.

-Son solo cinco días – me dices mientras sonríes y me miras tiernamente.

-Tenemos que llevar todo lo necesario, las chicas me han dicho que el supermercado mas cercano esta muy lejos, así que procura coger todo lo que vayas a necesitar. Cepillo de dientes, cremas, todas esas cosas.

-No te preocupes, llevo todo lo que necesito, deje la maleta hecha anoche y llevo todo. Así que date prisa que ya vamos mas tarde.

Comenzamos el viaje, todos nos esperan, pues tú tenias una reunión de trabajo y tuvimos que salir algunas horas mas tarde. La carretera esta abarrotada de coches y como siempre te desesperas, pongo música, empiezo a cantar y hacer el tonto para sacarte una sonrisa, te conozco tan bien que sé como animarte y verte feliz es una de las cosas mas importantes para mi. Por fin llegamos al desvío,dejamos la carretera principal para entrar en una carretera rural, llena de baches, se nota que dejamos la ciudad atrás.

-No sé por que han tenido que coger un sitio tan aislado y con un camino tan malo.

-Adam no pongas pegas. Solo querían un lugar donde poder hacer lo que queramos sin molestar a nadie y sin que nos molesten.

-Si, y sin cobertura.

-Eso es lo mejor, nadie podrá llamarnos para decirnos nada sobre el trabajo.

El paisaje es un precioso paisaje otoñal, las hojas que aun quedan en los arboles son de un tono amarillo verdoso. Cuando llevamos un buen rato por esa carretera del infierno, porque jamas había estado en un camino que estuviera tan mal, me dan unas ganas enormes de poder pasear, ya vamos tarde, que importan unos minutos mas.

-Quiero bajar- te suplico, tu accedes.

-Esta bien, pero un paseo corto

-Te lo prometo.

Respiro el olor a tierra húmeda, las hojas del suelo desprenden un olor que me trae recuerdos de mi niñez, del lugar donde me crie, un lugar hermoso, lleno de vegetación, animales y donde te conocí. Te cojo de la mano y empezamos a caminar,todo esta húmedo, noto el aire helado en la cara, es una sensación agradable, estoy helada pero quiero seguir disfrutando del lugar. Paseamos mas de lo pensado, es un lugar muy bonito. Empiezan a caer gotas de agua del cielo, cada vez caen mas y mas, y mas rápido, miro al cielo y esta muy oscuro, vemos que se acerca una tormenta.

-Cariño mejor volvamos al coche

Decidimos volver al coche, pero no esta, miramos para los lados buscándolo, no sabemos si hemos llegado al lugar donde lo dejamos, todo es tan parecido, empieza a llover cada vez con mas fuerza, escuchamos los truenos en la lejanía, no podemos quedarnos ahí. Corremos sin rumbo, los truenos se escuchan mas cerca de nosotros, me paro para mirar hacia atrás y tú enfadado tomas mi mano y seguimos corriendo, vas tirando de mi. Llegamos a un caserón que aparece de la nada, parece que en el interior no hay nadie, buscamos una entrada para poder resguardarnos, coges una piedra y rompes una ventana,con la chaqueta quitas los trozos de cristal que quedan de punta, entramos con cuidado, es la cocina, los rayos iluminan toda la estancia, encendemos la linterna del móvil, solo nos sirve para eso, ya que no hay cobertura. Recorremos la casa, no siento las manos del frio, todo mi cuerpo esta helado, encontramos una habitación donde hay una enorme chimenea y por suerte leña dentro. Te pones a encenderla para entrar en calor, mientras, yo curioseo por los cajones y algunas habitaciones. Encuentro una manta sobre una cama y en uno de los cajones algo de ropa seca. Te llevo algo para que te cambies y busco el baño. En él hay toallas, tengo la ropa pegada al cuerpo de lo mojada que esta. Me envuelvo en una enorme toalla,

me siento muy cómoda al poder quitarme la ropa mojada y poner algo sobre mi cuerpo seco, me quedo enrollada en la toalla, como cuando era pequeña y no quería vestirme porque me encantaba la sensación de la toalla tan suave, intento secar todo lo que puedo mi pelo, pongo otra toalla en él para que absorba todo el agua posible, me pongo una camisa que me queda como un vestido, salgo del baño, estas mirando por la ventana, ya te has cambiado, te abrazo por detrás, te giras para rodearme con tus brazos me invade una calma profunda, me besas en la frente, me giro hacia la ventana la tormenta no para, ilumina todo, se escucha el agua caer al suelo, contra los cristales, noto tus labios en mi cuello ,me dices que te gusta como me queda la camisa y me miras con una sonrisa picara, puedo sentir como tu corazón y tu respiración se aceleran, besas mi mano y la pones entre las tuyas para calentarla. Mientras te observo, vienen a mi memoria recuerdos de todos los años vividos, de las veces que has calentado mis manos entre las tuyas, me miras a los ojos y puedo notar como brillan los tuyos, como la primera vez que te vi, me enamoré de tu mirada, era una mirada limpia, dulce, llena de pureza, aquel día supe que estaría para siempre contigo, tu mirada no a cambiado con los años, sigue siendo tan dulce, me hace sentir segura y amada. Acaricio tu pelo, aun esta mojado, cojo una de las toallas y lo empiezo a secar, coges mi mano y besas mi muñeca, me llevas hacia ti, me coges de la cintura y acercas tu cara a la mía, puedo leer tus pensamientos, paso mis dedos lentamente por tus labios, de repente solo estamos tu y yo, ya no escucho la tormenta ni hay frio en mi cuerpo, pero un relámpago me hace volver a la realidad, pareciera como si los cristales fuesen a estallar de un momento a otro, te abrazo con todos mis fuerzas, nunca me han gustado las tormentas, pero entre tus brazos me siento segura, respiro tu olor, quiero embriagarme de él.

Pienso en nuestros amigos, esperándonos, sin saber nada de nosotros, deben estar preocupados, pero no cambiaría este momento a tu lado por nada, me fijo en que has puesto la manta en el suelo, cerca de la chimenea, te llevo hacia ella, tumbados en ese lugar nos volvemos uno.

Se escucha crujir el suelo, me despierto y te susurro para que te despiertes, no sé si podría haber alguien dentro, te despiertas.

-Creo que hay alguien, he escuchado un ruido.

-Aria, es una casa vieja y esta cayendo una tormenta enorme, es normal que se escuchen ruidos.

-No, eran pisadas, estoy segura.

-Esta bien, iré a mirar para que te quedes tranquila

-¡Gracias amor! Pero ten cuidado por favor.

Desapareces de la habitación me acurruco en la manta esperando que vuelvas y me digas que todo esta bien, después de todo nos hemos metido en una casa ajena. Veo una sombra que se acerca a la puerta, el corazón me empieza a latir muy fuerte, eres tú. Respiro aliviada.

-Ariadna mi amor la casa esta completamente vacía como cuando hemos entrado

-Quizá tengas razón y sean ruidos normales de la casa.

Las horas transcurren, tenemos hambre y ya no me gusta esta situación, me gustaría estar en otra parte, no puedo evitar ponerme a llorar.

- Amor, venga no pasa nada veras que en unas horas nos podemos ir y seguro que encontramos a alguien que nos pueda ayudar

-¿Tú has visto como esta todo? Parece una piscina, no podremos andar en días por ese suelo y la tormenta no cesa y yo tengo hambre

Un golpe brusco suena da la puerta principal, nos miramos, vas a ir pero te cojo de la manga, te miro aterrada.

-¿Donde vas?

-A mirar, quizá solo se abrió por el aire

¿Estas loco? ¿ y si es alguien?

Se empiezan a escuchar unas voces, siento como si me fuera a desmayar de la tensión en este momento, salimos al pasillo, voy justo detrás de ti, vislumbramos tres personas. Se nos quedan mirando en silencio, al pasar unos segundos el hombre mas mayor se pone delante de las otras personas, una mujer y un chico.

-¿sabéis que estáis en una propiedad privada? ¿ Qué demonios hacéis aquí?

-Discúlpenos señor, nos vimos obligados a meternos por la tormenta, nos pillo en pleno campo.

La mujer se adelanta y le coge de la mano, lo mira y niega con la cabeza.

-No os preocupéis, lo entendemos. Disculpar a mi marido, es un viejo cascarrabias. Por lo menos nos tenéis la casa calentita.

-Lo sentimos mucho de verdad, le pagaremos lo que haga falta, y sentimos lo de la ventana.

-¿La ventana? ¿ qué pasa con lo ventana? ¿Por ahí es por donde os habéis colado?

-Trevol he dicho que ya vale. Soy Jennifer, mi marido Trevol y nuestro hijo Jack.

El chico hace un gesto con la cabeza sin dejar de mirar al suelo.

-Soy Ariadna, pero pueden decirme aria, y él es Adam. ¿Cómo han podido llegar?

-Tuvimos que dejar el coche, las ruedas quedaron completamente enteradas en el barro, esperamos pero la tormenta no amainaba así que decidimos venir a pie y nos a costado horas llegar, con el barro es muy difícil caminar.

-Nosotros no encontramos el coche al volver, imagino que lo dejaríamos en otro lado y al ponernos a caminar nos despistamos del lugar

-¿A quien se le ocurre ponerse a caminar con la que iba a caer? Debéis estar locos y no me gusta tener gente rara en mi casa. Os voy a vigilar de cerca

-Trevol, he dicho que ya vale. Ir a daros una ducha y cambiaros de ropa mientras hago algo de cena, estos jóvenes deben estar hambrientos. Preciosa, quizá quieras mejor ropa mía, te quedara mejor que la de mi marido.

Sigo a Jennifer hasta una habitación, saca ropa cómoda de un cajón y me la da.

-Puedes cambiarte aquí, yo también me voy a cambiar y bajaremos a cocinar algo para cenar.

No puedo evitar mirar al suelo mientras esa agradable mujer me hablar, estoy demasiado avergonzada por la situación, entrar en una casa rompiendo una ventana y que ella se lo tome tan bien.

-Escuchame, todo esta bien, aunque mi marido se ponga así sé que en una situación igual hubiera hecho lo mismo, así que deja de poner esa cara

-Es que lo siento muchísimo, de verdad.

-Vamos, no hay que hablar mas de ello.

Bajamos, Trevol había cubierto el cristal roto para que no entrara agua ni frio, Jennifer y yo cocinamos, y no dejo de hablar todo el tiempo, se notaba que quería hacerme sentir cómoda.

Todos nos sentamos a la mesa, fue una velada tranquila, parece que la tensión había desaparecido, pero de vez en cuando Trevol nos echaba miradas no muy amigables, mientras Jennifer le golpeaba debajo de la mesa.

Nos guiaron hasta una de las habitaciones, donde pasaríamos la noche.

-¿Estas bien?

Asentí con la cabeza, pero en realidad no estaba tan bien. No sabia si nuestros amigos al ver que no llegábamos se habrían puesto en contacto con nuestras familias y si era así estarían preocupados. Creo que lo notas, porque me abrazas mas fuerte.

-No te preocupes, mañana veremos si podemos irnos, quizá la tormenta termine en unas horas.

-¿No te sientes cómodo aquí?

-La verdad es que me sentía mas cómodo antes de que llegaran, no sé, no les conocemos de nada y es algo incomodo toda esta situación.

-Pero tienes que reconocer que se han portado muy bien con nosotros, quien sabe si otras personas nos hubieran echado.

-Si, intenta dormir algo .

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