Capítulo27
Mi hermano es muy orgulloso, sigue negando la realidad.

Lucía le tiró de la oreja bruscamente: —¡Esto de estar cansado no es algo de un día o dos! ¿Por qué antes no te veíamos así?

—Cuando recién nos casamos, podías venir siete u ocho veces al día y no había problema, incluso volvías del trabajo tarde, a las dos o tres de la madrugada, con energía, y no podías dormir sin hacerlo una vez.

—Pero mírate ahora, he probado de todo, y tu pito sigue tan flácido como un fideo. ¿Aún no vas a admitir que es un problema tuyo?

Cuanto más hablaba, más enfadada se ponía, hasta que terminó llorando de la impotencia.

Cuando recién se casaron, ella mencionó que quería tener hijos, pero Raúl le había dicho que la empresa aún no estaba estable y que no era el momento adecuado.

Confiando en él, empezó a tomar pastillas anticonceptivas.

En esos dos años, la empresa de Raúl se fue estabilizando, y Lucía volvió a sacar el tema de los hijos.

Sin embargo, ahora era el cuerpo de Raúl el que no respondía como an
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