Capitulo751
Las palabras que dije hicieron que los dos se rieran, y por fin la atmósfera se alivió un poco.

—Está bien, está bien, ya no llores. Ya estamos grandes para estar llorando como niños, qué vergüenza sería si se enteraran.

El señor Julen fue el primero en reírse, y mientras lo hacía, ayudaba a Aquilino a limpiarse las lágrimas.

Sentí que lo trataba a Aquilino como si fuera su propio hijo.

Nosotros seguíamos conversando cuando dos figuras entraron apresurados en la habitación.

Ambos iban vestidos con ropa elegante y parecían tener unos 50 años.

En cuanto entraron a la habitación, se acercaron a la cama de Aquilino:

—Aquilino, ¿cómo estás? ¿Te duele algo?

La mujer de mediana edad que hablaba no podía evitar derramar lágrimas mientras hacía estas preguntas.

En ese preciso momento, vi a Patricia también entrando a toda prisa.

—Papá, mamá…— Patricia no pudo evitar ahogarse entre sollozos.

Resulta que estas dos personas eran los padres de Patricia, los suegros de Aquilino, y además, sus padres
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