Capitulo748
Patricia quiso acercarse, pero la duda y el miedo la detuvieron en seco.

Pude notar su temor reflejado en su mirada, así que di un paso hacia adelante y pregunté con voz firme:

—Doctor, ¿cómo está el paciente? ¿Cuál es su estado?

El médico escaneó a todos los presentes y respondió con tono calmado:

—Por fortuna, la situación está bajo control por ahora. Su estado es estable.

Al escuchar esas palabras, un suspiro de alivio recorrió la sala. Todos parecían haber soltado el aire contenido. Pero Patricia fue la que más se conmovió. Se llevó ambas manos a la boca y rompió en un llanto desesperado.

Era evidente que había estado conteniendo su angustia hasta ese momento, y ahora que la tensión se disipaba un poco, sus emociones la desbordaban por completo.

Verla en ese estado tan lamentable me hizo sentir una punzada en el corazón.

Poco después, vimos cómo sacaban a Aquilino de la sala de emergencias en una camilla.

Patricia corrió desesperada hacia él: —¡Aquilino! ¡Aquilino!

Me adelanté y le
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