Capitulo648
Corrí tras ellas, pero no pude ni asomarme para intervenir.

Mi cuñada y Carla hablaban con mucha animosidad, como si no se cansaran de hablar.

Luna y la jefa también parecían llevarse muy bien, se reían y disfrutaban de la conversación.

La verdad yo me sentía como un intruso, sobrando por completo, y me invadió al instante una gran frustración.

Tantas mamacitas, tantas bellezas, y yo no era capaz siquiera de quedarme con ninguna. Qué inútil me sentía.

Aunque me sentía molesto por dentro, traté en lo posible de seguirlas como si nada.

Aunque no pudiera intervenir, al menos ver a esas mujeres era un placer visual.

Las seguí obediente hasta el restaurante.

Mi cuñada había pedido una gran sala privada para que todos pudiéramos disfrutar con agrado del ambiente sin preocuparnos.

Las cuatro mujeres seguían conversando y riendo animadas en la sala, y yo seguía sin poder decir una palabra.

Un rato después, vi a María y Natalia aparecer.

Sentí que había encontrado un salvavidas y me apresuré af
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