Capitulo376
—Es algo bueno que los jóvenes sean tan estudiosos, me gustan mucho los empleados con tantas ganas de trabajar como tú.

El jefe Aquilino tenía una alta opinión de mí, y su manera de ser era muy cálida y respetuosa, lo que me hacía sentir cómodo.

La verdad es que me gustaba bastante ese lugar.

Estábamos limpiando, y los demás empleados comenzaron a llegar poco a poco para empezar su turno.

Viendo que todo el mundo se iba a poner a trabajar, Aquilino me dijo, —bueno, Óscar, ya no hace falta que sigas limpiando, ve a hacer lo que tienes que hacer. Más tarde vendrá la señora encargada de la limpieza.

—Julen, por favor, acompaña a Óscar y enséñale lo que tiene que hacer.

Un hombre de mediana edad se acercó de inmediato. Su nombre era Julen Urreta, y era el supervisor de los masajistas ciegos.

Muchos de los masajistas que trabajaban allí habían sido entrenados por Julen.

Julen también era muy amigable y, sonriendo con agrado, me dijo, —Óscar, ¿verdad? Ven conmigo.

Seguí a Julen hasta una peq
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