Capitulo379
Justo cuando estaba dándole el masaje a la gata, de repente escuché un gemido suave de mujer proveniente de la habitación de al lado.

¿Qué estaba pasando?

Sabía que al lado estaban Manuel y la señora Elara. ¿Sería que ellos dos?

Me apresuré cauteloso a acercarme a la pared y puse mi oído contra ella para escuchar mejor.

Escuché claramente a la señora Elara, jadeando, decir: —¡Manuel, ¡qué malvado eres! ¿Acaso me has masajeado esa parte de mi cuerpo a propósito?

Manuel, con una risa burlona, le respondió: —Señora Elara, no me malinterprete, solo noté que últimamente no se ve tan bien, por eso quise darle un masaje.

—Señora Elara, tengo curiosidad, usted recibe masajes todos los días y toma sopas nutritivas, su rostro debería lucir muy saludable, pero parece que su piel está algo apagada y amarillenta. Parece que no está recibiendo suficiente hidratación, le falta energía.

El rostro de la señora Elara se tornó visiblemente incómodo.

Sus piernas se apretaron de forma involuntaria.

Todo es
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP