Gonzalo permaneció tranquilo y sereno. —No hay problema. Si realmente tienes la habilidad de herirme, entonces lo aceptaré.

Ángel resopló con desprecio. Había alcanzado el pináculo del período del elixir dorado en su cultivación y siempre había estado a la par con Gonzalo, incluso en el apogeo de este último. Sería difícil derrotarlo, incluso para Gonzalo en su mejor momento. Además, ahora que Gonzalo había perdido su poder, ¿cómo podría tener alguna posibilidad de herirlo?

—De acuerdo, lo pediste tú—dijo Gonzalo con una sonrisa. Había estado esperando exactamente esas palabras de Ángel.

—Gonzalo, Ángel, no hay problema en que se desafíen mutuamente, ¡pero deténganse a tiempo!— dijo el señor Ramos en tono grave. Si bien quería averiguar si Gonzalo realmente había perdido su poder, no iba a permitir que la lucha se saliera de control.

Después de eso, todos retrocedieron unos pasos para dar espacio a Gonzalo y Ángel para su enfrentamiento.

—Ya que insistes en buscarte problemas, ¡no te q