Esto hizo que tanto Christian como el señor Bravo se sintieran un poco incómodos.

—Hermana, no hables sin pensar. ¡Christian es un poderoso gran maestro!— dijo el señor Bravo rápidamente. —Simplemente es una persona discreta y no muchos han oído hablar de él en los círculos.

—¿Qué?— exclamó Clara, sorprendida. Sus hermosos ojos volvieron a escanear a Christian de arriba abajo, convenciéndose aún más de que Christian era un estafador del mundo de las artes marciales.

El círculo de guerreros de Ciudad Baja no era ni muy grande ni muy pequeño. Entre los jóvenes, los dos personajes más destacados eran Hugo e Iñigo.

Dado lo joven que era Christian, si realmente fuera un poderoso gran maestro, su reputación sería más resonante que la de Iñigo y Hugo. No podía ser simplemente un desconocido común.

—Sí, esto es imposible—dijo Rafael y los demás también se sorprendieron. Sus pensamientos eran similares a los de Clara; nadie creía que Christian fuera un gran maestro.

¡Eso simplemente no era real