—¡Señor, espera un momento!

Christian, viendo que el granjero estaba a punto de salir del recinto, se sintió impotente y decidió detenerlo.

De lo contrario, una vez que el granjero se perdiera entre la multitud caótica del mercado negro, le sería imposible encontrarlo de nuevo.

—Joven, ¿qué sucede? ¿Tienes algún asunto conmigo?

El granjero se volvió hacia Christian, con una expresión de sorpresa en el rostro.

—Me encanta esta Perla del Espíritu Puro. ¡Pagaré sesenta millones por ella! —dijo Christian, con valentía.

Este antiguo tesoro, la Perla del Espíritu Puro, era algo que él estaba decidido a adquirir, incluso si sabía que su adquisición atraería la atención y la sospecha de los demás. No le importaba lo que pensaran.

—¿Quieres comprar mi perla?

—¿De verdad?

El granjero se emocionó al escuchar esto.

—Sí, absolutamente.

—Dame tu número de cuenta bancaria, y te transferiré el dinero de inmediato —asintió Christian.

Pero antes de que Christian pudiera completar su oración, Hilario, qu