Capítulo240
—¡Esta pistola no mata! Solo es un rasguño superficial.

Alguien descubrió el engaño. Esta pistola era algo que Amanda le había pedido a Carlos Martínez; si realmente tuviera ese nivel de peligro, todos ellos probablemente ya habrían sido arrestados.

—Amanda, vete rápido…

Carla se adelantó y abrazó al guardaespaldas más cercano, intentando darle tiempo para escapar.

Pero la puerta estaba cerrada con llave, y en poco tiempo no podía abrirse; el pequeño cuerpo de Carla no podía soportar mucho más. Cuando el guardaespaldas levantó el codo, listo para golpear con fuerza su columna, el corazón de Amanda latía con fuerza. Corrió inmediatamente y lo bloqueó con su brazo.

Un crujido.

El dolor agudo la atacó, y su rostro se volvió terriblemente pálido. Por un momento, no pudo distinguir si se había roto el hueso o se había dislocado, pero su brazo derecho colgaba inerte, sin ninguna sensación.

¿Sería que su brazo estaba arruinado?

—¿Qué están esperando? ¡Átenlas a las dos y llévenlas a la habita
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