—Eres más dura de lo que pensaba, Amanda. Volveré a verte después—dijo Lucas antes de marcharse.No quería arriesgarse a que Viviana llegara y los encontrara juntos. Sería imposible explicarlo. Mejor evitar problemas.En cuanto Lucas salió, Jorge empujó la puerta de la habitación, pero la cama estaba vacía. Amanda había arrancado la intravenosa y no estaba por ningún lado.—¿Ami? —preguntó preocupado, mientras buscaba a su alrededor.Abrió la puerta del baño y la encontró intentando trepar por la ventana.Jorge se impactó, ¡estaban en el décimo piso!¿Me tendrá tanto miedo como para arriesgar su vida escapando? —Pensó.Corrió hacia ella y la agarró por los hombros, tirándola hacia él.—¿Qué demonios estás haciendo? ¿Te volviste ahora loca?Amanda también estaba asustada. Pensaba que podría saltar hacia la unidad del aire acondicionado y pasar al baño de la habitación de al lado similar a como había escapado de la mansión. Incluso había atado la cortina de baño a su cintura y la otra pa
Catalina hizo un gesto desconcertante, visiblemente molesta.—Hermanito, ya pasó lo que pasó. Yo ni siquiera quiero seguir hablando de eso, ¿por qué sigues preguntándome pues? No importa lo que haya hecho, eso no justifica que ella me atacara con un cuchillo, ¿verdad? Ya habíamos hablado de eso ¡intentó matarme y tú no entiendes!—Las empleadas me lo contaron todo —respondió Lucas mirándola con ojos llenos de decepción.Catalina sintió un escalofrío.Su mirada vaciló por un momento, aunque rápidamente intentó recomponerse, pero Jorge ya había entendido lo que estaba ocurriendo.No necesitaba hablar con las empleadas para saber lo que había pasado; si investigaba a fondo, sin duda descubriría la verdad. Sin embargo, quería que Catalina lo admitiera, porque era su hermana y no podía creerla capaz de haber hecho semejante atrocidad.—Hermanito, lo admito, sí, la molesté un poco. Le dije que te comprara un pastel para tu cumpleaños, pero solo era una broma, estaba un poco celosa de que no
—¿Qué quieres decir? —Catalina preguntó con sospecha, su frente se arrugó, visiblemente molesta.—Tengo nuestras conversaciones guardadas. Si el señor llega a enterarse...—¿Me amenazas? —Catalina no podía creer que doña Gertrudis tuviera tanto valor para hacerlo.Doña Gertrudis, en realidad, tampoco se sentía muy segura, pero había conseguido el puesto de ama de llaves con mucho esfuerzo, ganando un salario considerable y que no estaba dispuesta a perder. Si ahora la despedían, le resultaría difícil encontrar otro trabajo con su avanzada edad.Ella lo había hecho todo por ayudar a Catalina, por lo que esperaba que esta se hiciera responsable.—Señorita Catalina, lo hice porque usted me lo pidió, y por eso me han echado. Tiene que ayudarme, o tendré que recurrir al señor.—Está bien, me haré cargo de esto —dijo Catalina apretando los dientes.Había confiado demasiado en doña Gertrudis, creyendo que era alguien leal a la familia Toledano, tratándola casi como si fuera de la familia. Per
—Después de eso, Jorge no volvió a visitarla.Amanda pasó cinco días más en el hospital, recuperándose poco a poco. Ya no sentía esa sensación de ligereza al ponerse de pie. Las contusiones y hematomas en su cuerpo comenzaron a desaparecer.Al recoger sus pertenencias para dejar el hospital, decidió ir a la Mansión para llevarse sus cosas personales. Durante esos días, apenas había hablado con Jorge. Él iba a verla todos los días, pero llegaba a medianoche por asuntos pendientes y para no incomodarla.Jorge parecía tener muchas cosas que decir, pero siempre se detenía antes de hablar. En sus ojos se ocultaba algo profundo, una emoción que Amanda no comprendía ni deseaba interpretar.Cuando salió del hospital, fue Jorge quien la llevó en coche hasta la hacienda. Al llegar, la sorprendió la escena que la esperaba.—Bienvenida, señora —saludaron en coro varias empleadas uniformadas, todas caras nuevas.Amanda se sobresaltó.—¿Esto…?—Son nuevas empleadas —explicó Jorge con la voz ronca, c
En un instante, todos los empleados y empleadas fueron arrastrados hacia fuera, y Amanda finalmente sintió que todo volvía a estar en calma.¿Acaso debía perdonar a aquellos que la habían maltratado?Miró a Jorge. Sí, ella era así de mala. ¿Se arrepentía él ahora de haberse equivocado con ella?Si él le pidiera el divorcio en ese momento, Amanda lo aceptaría sin dudar.Sin embargo, Jorge la miraba sin un atisbo de disgusto en sus ojos. Al contrario, lo único que reflejaba su mirada era aprobación.¿Qué significaba eso?—Descansa un momento, subiré por una cosa.—Haz lo que se te de la gana.Jorge bajó al poco rato.—Mis cosas ya las guardé todas en la habitación de invitados. Está cerrada con llave, así que no deberías poder verlas. Como no voy a vivir aquí, puedes hacer todos los cambios que quieras en la casa, incluso derribar lo que desees. Las empleadas están a tu servicio, y yo me encargaré de los gastos. Si alguna no te satisface, despídela y contrata a otra.—¿Qué quieres decir?
Tony estaba un poco ansioso. Si Amanda le pidiera a Jorge que cuidara su salud, él seguramente lo haría, nadie más podía hacerlo pues entrar en razón.Después de terminar la videoconferencia, Jorge ya tenía fiebre, pero seguía trabajando. Tony, incapaz de soportarlo más, decidió ir a buscar a Amanda.Amanda estaba en el estudio ocupada con su trabajo.—Cuñada, Jorge lleva días sin descansar, no almuerza y solo duerme cuatro o cinco horas por la noche. Ni siquiera un cuerpo de hierro aguantaría esto. No tienes que ir a verlo, solo llámalo o mándale un mensaje para que descanse. Si tú se lo dices, él seguro lo hará.—Él es responsable de sí, es su cuerpo, si no lo cuida, ¿qué tiene entonces que ver conmigo? Tony, no me confieras responsabilidades que no me incumben. La relación entre Jorge y yo es… normal.—dijo Amanda, aunque al pronunciar esa última palabra, incluso ella se sintió algo culpable.—Vete ya. Tengo cosas que hacer.—Cuñada…—Lárgate mejor.Amanda no mostró ni un atisbo de c
Amanda no esperaba encontrarse con Tony en el hospital, apenas lo vio recordó a Jorge y pensó en si estaba bien.Tony estaba en la recepción haciendo algunos trámites y no se dio cuenta de su presencia antes de irse apresuradamente.Amanda se quedó inmóvil. Tony había insistido en que Jorge estaba enfermo, que su situación era grave, y que debería ir a verlo. Pero ella estaba enfadada y se había negado todas las veces.Como Tony no había vuelto a buscarla en los últimos días, Amanda asumió que Jorge solo tenía un problema menor y ya se había recuperado. Pero ahora que sabía que Jorge aún estaba en el hospital, ¿significaba que todavía no estaba bien? ¿Que era algo grave?—¿Ami? ¿Por qué no preguntamos en recepción? —preguntó Pablo al notar que ella se detenía.—Pablo… ¿Podrías ayudarme a averiguar algo? ¿Sabes si Jorge Toledano está en este hospital? ¿Está muy enfermo?—Claro que voy a preguntar.—Pero no digas que fui yo quien preguntó, ¿ok?—Entendido.Pablo sonrió al aceptar, pero a
Amanda tenía la mente funcionando a toda velocidad y deseaba encontrar un agujero para esconderse de inmediato.—Yo… soy la enfermera. Vine por la noche a atenderte.—Amanda, soy policía. Además, ni siquiera traes el uniforme adecuado—añadió Jorge de manera jocosa.Amanda se sonrojó; había olvidado que Jorge era un profesional. Con un gesto molesto, se quitó la mascarilla.—Sí, soy yo. ¿Y qué? Vine a ver si estás bien.Habló con fingida dureza.—Ya que lo confirmé, me voy…Amanda se apresuró hacia la puerta, pero apenas tocó el picaporte, este se cayó al suelo. La puerta estaba rota y no podía salir.—¿Hay alguien? ¡Abran la puerta! ¡Ayuda!Por más que Amanda gritó, no hubo ninguna respuesta desde el otro lado. Frustrada, pateó la puerta con fuerza, solo para terminar golpeándose el dedo del pie. El dolor fue tan intenso que hizo una mueca, y sollozaba tratando de disimular.Al ver esto, Jorge, sin preocuparse por la intravenosa, se quitó la aguja de inmediato y se acercó rápidamente.