Capítulo214
Jorge asintió y luego tomó un bisturí para gaza que el doctor había dejado sobre la mesa.

—Soy su esposo. No he sabido guiarla ni controlar sus actos, así que también soy responsable. Tomaré su castigo y lo duplicaré. Me haré dos cortes en su lugar.

—¡Hermanito, eso no es justo! —gritó Catalina, entrando en pánico, pero ya era demasiado tarde para detenerlo.

Jorge levantó el cuchillo y, sin vacilar, se hizo dos largos cortes en su brazo izquierdo. La sangre comenzó a caer por su hombro y manchó su camisa beige, manchando el suelo.

Las heridas eran profundas, y no sabían si había afectado los tendones.

—¡Doctor, rápido, doctor...! —gritó Catalina desesperada, mientras Jorge permanecía en silencio, con las venas marcadas en su frente, pero sin emitir un solo gemido.

—¿Es suficiente? Si no lo es, puedo hacerme otros dos cortes. Su error es mío —dijo Jorge con una frialdad abrumadora.

—¡No, basta, basta...! ¡Doctor, rápido! —Catalina lloraba más fuerte que antes.

El doctor llegó apresurado
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