Si Viviana no hubiese sido tan estúpida, jamás habría caído en esa trampa tan pendeja. Podría haberse limitado a una disculpa pública, pero no, tuvo que mencionar lo de Amanda, y ahora la situación ya era difícil de solucionar. Que Viviana se disculpara públicamente ya era una humillación suficiente, y Lucas lo sabía. Aceptar aquello era perder algo de su orgullo, pero pedirle que se arrodillara era demasiado.Viviana era ahora su esposa. Que se humillara y doblara rodilla frente a Amanda sería mucho, y eso afectaría directamente su reputación.—Eso no va a pasar —dijo Lucas, rechazando la propuesta de inmediato.Amanda no se sorprendió. Sabía que Lucas no iba a permitir una humillación tan grande para su esposa, más por su reputación que pensando en ella y en cómo se sentiría. Al fin y al cabo, para ellos, lo que le sucedía a uno afectaba al otro.—Entonces no tenemos nada más que discutir. Prepárate para que ambos caigan bien juntos —respondió implacable Amanda.—¿No piensas acaso en
Amanda apenas le dedicó una mirada indiferente a Lucas antes de desviar su atención hacia Viviana, cuya expresión era demasiado interesante como para perdérsela. El rostro de Viviana estaba tan pálido como una hoja de papel, sus labios desprovistos de color. Miraba a Lucas con ojos vacíos, como si aún no pudiera procesar lo que estaba sucediendo, como si no lo conociera.Amanda no pudo evitar encontrarlo irónico. Viviana, por alguna razón, se había creído intocable. Mientras no se tocará el núcleo de los intereses de Lucas, él la priorizaba. Pero en cuanto el bienestar de la empresa entraba en juego, Lucas no dudaba en ponerla como chivo expiatorio. Amanda lo sabía muy bien, después de haber estado con él durante tres años. Sin embargo, Viviana parecía haber creído que era la excepción, que ella era la "luz de la luna" de Lucas, inalcanzable para los demás, y que sería su prioridad. Pero, tal como Amanda previó, no había excepciones cuando de negocios se trataba.Mientras sus pensamie
Amanda lentamente retiró su pie de la espalda de Viviana y dijo:— Te has disculpado, pues bien que lo hayas hecho, pero yo por mi parte nunca te perdonaré. Recuerda muy bien esto, Viviana: este tipo no es alguien por quien yo haya luchado contigo. Es simplemente una mierda de hombre que ya no quiero y te lo he dejado a ti. Espero que eso te ayude a darte cuenta, lo que hizo conmigo lo hará contigo y esto es una prueba de lo que es capaz de permitir.— ¡Amanda carajo! — gritó Lucas, apretando los puños con fuerza. Si no fuera por la presencia imponente de Jorge, probablemente ya habría perdido el control.— Ah, y por cierto, en la boda olvidé felicitarte. Lucas, te deseo que nunca puedas tener hijos, pero que te veas rodeado de nietos. Y a ti, Viviana, te deseo felicidad en tu segundo matrimonio, y ya que estamos, te adelanto las felicitaciones para tu tercer y cuarto matrimonio también.La burla fue demasiado para Lucas, quien finalmente no pudo contenerse más. Arrojó su taza de café
Amanda, en su estado febril, ya apenas podía sentir vergüenza. Solo llevaba puesta su ropa interior de encaje blanco, lo que la dejaba descubierta mientras Jorge le aplicaba alcohol en las articulaciones para reducir su fiebre. El alivio fresco de la fricción sobre su piel la ayudaba a sentir algo de comodidad. Después de haber aplicado el alcohol en la parte delantera, Jorge la giró suavemente para aplicar un poco más en la espalda. Su cuerpo se relajó, y se quedó medio adormecida, sin prestar atención a lo que ocurría a su alrededor.De repente, Jorge detuvo sus movimientos, notando una cicatriz en su espalda baja, cerca de la columna vertebral. Su dedo pasó suavemente sobre la marca, y su voz rompió el silencio.— ¿De dónde viene esta cicatriz? — preguntó en voz baja.Amanda, con la mente nublada por la fiebre, trató de recordar.— Creo que... es de cuando era pequeña... — Respondió débilmente— . Mi mamá me dijo que me caí desde un lugar alto y me golpeé la cabeza, me dijeron que u
El remedio amargo bajó rápidamente por su garganta.—Ay que feo… —empezó a toser involuntariamente, con los ojos cerrados y ojerosos, lo que la hacía verse aún más indefensa.Jorge, sin perder la calma, tomó otro sorbo de la medicina y, de la misma manera, volvió a abrir suavemente sus labios, pasándole el líquido con paciencia.Amanda, en su estado confuso, no pudo evitar murmurar:—Qué amargo…Te vas a enfermarJorge siguió alimentándola con cuidado, hasta que no quedó rastro del sabor en su boca, cubriéndola con besos suaves que disiparon el gusto amargo. Al fin, la medicina había sido administrada, y su fiebre comenzó a bajar lentamente al amanecer, aunque ella seguía sin despertarse. El tiempo pasaba, y pronto llegaría el momento de darle otra dosis de medicina, esta vez antes del desayuno. Jorge, con la misma técnica, comenzó a administrarle el siguiente medicamento. Esta vez, Amanda comenzó a recobrar más conciencia. Sintió cómo unos labios cálidos se posaban sobre los suyos, mi
Con el vestido azul seleccionado por Jorge que llevaba puesto, su aspecto era el de una mujer elegante y sofisticada, y junto a su belleza natural, el resultado era simplemente perfecto. Él estaba concentrado en terminar el peinado y luego le colocó unos delicados pendientes de perlas. A pesar de que aún no estaba maquillada y su rostro mostraba signos de cansancio, tenía un aire encantador, como una figura frágil y digna de admiración.— Yo me encargue de Catalina desde pequeña — dijo Jorge, mientras continuaba trabajando en su peinado— . Siempre le gustaba experimentar con su cabello, pero era terrible para hacerlo sola, así que me pedía ayuda. Con el tiempo, yo fui aprendiendo. — Así que fue por eso — respondió Amanda, sintiendo una extraña sensación de amargura en su interior al escuchar algo sobre Catalina.Poco después, llegó la maquilladora para arreglarle el rostro. Con un poco de labial, Amanda recuperó algo de color y se veía mucho mejor. Dado que todavía estaba débil, Jor
En ese instante, los ojos de Catalina mostraron una profunda frustración, pero rápidamente recobró la compostura. Sabía que era imposible que Amanda conociera su verdadero origen. Aparte de su familia adoptiva, nadie estaba al tanto. Jorge siempre había sido muy prudente para que su condición de hija adoptiva no se divulgara. Le preocupaba que, si se llegaba a saber, la gente comenzaría a hablar y eso podría afectar a Catalina tanto emocional como socialmente. Por eso, en el mundo exterior, ella siempre había sido presentada como la hija legítima de los Toledano. Esta era también la razón por la cual nunca había expresado abiertamente sus sentimientos por Jorge; sabía que, aunque lo amaba, su relación estaba condenada desde el principio por un juicio social.Catalina estaba segura de que Jorge jamás le habría revelado algo tan personal a Amanda. Por lo tanto, dedujo que Amanda estaba lanzando un farol, intentando hacerla hablar. No podía caer en la trampa.Catalina recobró rápidamente
Jorge había revisado las cámaras de seguridad del exterior y logró identificar a un grupo de personas sospechosas que empujaban un enorme contenedor de limpieza. Era lo suficientemente grande como para esconder fácilmente a dos personas de complexión pequeña, como Amanda y Catalina. La preocupación por su seguridad aumentó a medida que rastreaba sus movimientos. Temía lo peor.En ese momento, en una sala privada, el secretario le informó a Lucas sobre la situación.— Lo tengo claro — respondió Lucas, su tono frío mientras sus dedos tamborileaban rítmicamente sobre la mesa.— Jorge, Jorge… Nunca pensé que te importara tanto como para perder la cabeza. Amanda, ¿cómo es posible que hayas conquistado su corazón de esa manera, cuando en tres años jamás lograste despertar lo mismo en mí? ¿En verdad sentiste algo por mí?Lucas entrecerró los ojos, con una mezcla de frustración e incomprensión. Sentía una presión en el pecho que no podía liberar.En ese momento, Viviana salió de la habitación