Viviana no dejaba de enviarle mensajes a Lucas, explicando que había actuado impulsivamente, que no había pensado bien las cosas, y suplicándole que la perdonara. Sin embargo, Lucas no respondió. Aquella noche, que debía ser su noche de bodas, había terminado de la peor manera posible. En lugar de disfrutar juntos, ella estaba sola en el hospital, llorando en silencio. Las lágrimas le llenaban los ojos, pero no podía emitir sonido alguno, ya que su garganta estaba ardiendo de dolor. Viviana no dejaba de culpar a Amanda por todo lo ocurrido. Si Amanda no hubiera tendido esa trampa para arruinarla, ella no habría mencionado lo de su abuso en la fiesta, y el escándalo no habría escalado tanto.Ahora, Lucas ni siquiera quería hablarle. Pero al menos ya estaban casados, así que no podía abandonarla por completo. Aunque su relación había quedado dañada, aún había esperanza de que todo se solucionara.— Maldita sea Amanda, maldita perra— murmuraba entre las sábanas blancas Viviana se juró
El corazón le dio un vuelco a Amanda.¿Jorge en serio quería consumar su matrimonio para protegerla y cuidarla el resto de su vida? ¿Lo hacía en verdad movido por un sentimiento de compasión, por un sentido de responsabilidad o porque sabía que su relación con Catalina ya no tenía futuro, y por eso prefería estar con ella? ¿o tal vez solo la amaba? En ese momento, su mente se llenó de pensamientos confusos. Por un instante, estuvo a punto de aceptar, pero al recordar la situación en la que se encontraban, recuperó la compostura.— No, de verdad no quiero que te sientas obligado a cuidar de mí toda la vida. Mi vida es mi responsabilidad, y no necesito que nadie cargue con mis pesares— respondió, tratando de sonar firme.— Lo hago porque quiero. Desde el momento en que te salvé, supe que quería ser responsable por ti— replicó él, con determinación.— Tu sentido del deber es demasiado fuerte, Jorge. No vale la pena.— Te equivocas. Tú lo vales todo — dijo él, mirándola directamente a los
Jorge lo cuestionó con una rabia e indiferencia que dejó al pobre Lucas sin palabras. No podía negar que él había sido quien le contó a Viviana sobre lo sucedido con Amanda, pero nunca tuvo la intención de usar esa información para dañarla de esa manera.— Por eso estoy dispuesto a hacer que Viviana se disculpe públicamente. ¿Eso no es suficiente? Jorge, tienes que entender que esto ya se ha salido de control, podría poner represalias por intento de homicidio. — El honor y futuro de nuestras familias están en juego. No necesitamos que esto se convierta en un escándalo mayor. ¿Por qué no tratamos de encontrar pues un punto medio? Si nuestras familias se alían, nadie se atreverá a decir nada. Nadie se arriesgaría a enfrentarnos, no en la Ciudad Sol — intentó Lucas, buscando apelar a la razón de Jorge.— Yo no tengo la última palabra en esto. Le preguntaré a Amanda lo que piensa — respondió Jorge, cortante.— ¡Jorge! Tú y yo podemos tomar esta decisión. ¿Por qué necesitas consultarle ent
En ese instante, las palabras "seguridad" tomaron forma tangible para Amanda: esa sensación era Jorge, le costaba respirar de solo imaginarlo. Había supuesto que Jorge se habría marchado al grupo empresarial, y si no lo había hecho, no esperaba que estuviera esperando frente a la puerta. Jamás tampoco pensó que él habría esperado todo ese tiempo, aguardando su decisión. Incapaz de contenerse, corrió hacia él y lo abrazó con fuerza.Jorge, con las manos aún a los lados, dudó por un momento antes de devolverle el gesto, acariciándole la espalda con torpeza.— ¿Qué es lo que sucede?— preguntó suavemente.— Ya lo he decidido... — Amanda cerró los ojos y exhaló profundamente— . No lo haré público, pactaremos con esos dos miserables.Había estado decidida a no ceder, dispuesta a llevar todo al extremo, sin miedo a enfrentarse a las consecuencias. Pero al ver a Jorge en la puerta, esperando pacientemente, se dio cuenta de que no podía ser tan egoísta. Tenía que pensar en él, se lo debia; el
Si Viviana no hubiese sido tan estúpida, jamás habría caído en esa trampa tan pendeja. Podría haberse limitado a una disculpa pública, pero no, tuvo que mencionar lo de Amanda, y ahora la situación ya era difícil de solucionar. Que Viviana se disculpara públicamente ya era una humillación suficiente, y Lucas lo sabía. Aceptar aquello era perder algo de su orgullo, pero pedirle que se arrodillara era demasiado.Viviana era ahora su esposa. Que se humillara y doblara rodilla frente a Amanda sería mucho, y eso afectaría directamente su reputación.—Eso no va a pasar —dijo Lucas, rechazando la propuesta de inmediato.Amanda no se sorprendió. Sabía que Lucas no iba a permitir una humillación tan grande para su esposa, más por su reputación que pensando en ella y en cómo se sentiría. Al fin y al cabo, para ellos, lo que le sucedía a uno afectaba al otro.—Entonces no tenemos nada más que discutir. Prepárate para que ambos caigan bien juntos —respondió implacable Amanda.—¿No piensas acaso en
Amanda apenas le dedicó una mirada indiferente a Lucas antes de desviar su atención hacia Viviana, cuya expresión era demasiado interesante como para perdérsela. El rostro de Viviana estaba tan pálido como una hoja de papel, sus labios desprovistos de color. Miraba a Lucas con ojos vacíos, como si aún no pudiera procesar lo que estaba sucediendo, como si no lo conociera.Amanda no pudo evitar encontrarlo irónico. Viviana, por alguna razón, se había creído intocable. Mientras no se tocará el núcleo de los intereses de Lucas, él la priorizaba. Pero en cuanto el bienestar de la empresa entraba en juego, Lucas no dudaba en ponerla como chivo expiatorio. Amanda lo sabía muy bien, después de haber estado con él durante tres años. Sin embargo, Viviana parecía haber creído que era la excepción, que ella era la "luz de la luna" de Lucas, inalcanzable para los demás, y que sería su prioridad. Pero, tal como Amanda previó, no había excepciones cuando de negocios se trataba.Mientras sus pensamie
Amanda lentamente retiró su pie de la espalda de Viviana y dijo:— Te has disculpado, pues bien que lo hayas hecho, pero yo por mi parte nunca te perdonaré. Recuerda muy bien esto, Viviana: este tipo no es alguien por quien yo haya luchado contigo. Es simplemente una mierda de hombre que ya no quiero y te lo he dejado a ti. Espero que eso te ayude a darte cuenta, lo que hizo conmigo lo hará contigo y esto es una prueba de lo que es capaz de permitir.— ¡Amanda carajo! — gritó Lucas, apretando los puños con fuerza. Si no fuera por la presencia imponente de Jorge, probablemente ya habría perdido el control.— Ah, y por cierto, en la boda olvidé felicitarte. Lucas, te deseo que nunca puedas tener hijos, pero que te veas rodeado de nietos. Y a ti, Viviana, te deseo felicidad en tu segundo matrimonio, y ya que estamos, te adelanto las felicitaciones para tu tercer y cuarto matrimonio también.La burla fue demasiado para Lucas, quien finalmente no pudo contenerse más. Arrojó su taza de café
Amanda, en su estado febril, ya apenas podía sentir vergüenza. Solo llevaba puesta su ropa interior de encaje blanco, lo que la dejaba descubierta mientras Jorge le aplicaba alcohol en las articulaciones para reducir su fiebre. El alivio fresco de la fricción sobre su piel la ayudaba a sentir algo de comodidad. Después de haber aplicado el alcohol en la parte delantera, Jorge la giró suavemente para aplicar un poco más en la espalda. Su cuerpo se relajó, y se quedó medio adormecida, sin prestar atención a lo que ocurría a su alrededor.De repente, Jorge detuvo sus movimientos, notando una cicatriz en su espalda baja, cerca de la columna vertebral. Su dedo pasó suavemente sobre la marca, y su voz rompió el silencio.— ¿De dónde viene esta cicatriz? — preguntó en voz baja.Amanda, con la mente nublada por la fiebre, trató de recordar.— Creo que... es de cuando era pequeña... — Respondió débilmente— . Mi mamá me dijo que me caí desde un lugar alto y me golpeé la cabeza, me dijeron que u