Catalina no se atrevía a decir la verdad. Sabía que Jorge hablaba en serio cuando se trataba de Amanda.— Ella lo que quería era que en ultimas si no fuese con ella, Jorge se casara con alguien que no amara, si era por cumplir con las expectativas de sus padres. Eso significaría que ella seguiría siendo el centro de su atención, podría acercarse a él sin restricciones, aun así, bajo la apariencia de ser solo hermanos, y se conformaría con eso.Pero con Amanda era diferente. Ella había captado toda la atención y el cariño de Jorge, desplazándola a ella. Ya no era la persona más importante para él, y eso la atormentaba. Pensar en ello la hacía llorar sin control, pero no se atrevía a confesarlo. Sabía que, si Jorge descubría sus verdaderos sentimientos hacia él, la apartaría para siempre.— ¿Investigaste sobre ella? ¿Se lo contaste a nuestros padres? — preguntó Jorge, con el rostro endurecido.— ¿Y no debería acaso yo de haberlo hecho? Si toda Ciudad Sol se entera de que te casas con una
— De verdad que no me siento tranquilo dejándola sola en casa. — dijo Jorge.— ¡Ay, hermanito! Pero yo en cambio me escapé de casa varios días y ni te importó. Hace mucho que no hablamos como antes, y en serio que tengo muchas cosas que contarte. ¿Por qué no y platicamos y me ayudas a dormir, así como cuando éramos niños? Nos vamos juntos mañana, ¿sí? Te prometo entonces que aceptare a Amanda, ¿no puedes tratarme un poquito mejor?Jorge pensó en lo duro que había sido con Catalina últimamente, así que accedió a quedarse.Pasó un buen rato conversando con Catalina, hasta que ella finalmente se quedó dormida. Ya eran las doce de la noche.— En lugar de quedarse en el hotel, Jorge decidió bajar al auto y se sentó en él.Abrió la aplicación de seguridad de la casa para ver a qué hora había llegado Amanda y qué había hecho. Aunque estaban en guerra de silencio con ella, él seguía pendiente de cada movimiento suyo. Sabía que espiar no estaba bien, pero no podía evitarlo hacerlo.— Sin embarg
— Tranquilo, yo por mi parte no tengo nada que esconder. — respondió Amanda con rabia, aunque su aspecto débil y cansado hacía que sus palabras no tuvieran mucha fuerza.— Anoche… ¿dónde estuviste anoche? Parece que tampoco volviste a casa. — Me fui a buscar a Catalina. Se está comportando cada vez peor, juntándose con gente de mala reputación.— ¿Estuviste toda la noche?— Sí… me quedé en el hotel para vigilarla, por si se le ocurría escapar.Jorge contestó con tono despreocupado, sin atreverse a contar la verdad. No quería que Amanda supiera que había pasado la noche en vela, cuidándola en el hospital.Amanda sonrió. Ellos sí que se cuidaban, incluso hasta pasar la noche juntos. Jorge probablemente estaba enamorado de Catalina, quizás sin darse cuenta, o tal vez lo sabía, pero no podía admitirlo por la situación.Justo cuando pensaba en esto, Catalina apareció con un ramo de flores en la mano.— Cuñadita, en cuanto lo supe vine de inmediato a verte.Esta vez Catalina hablaba con un t
Al salir del cuarto, Catalina llamó a Lucas.—Luquitas, ¿cómo está Viviana?— Ya la dieron de alta. Me encargué de todo lo que pude y seguí todos los concejos que por ahí encontré. Ya cuando pase todo esto, la sacaré un poco a dar un paseo para distraerse.— Me alegra muchísimo saber que está bien. Últimamente parece que todos andan metidos en el hospital.— ¿Quién más está en el hospital?— Amanda, a ella le hicieron una operación y parece que fue algo grave. La pobre está sola, mi hermano ni siquiera se ha preocupado por ella, y la dejó botada a su cuenta en el hospital y se fue. Ni siquiera se atrevió a llamar a su familia, tuvo que contratar a unas enfermeras para que la cuidaran. Me dio tanta pena ajena por ella que fui a verla.— ¿Qué tipo de operación hablas? ¿Fue algo grave?Lucas sonaba preocupado.— La verdad no lo sé, y no quiso tampoco decírmelo y no me pareció correcto insistirle. Pero parecía grave. Lucas, ¿por qué no vas a verla? Al fin y al cabo, Amanda estuvo contigo t
— El mensaje de Viviana tardó bastante en llegar, pero Catalina veía claramente cómo aparecía el indicador de “escribiendo” en la pantalla.— Estoy de veras muy segura de que Lucas no se dejará engatusar.Finalmente, Viviana envió una respuesta ambigua, tratando de mantener su compostura. Catalina soltó una risa irónica.Ese era su estilo. Para no romper su fachada de persona serena y educada, no podía permitirse armar un escándalo. Pero no le importaba, lo único que quería era plantar la semillita de la desconfianza entre esos dos. Sabía que Amanda no lo tendría fácil a partir de ahora.Sin contestar más, Catalina llamó a Jorge.— Hermanito, ¿dónde estás?Estoy llegando al hospital, ¿por qué?Espérame en la entrada, voy para allá.Catalina bajó rápidamente y en poco tiempo encontró el auto de Jorge.Él había pasado antes por la casa para traer algo de comida, pensando que Amanda estaría harta de la insípida comida del hospital. Aunque debía comer ligero, no significaba que no pudiera
— Hermanito, por favor, haz de veras como si no hubieras visto nada. Y por lo que más quieras, no le digas a Amanda que sabes lo que pasó. Apenas estamos empezando a llevarnos bien, y si se entera, ya no va a confiar en mí. — dijo Catalina con tono lastimero.— Tú quédate tranquila, que yo no le diré nada.— Vamos, vámonos antes de que se dé cuenta de que estuviste aquí.Catalina lo tomó del brazo mientras salían, hablando sin parar.— Cuando una mujer está enferma, se siente vulnerable y triste. Ella de por sí estuvo con Lucas tres años, es normal que le cueste algo olvidarlo. Sentirse sola y llamar a Lucas en su estado es muy comprensible...— ¿Llamó a Lucas en vez de a mí?Jorge se detuvo de golpe, su voz se volvió con rabia.— El doctor le estaba revisando la herida y parece que no lo hizo con tanto cuidado y esto le dolió un poco. Le dolía tanto que quiso llamarte, pero no sé cómo, terminó llamando a Lucas.Catalina mintió sin pestañear, sin un solo gesto que delatara su engaño. J
— ¿Qué es lo que haces aquí? — preguntó Amanda, frunciendo el ceño al ver a Catalina— Solo vine a verte. Mi hermanito está ocupado y no puede venir.— ¿Cómo lo sabes?— Me lo acaba de decir. ¿No te avisó? No pasa nada, ya te lo estoy diciendo yo.Catalina sonrió, pero para Amanda sus palabras sonaban especialmente hirientes.— Es que mi hermanito también tiene lo suyo por hacer, pero debería haber venido a verte. Después de todo, pasaste por una operación. Le diré que venga a verte más tarde.— Ni más hace falta, yo puedo manejarlo sola. — Amanda la interrumpió rápidamente.— Quiero mejor descansar, si no tienes nada más que decir, te puedes ir.— Bueno, entonces vendré mañana a verte, cuñadita.Catalina salió de la habitación con aire triunfal, claramente satisfecha con el resultado.A la mañana siguiente, cuando Amanda abrió los ojos, se encontró con Pablo sentado junto a su cama.— ¿Pablo? ¿Qué haces aquí?— Intentó incorporarse, pero el dolor la hizo detenerse.— No te muevas de a
— Esa pregunta debería hacerla más bien yo. ¿No tienes acaso nada que contarme?— Amanda se sintió tranquila, no había nada de qué hablar entre ella y él. Era él quien debería sentirse avergonzado por sus sentimientos inapropiados hacia Catalina, ¿se atrevería pues a admitirlo?Jorge apretó los labios, sin intención de contarle que había ido el día anterior, ni que le había llevado también comida para ella. Había visto cómo Amanda disfrutaba del sancocho de Pablo, sin imaginar su propia decepción al marcharse en silencio.— Yo siempre actúo con transparencia. No tengo nada que ocultar a nadie.Amanda, al escuchar esto, estuvo a punto de explotar. ¿Transparente, él?— Claro, lo que digas entonces. No te necesito aquí.— Tienes razón, aquí tienes de sobra quien te mime.— Sí, y de hecho así es. ¡No te necesito!Amanda seguía furiosa porque Jorge no había aparecido en todo ese día. Incluso Lucas, con lo despreciable que era, había venido a verla. Pero Jorge, después de su breve visita, des