Amanda se puso al instante rígida como una estatua.¿Catalina Toledano entonces al final no era una Toledano? ¿Solo una adoptada? Pero al parecer nadie más lo sabía, parecía estar ocultado muy rigurosamente.Catalina miró aturdida el portarretratos y murmuró para sus adentros: estaba claro que quería a Jorge hasta los huesos.Y no era para menos, Amanda sentía que los hermanos eran demasiado cariñosos y siempre se sentía un poco incómoda al notar la actitud de Catalina.Amanda se quedó inmóvil, sintiendo de repente que no debía quedarse más tiempo parada allí, como si hubiera aprendido inadvertidamente algo inimaginable de confesar.Se alejó a trompicones y regresó a toda prisa al estudio, encerrándose en este.No era de extrañar entonces que Catalina le cayera tan mal, la trataba pues como a una rival amorosa.¿Y Jorge entonces?¿Estaba acaso también enamorado de Catalina, pero no podía aceptarlo debido a su moral así que se negaba?¿O era acaso otra cosa?Pensó en su tono amable al c
— La relación entre ellos dos era entonces de veras muy profunda.— ¿Será que Catalina se habrá dado dé cuenta de lo tuyo con Jorge y te está complicando las cosas? Amanda, de verdad te aconsejo que deberías terminar con eso cuanto antes. Jorge es mucho más peligroso de lo que te imaginas.— Gracias por preocuparte, pero lo manejaré a mi manera.Amanda salió de la casa de los Cardenal sintiéndose mareada y confusa. No sabía por qué sentía una presión tan fuerte en el pecho, como si tuviera una piedra clavada allí, pero esa piedra se la tenía que sacar de su corazón.Soltó un suspiro pesado, tratando de calmarse. Jorge la había salvado tantas veces, para ella era como su héroe, una especie de hércules intocable al que admiraba y respetaba profundamente. Pero esa admiración se había convertido en algo más, en un afecto que no podía evitar, a pesar de saber que confiar en los tipos como él no era lo suyo.— Aun así, cuando se habia enterado de los sentimientos prohibidos de Jorge hacia Ca
Pablo también se sintió algo incómodo, pensando que Jorge se había pasado con su comentario.— Jorge, ella no tiene la culpa, ¿cómo puedes hablarle así? — dijo en voz baja.— ¿Dije acaso algo inapropiado? — respondió Jorge con indiferencia, levantando una ceja y mirando a Amanda.Amanda también estaba molesta. Si no quería tenerla allí, pues allá él. ¿Qué más daba?— Claro, soy solo una extraña. Hablen ustedes tranquilos, pero esta es mi oficina, así que, por favor, váyanse.Jorge no dijo nada más, se dio la vuelta y se fue a la oficina de Pablo.— Sé que eres bastante frío con las mujeres, pero deberías medir tus palabras para no ser hiriente. ¿Qué te hizo Amanda tan malo como para que la trates así?Jorge permaneció en silencio, apretando los puños sin decir nada.Recordaba lo que ella había escuchado... que tarde o temprano terminarían, que solo era un juego.¿En serio lo veía como un pasatiempo para llenar su soledad?— Hablemos del trabajo. No quiero discutir nada más.Pablo, vien
Amanda no podía seguir preocupándose por mantener su orgullo. Su salud era lo más importante, así que decidió llamar. Normalmente, Jorge respondía rápido a sus llamadas, pero esta vez el tono de espera se prolongó. Finalmente, alguien contestó.— Jorge, estoy en...— Amanda, soy Catalina.Por un instante, Amanda se quedó paralizada, el dolor desapareció momentáneamente, y sintió que todo su cuerpo se tensaba.— ¿Dónde está Jorge?— Está en el baño y no puede atender el teléfono. Por cierto, esta noche no volverá a casa, así que no lo molestes.Antes de que pudiera decir algo más, Catalina colgó. Amanda se quedó con las palabras atoradas en la garganta.— ¿Qué fue lo que pasó? ¿Ya llegó el familiar? Tenemos todo listo para la operación. — preguntó la enfermera al salir.— Lo siento mucho, pero no va a venir nadie. Puedo hacerlo yo sola. — respondió Amanda, tratando de mantener la calma.— Está bien pues debes saber que la cirugía tiene riesgos. Lee bien y firma aquí para dar tu consenti
Catalina no se atrevía a decir la verdad. Sabía que Jorge hablaba en serio cuando se trataba de Amanda.— Ella lo que quería era que en ultimas si no fuese con ella, Jorge se casara con alguien que no amara, si era por cumplir con las expectativas de sus padres. Eso significaría que ella seguiría siendo el centro de su atención, podría acercarse a él sin restricciones, aun así, bajo la apariencia de ser solo hermanos, y se conformaría con eso.Pero con Amanda era diferente. Ella había captado toda la atención y el cariño de Jorge, desplazándola a ella. Ya no era la persona más importante para él, y eso la atormentaba. Pensar en ello la hacía llorar sin control, pero no se atrevía a confesarlo. Sabía que, si Jorge descubría sus verdaderos sentimientos hacia él, la apartaría para siempre.— ¿Investigaste sobre ella? ¿Se lo contaste a nuestros padres? — preguntó Jorge, con el rostro endurecido.— ¿Y no debería acaso yo de haberlo hecho? Si toda Ciudad Sol se entera de que te casas con una
— De verdad que no me siento tranquilo dejándola sola en casa. — dijo Jorge.— ¡Ay, hermanito! Pero yo en cambio me escapé de casa varios días y ni te importó. Hace mucho que no hablamos como antes, y en serio que tengo muchas cosas que contarte. ¿Por qué no y platicamos y me ayudas a dormir, así como cuando éramos niños? Nos vamos juntos mañana, ¿sí? Te prometo entonces que aceptare a Amanda, ¿no puedes tratarme un poquito mejor?Jorge pensó en lo duro que había sido con Catalina últimamente, así que accedió a quedarse.Pasó un buen rato conversando con Catalina, hasta que ella finalmente se quedó dormida. Ya eran las doce de la noche.— En lugar de quedarse en el hotel, Jorge decidió bajar al auto y se sentó en él.Abrió la aplicación de seguridad de la casa para ver a qué hora había llegado Amanda y qué había hecho. Aunque estaban en guerra de silencio con ella, él seguía pendiente de cada movimiento suyo. Sabía que espiar no estaba bien, pero no podía evitarlo hacerlo.— Sin embarg
— Tranquilo, yo por mi parte no tengo nada que esconder. — respondió Amanda con rabia, aunque su aspecto débil y cansado hacía que sus palabras no tuvieran mucha fuerza.— Anoche… ¿dónde estuviste anoche? Parece que tampoco volviste a casa. — Me fui a buscar a Catalina. Se está comportando cada vez peor, juntándose con gente de mala reputación.— ¿Estuviste toda la noche?— Sí… me quedé en el hotel para vigilarla, por si se le ocurría escapar.Jorge contestó con tono despreocupado, sin atreverse a contar la verdad. No quería que Amanda supiera que había pasado la noche en vela, cuidándola en el hospital.Amanda sonrió. Ellos sí que se cuidaban, incluso hasta pasar la noche juntos. Jorge probablemente estaba enamorado de Catalina, quizás sin darse cuenta, o tal vez lo sabía, pero no podía admitirlo por la situación.Justo cuando pensaba en esto, Catalina apareció con un ramo de flores en la mano.— Cuñadita, en cuanto lo supe vine de inmediato a verte.Esta vez Catalina hablaba con un t
Al salir del cuarto, Catalina llamó a Lucas.—Luquitas, ¿cómo está Viviana?— Ya la dieron de alta. Me encargué de todo lo que pude y seguí todos los concejos que por ahí encontré. Ya cuando pase todo esto, la sacaré un poco a dar un paseo para distraerse.— Me alegra muchísimo saber que está bien. Últimamente parece que todos andan metidos en el hospital.— ¿Quién más está en el hospital?— Amanda, a ella le hicieron una operación y parece que fue algo grave. La pobre está sola, mi hermano ni siquiera se ha preocupado por ella, y la dejó botada a su cuenta en el hospital y se fue. Ni siquiera se atrevió a llamar a su familia, tuvo que contratar a unas enfermeras para que la cuidaran. Me dio tanta pena ajena por ella que fui a verla.— ¿Qué tipo de operación hablas? ¿Fue algo grave?Lucas sonaba preocupado.— La verdad no lo sé, y no quiso tampoco decírmelo y no me pareció correcto insistirle. Pero parecía grave. Lucas, ¿por qué no vas a verla? Al fin y al cabo, Amanda estuvo contigo t