—Estoy bien, y ya me siento mucho mejor. ¿Podrías quedarte conmigo un poco más, por favor? No quiero que te vayas tan pronto.Quizás porque acababa de despertar de una enfermedad, su voz estaba llena de fatiga y debilidad.Jorge quería reprenderla por haber considerado una acción tan desesperada, pero al verla en ese estado, decidió contenerse.—Estoy aquí, y no me iré a ninguna parte.Jorge se quedó cuidándola, pero aún estaba preocupado por su estado, así que presionó el botón de llamada. El doctor llegó para revisarla; ya no tenía fiebre y por el momento no había complicaciones.Por precaución, lo mejor sería observarla un día más, pero también podían volver a casa de inmediato.Amanda optó por regresar a casa.No quería quedarse en un entorno tan extraño.—Jorge, ¿podemos irnos a casa? No quiero quedarme aquí.—Está bien, devolvámonos a casa.Después de cambiarse de ropa, estaba tan débil que no podía caminar. Pensaba pedirle a Jorge que le consiguiera una silla de ruedas, pero no
—Hasta que cayó en manos del señor Toledano, no supe nunca más de su paradero. ¡Al final resulto estaba involucrado en el crimen! Eso me rompió el corazón. Pensar que le causó tantos problemas me hace sentir culpable, por eso vine a disculparme —dijo con remordimiento.—Yo también he asignado más personal. Si ese bastardo se vuelve a aparecer, será llevado derecho a la cárcel.—Te lo agradezco mucho.Jorge mantuvo una expresión impasible con una cara de póker. ¿En serio se lo había creído? Eso era algo aun por adivinar.—Curiosamente, ayer mi automóvil tuvo un pequeño accidente con el auto de una dama que al parecer está relacionada con usted. ¿Su novia?—Ella es mi esposa.Cuando Jorge pronunció esas palabras, su mirada se posó en William, quien entendió la situación.—¡Vaya! ¡Pero qué coincidencia! ¡De verdad que estamos conectados! —dijo William con una sonrisa.—Por cierto, tengo un proyecto que me gustaría proponer, la sociedad Toledano S.A. La próxima vez que le visite, llevaré e
Después de que William se fue, Amanda bajó rápidamente las escaleras.—¿De qué fue lo que hablaron? ¿Te sientes bien? Tienes un mal semblante.Amanda lo miraba con mucha preocupación. Sin embargo, lo que no esperaba fue que Jorge la envolviera en sus brazos. Pudo sentir su tensión; su cuerpo temblaba ligeramente de miedo.—¿Jorge... estás bien?Intentó soltarse para ver cómo estaba él, pero justo en ese momento, escuchó su ronca voz susurrando en su oído.—Por favor no te muevas, déjame abrazarte tan solo un instante más.Al escuchar esas palabras, Amanda no se atrevió a moverse. Dudó por un largo rato antes de dejar caer suavemente sus manos sobre la espalda de él, acariciándolo para calmarlo. Él la abrazaba con esos abrazos de oso con algo más de fuerza que lo normal, pero no se quejó.El tiempo paso y él finalmente la soltó.—No le heches tanta cabeza al asunto. En un rato te llevaré al asilo para que visites al abuelo. Yo en cambio tengo que atender primero algunos asuntos.—¿Todo
—La mejor manera ahora es encontrar una excusa para detenerlo y luego proceder investigarlo. ¿Su pasaporte y otros documentos no tienen acaso problemas? —preguntó Javier.—No hay ninguna irregularidad en ellos.Carlos, con su vasta experiencia en investigaciones, sabía que no había manera de involucrarlo sin las pruebas concretas.El trabajo de los policías aduaneros es demasiado peligroso, y es fácil exponerse. No quería involucrar a sus antiguos compañeros. Las familias de Carlos y Javier vivían en Ciudad Sol, y él tenía la capacidad de protegerlos allí.—Creo que tengo una idea —dijo Javier—No fue en esa misma embarcación donde salvaste a una de las víctimas, ¿verdad? Deja que William crea que fue esa víctima quien pasó información en secreto, lo que les permitió llegar tan rápido. En su mundo, hay reglas. Si alguien traiciona, deben ajusticiarlo para protegerse.—Jorge, encuentra a esa persona y haz correr el rumor. William, con la posición que ha alcanzado, tiene muchos subordina
—¿Amanda acaso no me escuchas? —Carlos la llamó, pues tras hablar, ella no le respondió.Amanda tardó en reaccionar, apretando el celular con sus sudorosas manos.—Sí... Te escucho bien y discúlpame. Hablaré con Jorge, ya que Carlos de veras entiendo lo que dices. El sacrificio de un chivo expiatorio es necesario si de salvar a muchos estamos hablando...—No es para nada un sacrificio, protegeremos al cebo de forma razonable. Es un caso especial, y William ya no es solo un contrabandista cualquiera. Tanto Jorge como yo ya estamos retirados, y a veces tenemos que usar métodos digamos un poco no convencionales, de cualquier otra forma no tenemos ninguna otra opción...—Lo entiendo bien... hablaré con él.—Eres la única que verdaderamente puede convencerlo. Muchas gracias por tu ayuda.Amanda colgó y apoyada en la pared y sintiéndose sin fuerzas se deslizó lentamente hasta el suelo. No quería ser el cebo. No quería volver a pasar por algo tan macabro. Por eso incluso con la protección de
—¿Por qué carajos me apresuraste tanto? ¿Tienes alguna nueva idea?Javier estaba lleno de confusión, pero nunca se esperó que, al siguiente segundo, Jorge le lanzó un puño directo a la cara, dejándolo con la nariz escurriendo sangre y morada.—¿Qué coños estás haciendo?Carlos se asustó y rápidamente lo agarró para detenerlo. Javier, que estaba en el suelo, también estaba desconcertado:—Jorge, ¿te has vuelto loco?—¿Por qué le contaste todo a Amanda?—¿A mi cuñada? ¿Mi cuñada lo sabe entonces? ¿Cómo es eso posible? Yo no le he dicho nada. —Javier no lo sabía y comenzó a ponerse nervioso.—Si no fuiste tú, ¿entonces quién mierdas fue?—No culpes a Javier. Fue Amanda quien misma me llamó. Cuando salió el tema a relucir, lo mencioné de pasada, sugiriendo que te convenciera. ¿Entonces ya está ella de acuerdo? ¿Dónde está pues la víctima? ¿Ha explicado ya la situación? ¿Está entonces dispuesta a cooperar? —preguntó Carlos expectante.Al escucharlo, tanto Jorge como Javier se pusieron visib
Después de la conversación, Carlos y Javier se marcharon. Carlos la miraba con ojos de disculpa. Amanda sabía que apreciaban a Jorge como si fuese su propio hermano, y que, si hubieran sabido que la víctima era su esposa, nadie habría tomado una decisión así de precipitada. Todo había sido pura coincidencia, lo que demostraba que todo era parte del plan divino.Cuando se fueron, la casa se sumió en un silencio profundo, haciendo que la respiración de ambos se volviera difícil. Jorge la abrazó firmemente.—Sé que alguien tiene que sacrificarse, y yo ya estoy preparado para hacerlo en cualquier momento, pero no quiero que tú seas parte de eso.No podía imaginarse un día en el que Amanda le pasara algo por su culpa.—¿Qué pasa? ¿No me crees acaso capaz? —Amanda se giró, con una sonrisa cálida que iluminaba su rostro.Intentaba parecer despreocupada para consolar a Jorge, pero sus manos, que se cerraban en puños, la traicionaban, revelando su nerviosismo y miedo.—Jorge, todos estamos haci
Amanda estaba algo cansada y se sentó al borde de la piscina a dar pataditas en el agua. A sus espaldas, escuchó pasos. Alguien se acercaba.Su corazón se preguntaba si, ¿sería acaso William que, al verla sola, había decidido buscarla? Ahora, ella había pasado a ser la principal culpable de que varios de los secuaces de William estuviesen en prisión. Por eso para mantener él su credibilidad, tendría que sacarla del camino, aún si eso significaba correr riesgos a cuenta propia. Porque si no lo hacía, le sería difícil seguir siendo respetado. Los tipos con los que se codeaba eran malvados y retrecheros, pero en cuanto a lealtad concernían, esta era lo más importante de mantener. Solo respetaban a quien valoraba a los suyos propios, ya que ellos eran quienes estaban dispuestos a poner el pecho por su protección.Amanda bajó la voz y le preguntó:—Javier, ¿William se está acaso acercándose?—¡La cámara del jardín esta apagada, no podemos ver nada ahora mismo!Al escuchar esto, el corazón