–Buenos días – saludó a Mathew y Susan que estaban juntos reunidos terminando de analizar los últimos detalles del evento que ya estaba prácticamente montado.Susan saludó a la joven, pero tenía demasiadas cosas en la cabeza como para darse cuenta de sus ojeras y de lo cansada que lucía, contrario a Mathew, quien lo notó de inmediato.–¿Estás bien? – le preguntó, cuando Susan los dejo a solas.–Si, solo fue una noche difícil, no pude dormir mucho, creo que me dará gripa – Mathew la miró fijamente y se dio cuenta enseguida que se trataba de mucho más que solo eso.–¿Y esa gripa tiene nombre? – cuestionó con suspicacia.Emma miró a su amigo y entonces los ojos volvieron a enrojecérsele.–No sé de qué estás hablando, Mathew – se tragó el nudo que se había formado en su garganta.–¿Qué fue lo que hizo el idiota de tu esposo ahora? Y no intentes cubrirlo y decirme que no se trata de él, porque estoy seguro de que, si es por su culpa, ¿Qué fue lo que paso, Emma?–Nada – ella no iba a discut
Tras bambalinas, las chicas hicieron la fila en orden de salida para dar comienzo al desfile, Emma, al ser cabeza de la fila, estaba prácticamente hiperventilando, su corazón estaba acelerado y tuvo que controlar su respiración porque dentro de solo algunos segundos, tendría que dar la cara al público.«No puedes equivocarte, no puedes echarlo a perder» se dijo a sí misma.Después de que el director de coreografía contara hasta diez, la música comenzó a sonar y fue el turno de Emma de salir al escenario. Desde que estaba tras bambalinas, comenzó a caminar de forma solmene, de modo que cuando las luces se encendieron y los reflectores se pusieron sobre ella, lució con toda la seguridad que ameritaba un evento como tal.Al compás del ritmo, Emma contoneó sus caderas de izquierda a derecha, caminando en línea recta, con la barbilla arriba, la espalda erguida y los ojos mirando siempre al frente, se veía como una mujer poderosa y justamente asi se sentía. Aquella adrenalina que recorrió p
Después de que Dante saliera del camerino, Emma se sentó porque sentía que en cualquier momento desfallecería allí mismo, en ese suelo en donde tambien estaban regados todos los pétalos de las flores que Dante compró exclusivamente para ella, pero que a Emma no le parecieron más que otra de las muchas ofensas que él cometió en su contra.Era como si quisiera verle la cara de estúpida, como si pensara que ella era una idiota y lo comprobara comprándole unas insípidas flores a las que ella ni siquiera les encontraba la finalidad, ¿Acaso pretendía comprarla con regalos ridículos y poco significantes?Después de terminar de vestirse, Emma se soltó la coleta apretada que tenía en el cabello, y a pesar de que intentó distraer su mente con otras cosas, no podía dejar de pensar en Dante y en lo que acababa de pasar. Por un segundo, ella vio una chispa de honestidad en sus ojos, la confusión de su rostro incluso le hizo pensar en la posibilidad de que ella hubiera imaginado todo lo que escuchó
Después de un par de minutos juntos, Dante no pudo morderse la lengua por mucho más tiempo, así que dejo salir lo que tenía atorado entre pecho y espalda.–Esta no es la Emma que me gusta ver – siseó, y a pesar de que Emma estaba medio inconsciente por todo el alcohol que había bebido, pudo escuchar y comprender sus palabras a la perfección – no necesitas emborracharte para ser honesta conmigo, ese es un rasgo que solo los cobardes tienen, y tú puedes ser muchas cosas, menos una cobarde – susurró, atándole el cabello en un coleta baja – eres mucho más que una noche de fiesta, tú no eres esta persona que está frente a mí, y espero que entiendas a que me refiero.–Yo ya no sé ni quien soy, Dante – ella levantó los hombros, dolida porque sabía que, a pesar de todo, Dante tenía toda la razón en lo que estaba diciendo – toda mi vida ha estado rodeada de mentiras y de catástrofes, primero mis padres, después mi hermano enviándome lejos durante toda mi juventud – ella soltó un hipo y siguió
A la mañana siguiente, Emma despertó con una jaqueca increíble, tenía el estómago revuelto, le dolía cada musculo del cuerpo y se sentía como si un auto la hubiera atropellado.–¿Dónde diablos estoy? – preguntó en voz alta, incorporándose en la cama y mirando para todos lados.A primera impresión, le costó reconocer la habitación de Dante, es que ella hubiera esperado amanecer en cualquier sitio menos en ese, enseguida, el miedo le recorrió la sangre, ella miró debajo de las sábanas a ver si de casualidad estaba desnuda, pero soltó un suspiro de tranquilidad al darse cuenta de que estaba completamente vestida, sin embargo, eso solo hacía que la situación fuera aún más extraña, ya que no dejaba de preguntarse cómo había llegado hasta esa cama, y la pregunta que más la intrigaba… ¿Dónde estaba Dante?Como pudo, Emma se puso en pie, fue al baño y después caminó hacia la cocina, definitivamente necesitaba agua carbonatada o cualquier cosa que pudiera ayudarle a limpiar el hígado de todo e
–¿Si, diga? – Emma respondió a su teléfono mientras estaba acostada en su cama. Habían pasado un par de horas desde que desayunó con Dante, la guerra fría se mantenía en pie y ella estaba aburridísima sin nada que hacer, la mansión Neville no era precisamente el lugar más entretenido, aunque ella tampoco se sentía en la disposición de hacer un plan divertidísimo y elaborado.–Emma, soy yo, Susan – su voz se escuchaba apagada y lejana. Susan estaba incluso en peor condición que Emma – ¿Qué estás haciendo?–Nada, estoy en la casa de Dante – ella se pasó la mano por la frente, tratando de apaciguar el dolor – he estado aquí todo el día, ¿Y tú?–Yo regresé a mi casa esta mañana a las seis, pero necesito ponerme en pie e ir por algo de comer, intenté llamar a Mathew y está prácticamente en coma, dudo mucho que reaccione por todo este tiempo. ¿Te gustaría acompañarme a comer?El estómago de Emma rugió, recordándole que estaba prácticamente vacío.–Si, supongo que eso me hará bien.–¡Genia
Emma no quería regresar a la mansión, enfrentar a Dante teniendo un secreto tan importante para los dos guardado entre pecho y espalda le parecía demasiado difícil de soportar, así que, a pesar de lo mal que se sentía y de lo mucho que su mundo daba vueltas justo en ese momento, la joven Astley se decidió a cumplir la cita que tenía con Susan, quien ya la estaba esperando en el restaurante.Ciertamente necesitaba alguien con quien desahogarse, porque había muchas cosas en las que no podía dejar de pensar, y aunque Susan no era la persona que le iba a ayudar con aquellos asuntos, por lo menos podía darle una perspectiva nueva y diferente de la situación.Tal vez no era tan malo estar embarazada, quizá ella solo estaba exagerando la situación.Al llegar al restaurante, Susan se puso en pie e hizo señas con las manos, agitándolas para que Emma la viera.–Me sorprende que teniendo resaca puedas moverte tan animadamente – farfulló Emma, para quien cualquier movimiento era una completa tort
Cuando regresó a la mansión, Emma llamó a su esposo, pero no se escuchaba nada alrededor y no había rastros de él, ni siquiera su auto estaba estacionado en el frente de la casa, de modo que ella tuvo el lugar para sí misma, lo cual la alegraba, porque había muchas cosas todavía que debía poner en orden.Sin más que hacer, Emma caminó alrededor de la casa y se imaginó a un pequeño bebe gateando y jugando alrededor de los pasillos de la mansión, ciertamente tenía el espacio suficiente para que un niño creciera con toda la libertad necesaria. Aunque no quería hacerse demasiadas ilusiones al respecto, Emma incluso fue hacia una de las ultimas habitaciones, estaba vacía, solo ocupada por una cama doble y un armario, de inmediato su imaginación comenzó a volar, pensó en los colores que pondría en las paredes, en el lugar en el que pondría la cuna y la silla mecedora para que ella y Dante pudieran arrullarlo en las noches.La imagen parecía casi perfecta, el problema era, que, para Emma, la