–¿Dónde está la sala de maternidad? – preguntó Valeria cuando llegó al hospital.Esa noche, después de salir del trabajo, la mujer no resistió las ganas de visitar al heredero del apellido Neville, la mujer deseaba verlo y lo peor de todo el asunto era que ni siquiera estaba muy consciente de porque quería hacer aquello.–¿Es usted familiar? – preguntó la enfermera.–Si, soy Valeria Astley, cuñada de Emma Neville – informó, mintiendo a la mujer, quien enseguida le dio especificaciones del lugar donde podrá ver a los bebés que nacieron aquella tarde.Valeria se acercó hasta la sala y vio mediante el vidrio a todas las criaturas que dormían plácidamente cada uno en su propio espacio, ella leyó en las pequeñas etiquetas que había en las camitas trasparentes, hasta que encontró el apellido de Dante en medio de todos aquellos recién nacidos.En cuanto vio a la bebé, que supo que era niña debido al gorrito rosado que estaba usando, Valeria se quedó sorprendida con la pequeña, había escuchad
Tras haber atravesado por todo el proceso de recuperación, Emma estuvo lista y dispuesta para recibir a todos sus amigos en su casa, aquel día tambien era la celebración de los dos meses de Eva, y después de haber sufrido tantos conflictos en el embarazo Emma y Dante celebraban cada una de las pequeñas cosas con emoción y entusiasmo.–¡Joder! Que esta niña es la más mimada del mundo – exclamó Susan entrando en el patio de casa de los Neville, que estaba decorado con temática infantil, solo para la pequeña Eva.–Lo más chistoso del asunto es que ella ni siquiera es consciente de toda esta parafernalia, para ella, ustedes solo son un par de locos que se encargan de darle comida y limpiarle el pañal cada vez que ella quiere – soltó Mathew.Rebeca le dio un codazo a su novio para que dejara de ser tan aguafiestas.–Yo estoy segura de que ella si sabe lo que pasa, ¿Cierto cosita? – Emma hizo cosquillas en la barriga de su hija, provocándole una sonrisita que iluminó todo el patio.Eva era
–No quiero dejarlos a ustedes dos solos – Emma hizo un puchero mientras terminaba de ponerse los accesorios que estaba usando con su atuendo – me siento como una mala madre yéndome, es la primera vez que dejo a solas a mi bebé. Eva estaba jugando en la cuna, con uno de los muchos peluches que les regalaron los amigos de Emma el día del parto.–No va a pasar nada cariño, te mereces relajarte un poco, una noche de diversión con tus amigas no te hará daño – dijo él, tratando de ser comprensivo – además, es el cumpleaños de Susan, ¿Te imaginas el escándalo que armará si tú no te apareces allá? Se volvería loca esa mujer.–Yo sé, pero es que… ¿Y si la bebé me necesita?–Para eso me tiene a mí, ya has dejado organizado todo lo que yo podría llegar a necesitar, no entiendo porque estás tan estresada, dejaste lo biberones listos, sé dónde están sus pañales, sus toallitas e incluso conozco el sitio de sus juguetes favoritos, todo estará bien – Dante se acercó y la abrazó por detrás, dándole
–¿Por qué sales asi en mi casa? – le reprochó – no creo que sea adecuado que estes en ropa interior aquí – la reprendió – aquí vive mi esposa y mi hija tambien.–No me malinterpretes – ella caminó hacia él – solo necesito un poco de detergente para ropa blanca, estoy segura de que Emma tiene un poco y podría servirme.Dante tragó saliva y negó con la cabeza.–Creo que esto fue un error, lo mejor que puedes hacer es ir a tu casa y cambiarte la ropa, no sé dónde se guardan aquí las cosas de aseo y no voy a buscarlas ahora – se excusó.Valeria se acercó a él y lo miró con cara de diabla.–¿Te incomoda verme asi? – cuestionó.–La verdad sí.–¿Por qué?–Porque eres una mujer, estás consciente de que no eres nada fea, yo soy hombre y es natural que uno sienta cosas. Pero soy un hombre comprometido y por nada del mundo voy a arriesgar mi matrimonio.–Yo tampoco quiero nada contigo, Dante, relájate – ella debía actuar con sutileza e inteligencia, no podía lanzarse a los brazos de Dante y ser
Valeria ideó una forma de hacer que Mathew y Emma se juntaran, ella se quedó observándolos, hasta que se le ocurrió algo, de inmediato, la mujer pidió un par de copas que sabía que ninguno de los dos iba a rechazar.Cuando el barman puso las copas enfrente de ella, la chica sacó el frasquito nuevo de gotas para el insomnio que había comprado esa mañana para su madre y agregó un par en cada una de las copas, lo suficiente como para que cayeran rendidos, pero no para que se hicieran daño, enseguida la llevó a la pareja, que seguía hablando sobre la relación de Mathew y Rebeca.–Nadie me lo pidió, pero les he traído un trago – sonrío con efusividad.–¡Justo lo que necesito! – exclamó Mathew recibiendo el trago sin rechistar.–A mí tampoco me vendría nada mal – agregó Emma, quien todavía seguía impactada de que fuera justamente ella la razón por la que Rebeca estuviera enojada con su novio.En ese momento en que lo sabía, Emma se planteó la idea de hablar con Rebeca para hacerle entender
–Contesta, Emma, ¡Joder! Contesta – Dante estaba en su sala de estar, dando vueltas completamente desesperado mientras llamaba a su esposa y trataba de comunicarse con ella.Eran casi las cuatro de la mañana, ella todavía no regresaba, no contestaba al teléfono y su paciencia estaba comenzando a agotarse, no porque no confiara en ella, sino porque estaba empezando a preocuparse.Era muy extraño que ella no hubiera regresado a casa, Dante temía que algo le hubiera sucedido. Fue eso lo que, a riesgos de parecer un esposo psicótico, lo obligó a llamar a Susan, a Mathew e incluso a la misma Rebeca.Y es que Dante no sabía, pero en casa de Susan la fiesta apenas estaba comenzando a acabarse, y no precisamente porque los invitados se hubieran ido, sino porque poco a poco, todos comenzaron a caer rendidos en cada uno de los espacios del lugar.Tanto Susan como Rebeca y sobre todo, Mathew, estaban completamente inconscientes, esa fue la razón por la que ellos tampoco respondieron al teléfono.
Cuando el cuerpo de Mathew impactó contra el suelo, el hombre gruñó del dolor, Emma prácticamente lo había empujado abajo y él ni siquiera entendía por qué. Es que dentro de su cabeza lo único que había eran borrones sin explicaciones, ¿Cómo demonios se habían emborrachado? Él no recordaba haber tomado lo suficiente como para caer rendido de esa forma.Mathew estaba desconcertado, mientras se cuestionaba como había despertado en una cama desnudo con Emma estando a su lado. No podía negar que durante mucho tiempo el hombre estuvo soñando con un momento como ese, en que Emma y él pudieran despertar juntos, solo que no de esa forma.Todo se sentía extraño e incorrecto.Mientras se ponía en pie y recogía su ropa, el hombre se convenció a si mismo de que, si en realidad hubiera estado con Emma, entonces no lo habría olvidado, por lo menos tendría vagos recuerdos al respecto, pero no, por el contrario, su mente estaba completamente en blanco.¿Cómo era posible que tuvo a la mujer de sus sue
–¿Por qué no respondiste el celular, Emma? – preguntó Dante – estaba preocupado por ti, ha sido la jodida noche más larga de mi vida, estaba enloquecido pensando en que algo te había pasado. Ella cambió el peso de su cuerpo de su pie al otro, y se arregló el cabello de forma incomoda, al tiempo en que se aclaraba la garganta, no sabía que decir porque la verdad era que todavía no estaba segura sobre los sentimientos de Dante, no podía entender si él estaba preocupado, molesto o si por el contrario estaba feliz de verla.–¿Por qué desapareces de esta forma? – cuestionó, abrazándola con fuerza y juntándola contra su pecho.El hombre la apretó porque, por algunos segundos presintió que algo le había pasado y él realmente no estaba dispuesto a soportar un drama más en su vida.–Lo siento – Emma miró con el rabillo del ojo la forma en que Mathew corría detrás de Rebeca.Parecía que un problema más se sumaba a su repertorio.–Perdí la noción del tiempo y me quedé dormida aquí, creo que es