Después de haber ayudado a ultimar los detalles de la sorpresa que Dante quería hacer a su esposa, Susan se puso en pie y se dispuso a organizar todo, quería que aquel regalo fuera algo perfecto que Emma pudiera disfrutar, realmente se sentía muy sorprendida por lo amable, gentil y amoroso que se comportaba Dante con Emma. Aunque, a decir verdad, ella siempre supo que ese amor que él sentía por ella era puro y real.–¿Qué estás haciendo? – preguntó Mathew a Susan, mientras la mujer entraba en uno de los sets de fotografía. –Tengo una sesión dentro de un rato.–Yo ya estaba por irme, pero te veo con tanto afán que puedo ayudarte un poco si quieres – dijo con intriga, no era normal que su hermana organizara los set.–No, tú tienes que irte – soltó – cuando vayas de salida llama a tu colega – pidió.–¿Por qué me estas echando? ¿Por qué no puedo tomar las fotos yo? – cuestionó.Susan no tenía tiempo para perder en explicaciones absurdas, asi que después de soltar un bufido de frustració
–¿Estás lista, cariño? – pregunto Dante a su esposa. Ella, que estaba sentada enfrente de su tocador retocando el hidratante labial que estaba usando, asintió con la cabeza, a pesar de que estaba muerta de los nervios y lo que menos deseaba era ir a esa cita médica, porque, aunque sabía que era necesario, no sabía si estaba preparada para escuchar malas noticias.Dante se dio cuenta del temblor en la mano con la que se ponía el bálsamo labial, durante un par de segundos eso lo hizo sentir estúpido, porque sabía que no había forma alguna en que él podía ayudarla o evitar aquella enfermedad.–Vamos, Emma – le dijo, agarrándola de la mano – no podemos llegar tarde.–Dame un minuto, dejé una carpeta en tu estudio – aseguró, mientras trataba de ganar tiempo y tranquilizarse un poco.Esa mañana tambien era el día de las presentaciones de los diferentes planes de negocio, asi que, además de prepararse para su cita médica, tambien debía estar lista para exponer delante de todos los miembros
El mundo de Emma se destrozó, y aunque el de Dante tambien se sacudió salvajemente, el hombre solo apretó con más fuerza la mano de su esposa.–¿Cómo debemos cuidarla de ahora en adelante? – era lo único que deseaba preguntar, en realidad no quería saber cuáles eran los escenarios que podían sufrir debido a la enfermedad.Estaba claro que perder al bebé era uno de ellos, pero ninguno de los dos quería preguntar al respecto.–Continuaremos tomando los medicamentos, esta vez en una nueva dosis, Emma deberá seguir igual de atenta a su dieta y en lo posible es mejor si se queda en reposo en casa.Aquello fue como un baldado de agua fría para una mujer que estaba aprendiendo a descubrir sus nuevas capacidades en el trabajo.–Deberán estar atentos a cada uno de los cambios en Emma, cambio en su peso, deberán medir su presión cada hora, tambien es necesario que estén pendientes a los movimientos del bebé. Este embarazo deberá ser monitoreado con rigurosidad.Después de haber hecho todo el pa
En cuanto todos se pusieron en pie para irse, Emma frunció el ceño y miró con rabia en dirección a su esposo, aunque no quería hacerlo, toda la rabia y la indignación la obligaron a mirarlo fijamente a él, era muy sospechoso que Dante fuera el único que haya tenido acceso al plan y que mágicamente su padre hubiera aparecido con la misma idea de negocio. Aquello solo tenía una explicación, Dante le mostró el plan a Axel, fue lo primero que pensó Emma.–¿Por qué me miras de esa forma? – cuestionó él, viendo la rabia en la mirada de ella. –¿En serio me estás preguntando eso? – ella levantó la voz en cuanto ambos se quedaron a solas en la sala de juntas.–Pues si – Dante hizo un mohín con el rostro – no pensaras que yo tengo algo que ver con esto, ¿O sí?–No sé, tu dime – ella chasqueó la lengua – tú eras el único que tenía acceso a ese plan, Dante, eres la única persona que conocía hasta el último detalle que tu padre acaba de mostrar aquí delante de todos.–¡Eso no significa nada, Emm
–Lo siento, yo tengo que irme de aquí – Emma intentó evadirlo, sin embargo, Dante no estaba dispuesto a dejarla ir, ya conocía perfectamente aquel comportamiento en la mujer y no iba a tolerarlo.Para que la relación funcionara había muchas cosas que debían arreglar y poner en orden, porque entonces solo seguirían haciéndose más daño.–No vas a irte – él la agarró de la muñeca, enseguida, fue hacia la puerta de la sala de juntas y cerró con pestillo, al mismo tiempo, bajó cada una de las persianas para que las personas afuera no pudieran darse cuenta de lo que estaba pasando entre ambos.–No creo que este sea ni el momento ni el lugar – ella jugó de forma nerviosa con sus manos, la verdad era que, se sentía como una niña pequeña a punto de ser regañada por algo que sabía que había hecho mal.Emma no era estúpida, estaba consciente de cada uno de sus múltiples errores, pero es que tambien se sentía tan débil que no quería discutir con él, sobre todo con aquella sensación de culpa tan l
Cuando Emma entró en la oficina de su esposo, Briana estaba sentada en la silla de Dante, girando de un lado a otro mientras se convencía a sí misma de que lo que estaba haciendo era lo correcto. Para una mujer tan orgullosa como Briana, aquello era sumamente complicado, ella no estaba acostumbrada a pedir perdón ni mucho menos, aunque la verdad, eso no era lo que estaba planeado hacer con Emma. –Siéntate – Briana señaló la silla frente a ella.Emma asintió con la cabeza y obedeció, tratando de llevar la situación lo más pacifica posible.–¿De qué quería hablar, señora Neville? – cuestionó.–Dos mujeres como tú y como yo realmente no tendríamos nada de lo que hablar, sin embargo, ya que la vida, el destino o lo que sea – soltó con sarcasmo – ha querido juntarnos, no nos queda de otra más que poner las cartas sobre la mesa, eso es lo que he venido a hacer ahora mismo.–La escucho – al ver aquella soberbia, Emma tambien se irguió sobre el asiento y levantó la mandíbula, después de tod
–¿Están listas para esto? – preguntó Dante a su madre y a Emma, cada una de ellas estaba a los dos lados de Dante, esperando entrar en su compañía a la sala de juntas en donde ya se aglomeraban los directivos. –¡Si! – respondieron al unísono, a pesar de que ambas estaban muertas de los nervios.Dante agarró la mano de las dos mujeres y entonces los tres entraron en la sala de juntas, donde tambien estaba Axel.–¿Qué estás haciendo aquí, mujer? – cuestionó cuando vio a su esposa entrar al lugar.Briana no se molestó en responder, simplemente tomó asiento en la silla que su hijo sacó para ella y se sentó con soberbia, como si quien hubiera hablado no significara nada para ella.–Espero que sepas que no vas a poder salvarte de estas… – gruñó Dante al oído de su padre.Axel miró para todos lados, y solo le bastó ver aquella expresión de satisfacción en el rostro de Emma para darse cuenta de que algo sucedería, algo especialmente malo para él.–¡Briana, nos vamos de aquí! – él agarró la
–¡Deja de repartir esto! ¿Qué demonios estás haciendo? ¡Mujer estúpida! – él haló las carpetas de las manos de la secretaria, con tanta fuerza que hicieron que la mujer cayera al suelo y que los papeles volaran por los aires.Todos soltaron un grito, consternados al ver la actitud salvaje de Axel.–¡Déjame ayudarte! – Dante se arrodillo a un lado de la mujer y le sirvió de soporte para que se pusiera en pie.Ella sonrió agradecida, aunque sentía que no merecía aquella buena voluntad de nadie en la sala de juntas, después de que Sawyer hubiera descubierto que ella actuó a favor de Axel la trató como a una cualquiera y le dijo que después de aquella reunión, tendría que recoger sus cosas porque estaba despedida.–¡Esto es una equivocación! Ignoren esto que acaban de poner frente a ustedes, ¡Es una estupidez! – gritó Axel, tratando de arrebatar las carpetas que estaban delante de cada uno de los puestos de los accionistas.–¡Esto no es ninguna equivocación y todos ustedes deben saberlo!