Yoli lo dijo con la boca, pero sus ojos se posaron en el vestido de novia que Milena llevaba puesto. La cara de Yoli mostraba envidia.

Con 999 diamantes incrustados de gran valor, el diseñador dedicó mucho esfuerzo para que el vestido brille como estrellas bajo el sol, siendo a la vez ligero y hermoso.

Murmuró:

—No sé si, cuando me case, podré tener una boda tan magnífica y un vestido de novia tan hermoso como este.

Milena sonrió levemente.

—Sin duda lo tendrás.

Para Milena, Yoli era solo una chica ingenua a la que podía manejar con unas cuantas palabras.

Cuando Leticia y Yoli se llevaron a Milena, Hernán se quedó de pie como si estuviera aislado del mundo, perdido en sus pensamientos.

En ese momento, el mayordomo que representaba a Gerardo se acercó a él lentamente.

—Señor...

—¿El abuelo realmente no vendrá?

Los ojos de Hernán se volvieron melancólicos mientras miraba el infinito mar, ocultando sus verdaderos sentimientos.

El mayordomo bajó la mirada ligeramente.

—Dijo que solo acep