—Cuéntame, lograste que mi hermano cayera en tus encantos. —Edmundo salió detrás de un árbol como esa sombra de maldad que se percibía siempre que el encontraba cerca. Débora se mantuvo rígida, trago saliva y negó rápidamente con la cabeza sin decir nada, estaba avergonzada de no ser sufriente mujer, femenina, encantadora, astuta o sensual que provocar a un hombre.Devora habia vuelto al valle, casi era de mañana y la sensación de rabia no disminuía, se sentia humillada por Conan.Peor, su cuerpo aún estaba urgido de saciar su libido.—¿Como qué no?, me prometiste que lo recuperarías que lo apartarías de Jena.—Todo comenzó bien, pero él no termino… —Débora se giró, abrió su vestido roto, se abalanzo sobre Edmundo, comenzó a quitarle la ropa, él la tomo de las manos —Por favor,Suplicó desesperada, su cuerpo ardía y nada era capaz de disminuir ese ardor, solo el placer que Edmundo que como migajas podía proporcionarle. El observó su desesperación, ahora entendía a Conan esa mujer no
La necesidad de encontrar a Conan, la llevaron a apartarse aún más del grupo, esa sensación de tener una mirada sobre ella vigilándola aumentaba, al igual que un escalofrió desagradable corriendo por su cuerpo, si ponerse en peligro era la forma en que atraería a Conan, ¿Hasta dónde era capaz de arriesgar su vida?Un olor a medicamentos llego con una ola de viento suave, miro en todas las direcciones.—Jena, ¿Me extrañaste? —atrás de ella estaba Adam, respiro, después de un ligero sobre salto, los nervios se calmaron un poco al ver de quien se trataba. Aun su rostro tenía huellas de los golpes, su nariz estaba rodeada por una cinta blanca.—Me asustaste.—Parce que te diviertes, Jena… —los que se divertían eran ellos, Jena no podía calmara sus pensamientos.—¿Quieres quedarte?, puedes acamparnos, necesitaba un poco de aire, pero la idea fue de los amigos de Alison. —Jena se sentia incomoda, Adam mantenía una mirada de enfado. —Me alegra que ya te encuentres mejor.Se comporto mal agra
“Un hermoso árbol, un copa… no, un flor. Frente a ella Conan, bebiendo del suave pétalo…”Jena froto el pinchazo en su dedo, el malestar en su cuerpo no se controlaba por completo, pero tenía una semana que no era tan molesto. Todo el tiempo tenia dudas, preguntas, y deseos incontrolables que apenas lograba dominar.Siempre esperando, anhelando algo que no lograba descifrar. No solo era la necesidad de estar con Conan, habia un vació en su pecho. un aliento de vida que solo Cona podría darle.Habia algo que tenía que recordar, siempre estaba tratando de hacerlo, era importante. —Sientes que algo te falta.—ese hombre hablaba con firmeza, como asegurando conocerla mejor que ella misma.Justo en este momento con una vida perdida en su mente era fácil que cualquiera supusiera conocerla mejor que ella misma.Pero ese viejo sabio miraba con tanta ternura, sin parpadear, y esa sonrisa escondida en sus labios, era como si una parte de ella, una niña pequeña y perdida se encontrara con su p
Conan despertó pasando medio día, le dolía la cabeza a punto de estallarle, se preguntaba como había llegado hasta aquí. reviso su ropa, bien al menos aún estaba vestido. era un idiota, de que se preocupaba si era un impotente.—¿Dónde estoy? — la luz entraba por una enorme ventana de cristal, la luz se clava en sus pupilas encajando en su cabeza un dolor agudo. Apretó los párpados esperando que el dolor se calmara.Escucho ruidos fuera de la recamara, se arrastró afuera y se encontró con Derek, devorando un plato de carne.—Al fin despiertas, —dejo el tenedor sobre el plato. Y fua hasta el refrigerador.—Derek, podrías por favor hablar un poco más bajito —le suplico hablando el muy quedó — es que la cabeza me va reventarSu hermano le entrego un vaso con un remedio para la resaca, algo había aprendido a Kenia, conocer hierbas era de gran utilidad.—Tómalo rápido, y luego ve a ver a Jena —Conan apretó los ojos, la oz de su hermana clavo espinas por toda su cabeza. le suplico con un so
Jena no iba a perdonar sus días de ausencia tan fácil. Ella lo miraba con una sonrisa entre el brillo de sus ojos, su aroma era embriagante, era casi capaz de resistir para no propasarse con ella, por su miedo a no cumplir, pero olía su deseo, y se animaba a intentarlo.—¿Qué haces aquí? —pregunto para romper la tensión, pero no provocó a Conan para que la soltara, esos labios húmedos eran un tormentoso deseo.—Se que mi padre estuvo aquí. —Jena coloco sus manos sobre sus hombros y lo empujo. Se aparto de sus brazo. El no volvió a tomarla para obligarla suavemente a besarla, o para tomar su derecho de esposo apasionadamente, espero que lo hiciera por unos segundo más pero el venia solo a hablar.—Si, —ella volvió a la barra de la pequeña cocina a seguir preparando la cena.—¿De que hablaron?—Prefiero que no hablemos de eso. —ella esperanza una explosión a su ausencia. Conocer que lo hizo apartarse todos estos días, una simple exigencia de su parte o un desinterés por ella en realidad
Se movía nervioso como un chiquillo, seguido a Jena recogiendo su armo a flores. La lengua estaba dormida, su pensamiento nublado, como si fuera la primera vez que ella estaba en esa casa, los nervios le corrían de la cabeza hasta los pies, las anos le sudaban y solo pensaba en abrazarla.—Te dejó, para que te pongas cómoda —Conan sabía que no podía dormir con ella esta noche, pero el tenerla de nuevo en casa era tan gratificante, su pecho se inflama de una felicidad incontrolable.Jena recorría con sus manos los muebles, caminando por la habitación, que dicho sea de paso, era muy pequeña, y muy linda, la decoración le encantaba, le gustaba estar ahí, habia un calor y una luz todo alrededor. Al mismo tiempo estar aquí le provoca una desazón, como si algo estaba sucediendo , algo muy grave, temía por la vida de alguien, esperaba que vinieran a informar si esa persona estaba bien.—Cuando este la cena te lo hare saber, descansa un poco. —Conan la hizo centrarse en el momento que vivía.
Era hermosa, escondía un misterio en su mirada, sonreía con dulzura y paciencia, Débora le habia extendió la mano al presentarse, pero Jena se negó a tocarla. Era una amenaza, el fina de lo que sea que existiera entre Conan y ella, devora bajó su mano rígida dejándola natural a un costado suyo.Intento no demostrar inferioridad, ni sentirse menos hermosa que la antigua esposa de Conan, pero ella tenia una bella salvaje y campestre.—¿Desde hace cuánto que estás aquí?, ¿has hablado con Conan?—Pregúntaselo a él, no deseo crear ninguna discordia entre ustedes…—Te lo estoy preguntando a ti —apenas contenía la rabia en su voz, —, estas aquí porque quieres que sepa de tu presencia o quieres que sepa algo más.—solo quiero que abras los ojos, y dejes de engañarte imaginando que tendrías una vida larga a lado d Conan, el termina siempre volviendo a mí.—Yo estoy aquí ahora, yo rescate a Conan de una tristeza profunda, yo le di lo que el necesitaba, me entregue a el y ahora estamos unidos po
Aparto su mano, la voz era fuerte a la vez que apacible. Aparto la mano del brillante árbol, se tocó el pecho había algo dentro de ella, dándole fuerza para soportar el dolor de su corazón herido. —Yo lo amo. No quiero irme pero no puedo compartirlo, ¿soy una egoísta por quererlo solo para mí? —hablo con su bebe. El ese pequeño ser creciendo dentro de ella lo consideraba su cómplice—Jena —escuchó la voz de Conan detrás de ella, no deseaba hablar de Débora ni de lo que habia entre ellos, tampoco quería que se marchara, amaba su compañía la anhelaba. pero no podía olvidarse de la realidad —Habla conmigo … Jena dime que pasa por tu cabeza.—¿Este es el lugar?—nada más existía, solo Conan, ella, su bebe y un enorme árbol brillante y hermoso que le hablaba.Conan era solo para ella, era suyo. No tenia por que permitir que otra mujer se acercara para destruirlos. Enseguida recordaba que Conan amaba a Débora y eso era lo que le permitía entrar a destruirlos.—No pienso atarte a una mujer