Legitima esposa

Se movía nervioso como un chiquillo, seguido a Jena recogiendo su armo a flores. La lengua estaba dormida, su pensamiento nublado, como si fuera la primera vez que ella estaba en esa casa, los nervios le corrían de la cabeza hasta los pies, las anos le sudaban y solo pensaba en abrazarla.

—Te dejó, para que te pongas cómoda —Conan sabía que no podía dormir con ella esta noche, pero el tenerla de nuevo en casa era tan gratificante, su pecho se inflama de una felicidad incontrolable.

Jena recorría con sus manos los muebles, caminando por la habitación, que dicho sea de paso, era muy pequeña, y muy linda, la decoración le encantaba, le gustaba estar ahí, habia un calor y una luz todo alrededor.

Al mismo tiempo estar aquí le provoca una desazón, como si algo estaba sucediendo , algo muy grave, temía por la vida de alguien, esperaba que vinieran a informar si esa persona estaba bien.

—Cuando este la cena te lo hare saber, descansa un poco. —Conan la hizo centrarse en el momento que vivía.
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