Aclarando las cosas

Conan se mantuvo dentro conversando con su padre, Jena salió para tomar aire y darles el tiempo a solas.

La forma en que el acariciaba la cabecita de ese niño, era tan amorosa, lo observaba encandilado por su inocencia, sus brazos eran protectores como si se tratara de su hijo, el hecho de que se tratara del hijo de Débora lo apegaba a el con ansias.

Fue a la cocina a buscar un poco de agua, ahí estaba Samara ayudan a preparar la cena

—¿Qué se le ofrece a la señora?

—Solo un vaso con agua, no te preocupes yo… —apenas iba a tomarlo cuando Samara se adelantó, tomo el vaso y sirvió agua de una jarra

—Gracias —bebió un solo trago para humedecer su boga y su garganta. Tan rápido como entro en la cocina salió de ella, la gitana no permitiría que se fuera sin que soltara su veneno.

—¿Eres tan insignificante que te conformas con compartir a un hombre? —Jena no se rebajaría a su nivel —, necesitas tanto que te amen, que eres capaz de cerrar los ojos para no darte cuenta que no eres tan importa
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