Wilson y Thomoe salieron de las Industrias Garrett y se dirigieron hacia una furgoneta blanca estacionada justo enfrente de la empresa.—Sé que aún no es tu cumpleaños, pero creo que esto te gustará —dijo Wilson, con un tono de entusiasmo, mientras abría la puerta de la furgoneta.Thomoe se asomó y vio a Alberto, el padre falso de Celeste, amarrado y amordazado en el interior del vehículo.—¿Qué tenemos aquí? —preguntó Thomoe con una mirada fría y decidida.Alberto, visiblemente angustiado, intentaba liberarse de las ataduras.—¡Déjenme ir, malditos miserables! —gritaba Alberto entre la mordaza.—Creí que lo habías matado —comentó Thomoe, recordando los eventos anteriores.Wilson explicó la situación.—No, pedí que lo encerraran. Sabía que lo necesitaría en el futuro, pero Priscila lo liberó hace casi tres meses, justo el día que desapareció Celeste. Lo estuve buscando por mucho tiempo, pero al fin lo encontré.Alberto miró a Thomoe con desafío.—Jamás les diré lo que hice con esa est
Sin distracciones y sin escalas, se dirigieron hacia la cabaña que había mencionado Alberto, pero al llegar, encontraron un paisaje desolador: el lugar estaba completamente encinerado, no quedaba absolutamente nada de lo que alguna vez fue esa cabaña.Thomoe y Wilson observaron con horror la devastación frente a ellos.—¡Demonios! —exclamó Thomoe, consternado por la escena desoladora.—No puede ser —murmuró Wilson, apenas creyendo lo que veían sus ojos.★En un repentino flash back, se disparó el recuerdó el día de la desaparición de Celeste, reviviendo el horror de aquel momento.—¡Déjenme ir! —gritó desesperada, luchando contra los desconocidos que la retenían.—¡Cállate, escandalosa! —gritaron los secuestradores, mientras uno de ellos recibía un doloroso mordisco de Celeste.En respuesta, uno de los desconocidos le propinó un violento golpe que la hizo gemir de dolor.—¡Thomoe vendrá por mí! —gritó Celeste con fuerza, aferrándose a la esperanza de ser rescatada.El señor Garrett, se
★Tres meses después.Tete sacudió a Celeste con delicadeza, como si despertara a una princesa dormida en un cuento de hadas.— Despierta, bella durmiente.Celeste respondió entre bostezos, su voz cargada de somnolencia y su rostro iluminado por una sonrisa.—Hermana, apenas pude dormir, mi panza pesa mucho.Con ternura, Tete acarició el vientre de Celeste, sintiendo el suave movimiento del bebé que crecía dentro de ella, como si estuviera saludando a su tía desde el útero.—Hola, pequeñín, aquí está tu tití para sacarlos de aquí.—¿Qué estás planeando? —Confundida, Celeste preguntó, mientras su mente intentaba comprender los planes de su hermana.—Quemaré este lugar. Ahora ponte a comer —Tete explicó con determinación, con su mirada reflejando una determinación feroz.—¿Cómo lo quemarás? — Preguntó intrigada Celeste, con su curiosidad chispeando en sus ojos.Con confianza, Tete respondió: —Fácil, no lo había hecho porque sabía que mis hijos están encerrados aquí, pero ya revisé todas
Celeste miró por el espejo retrovisor con temor palpable reflejado en sus ojos.—Tete, nos van a alcanzar, vienen muy cerca —advirtió con voz entrecortada.Tete asintió, tratando de mantener la calma en medio del caos.—Sí. Respira profundo y agárrate bien —aconsejó, tratando de infundir un poco de tranquilidad.El estruendo de metal contra metal resonó en el aire cuando el auto que venía detrás los golpeó bruscamente.—¡Ay! —exclamó Celeste, llevándose una mano al vientre con gesto preocupado.—Hermana, resiste un poco más. Ya mero llegaremos a la carretera.—Me duele —dijo Celeste, luchando contra el dolor y la incertidumbre.El auto detrás volvió a golpearlos, haciendo que el vehículo perdiera el equilibrio y se tambaleara peligrosamente.—Pequeñito, resiste, por favor —murmuró Tete, dirigiendo una mirada angustiada al vientre de Celeste.Ante el inminente peligro, Tete instintivamente abrazó a su hermana, protegiéndola con su propio cuerpo mientras el auto se estrellaba contra un
Exhausta y abrumada por la marea de emociones, Tete finalmente encontró algo de paz en los brazos de Wilson. Con su cabeza apoyada en su pecho, el ritmo constante de su corazón la arrulló hasta quedar dormida.Wilson la observaba, acariciando suavemente su cabello, murmurando suavemente, «Descansa, amor».Unas horas después, Wilson salió brevemente de la habitación para encontrase con Thomoe su voz estaba cargada de ansiedad y frustración.—¿Cómo está todo? —preguntó Wilson, intentando mantener la calma.—Las cámaras de vigilancia de la carretera captaron algunos carros saliendo de esa área, pero después de un rato los perdieron. Al parecer, tomaron un área ciega en las cámaras —explicó Thomoe, su tono cada vez más desesperado.—Lo lamento —dijo Wilson, sintiendo el peso de la noticia.—Estoy muy desesperado, ella está en peligro —confesó Thomoe, refiriéndose a Celeste.En un intento de ofrecer algo de claridad, Wilson compartió una verdad dolorosa:—Thomoe, el maldito de nuestro padr
Tete, desesperada al ver que los hombres habían agarrado a su hijo pequeño Liam, intentaba mantener la calma.—Luna, no te muevas, amor —dijo suavemente a su hija, intentando transmitirle seguridad en medio del caos.—Sí, mami —respondió Luna, quedándose inmóvil, obedeciendo la voz de su madre.Uno de los hombres, con una firmeza brutal, agarró al pequeño Liam y le espetó a Tete:—Tenemos órdenes de llevarte de nuevo con el señor Garrett, así que si quieres a tus hijos con vida, más vale que hagas lo que él quiere.Wilson, al ver la situación, se negó rotundamente.—No —dijo con determinación.—Mi Liam —susurró Tete, sintiendo cómo el corazón se le partía.—Ven acá, nena —instó el desconocido.Wilson intentó retener a Tete por la mano, pero ella, impulsada por el instinto maternal, se soltó y caminó hacia el hombre que tenía a su hijo.—Mami —llamó Liam, con una mezcla de miedo y esperanza al ver acercarse a su madre.—Mi amor —respondió Tete, acercándose rápidamente.Justo en ese mom
Tete salió de la consulta de la psicóloga, con su mente revoloteando entre pensamientos y emociones que no quería dejar salir a la luz.Cada paso que daba resonaba en el silencio de la tarde, mientras el sol dorado se filtraba entre las hojas de los árboles del hospital, creando un juego de luces y sombras en el sendero que recorría.—¿Café? —propuso Wilson, apareciendo a su lado con una sonrisa cálida que iluminaba su rostro.El aroma tentador del café recién hecho flotaba en el aire, mezclándose con el perfume fresco de la primavera. Tete lo miró con una mezcla de sorpresa y diversión, sus ojos centelleban con complicidad.—¿Acaso me acosas? —bromeó, arqueando una ceja con picardía.—Sí, lo hago —confesó Wilson con una chispa traviesa en los ojos, ofreciéndole una taza con gesto galante—. Ten.Tete tomó la taza entre sus manos temblorosas, sintiendo el calor reconfortante del líquido oscuro. Un suspiro escapó de sus labios, mezclándose con el vapor que se elevaba en espirales hacia
Horas antes, en la tranquila atmósfera de una comida compartida, Tete y Wilson se encontraban en medio de una conversación cómplice.—Solo acepté venir a comer porque tengo hambre —murmuró Tete entre bocados, con una sonrisa juguetona.—Me encanta que sigas igual de... —comenzó Wilson, interrumpido por la risa de Tete.—De hermosa —concluyó ella, terminando su frase con un tono de juego.—Tonto —respondió Wilson, con una mirada divertida.—No, testaruda —corrigió él, con un gesto cariñoso.—Come, aún estás baja de peso —insistió Wilson, preocupado por la salud de Tete.—¿Acaso me quieres engordar para comerme en Navidad? —bromeó Tete, con una mirada traviesa.Wilson se rió entre dientes. —No, no en Navidad.Luego, el tono de la conversación cambió cuando Wilson notó la expresión preocupada en el rostro de Tete.—¿Cómo te fue con la psicóloga? ¿Y por qué esa cara? —preguntó, mostrando su interés genuino por el bienestar de su amada.Tete suspiró, reflexionando sobre su sesión.—Me hace