Exhausta y abrumada por la marea de emociones, Tete finalmente encontró algo de paz en los brazos de Wilson. Con su cabeza apoyada en su pecho, el ritmo constante de su corazón la arrulló hasta quedar dormida.Wilson la observaba, acariciando suavemente su cabello, murmurando suavemente, «Descansa, amor».Unas horas después, Wilson salió brevemente de la habitación para encontrase con Thomoe su voz estaba cargada de ansiedad y frustración.—¿Cómo está todo? —preguntó Wilson, intentando mantener la calma.—Las cámaras de vigilancia de la carretera captaron algunos carros saliendo de esa área, pero después de un rato los perdieron. Al parecer, tomaron un área ciega en las cámaras —explicó Thomoe, su tono cada vez más desesperado.—Lo lamento —dijo Wilson, sintiendo el peso de la noticia.—Estoy muy desesperado, ella está en peligro —confesó Thomoe, refiriéndose a Celeste.En un intento de ofrecer algo de claridad, Wilson compartió una verdad dolorosa:—Thomoe, el maldito de nuestro padr
Tete, desesperada al ver que los hombres habían agarrado a su hijo pequeño Liam, intentaba mantener la calma.—Luna, no te muevas, amor —dijo suavemente a su hija, intentando transmitirle seguridad en medio del caos.—Sí, mami —respondió Luna, quedándose inmóvil, obedeciendo la voz de su madre.Uno de los hombres, con una firmeza brutal, agarró al pequeño Liam y le espetó a Tete:—Tenemos órdenes de llevarte de nuevo con el señor Garrett, así que si quieres a tus hijos con vida, más vale que hagas lo que él quiere.Wilson, al ver la situación, se negó rotundamente.—No —dijo con determinación.—Mi Liam —susurró Tete, sintiendo cómo el corazón se le partía.—Ven acá, nena —instó el desconocido.Wilson intentó retener a Tete por la mano, pero ella, impulsada por el instinto maternal, se soltó y caminó hacia el hombre que tenía a su hijo.—Mami —llamó Liam, con una mezcla de miedo y esperanza al ver acercarse a su madre.—Mi amor —respondió Tete, acercándose rápidamente.Justo en ese mom
Tete salió de la consulta de la psicóloga, con su mente revoloteando entre pensamientos y emociones que no quería dejar salir a la luz.Cada paso que daba resonaba en el silencio de la tarde, mientras el sol dorado se filtraba entre las hojas de los árboles del hospital, creando un juego de luces y sombras en el sendero que recorría.—¿Café? —propuso Wilson, apareciendo a su lado con una sonrisa cálida que iluminaba su rostro.El aroma tentador del café recién hecho flotaba en el aire, mezclándose con el perfume fresco de la primavera. Tete lo miró con una mezcla de sorpresa y diversión, sus ojos centelleban con complicidad.—¿Acaso me acosas? —bromeó, arqueando una ceja con picardía.—Sí, lo hago —confesó Wilson con una chispa traviesa en los ojos, ofreciéndole una taza con gesto galante—. Ten.Tete tomó la taza entre sus manos temblorosas, sintiendo el calor reconfortante del líquido oscuro. Un suspiro escapó de sus labios, mezclándose con el vapor que se elevaba en espirales hacia
Horas antes, en la tranquila atmósfera de una comida compartida, Tete y Wilson se encontraban en medio de una conversación cómplice.—Solo acepté venir a comer porque tengo hambre —murmuró Tete entre bocados, con una sonrisa juguetona.—Me encanta que sigas igual de... —comenzó Wilson, interrumpido por la risa de Tete.—De hermosa —concluyó ella, terminando su frase con un tono de juego.—Tonto —respondió Wilson, con una mirada divertida.—No, testaruda —corrigió él, con un gesto cariñoso.—Come, aún estás baja de peso —insistió Wilson, preocupado por la salud de Tete.—¿Acaso me quieres engordar para comerme en Navidad? —bromeó Tete, con una mirada traviesa.Wilson se rió entre dientes. —No, no en Navidad.Luego, el tono de la conversación cambió cuando Wilson notó la expresión preocupada en el rostro de Tete.—¿Cómo te fue con la psicóloga? ¿Y por qué esa cara? —preguntó, mostrando su interés genuino por el bienestar de su amada.Tete suspiró, reflexionando sobre su sesión.—Me hace
Wilson llegó primero al lugar acordado, encontrando atado como un animal a la pared al señor Garrett, una cadena enroscada en su cuello.—¿Mira a quién tenemos aquí? - dijo el señor Garrett con una sonrisa maliciosa al ver a Wilson.—Hola, papá —saludó Wilson con frialdad.—¿Viniste a liberarme? —preguntó el señor Garrett con sarcasmo.—Sí, vine a liberarte de tu sufrimiento, tal y como tú lo hiciste con mi hijo —respondió Wilson.Wilson se acercó por detrás y tiró de la cadena, haciendo que su padre quedara recostado.—¿Te duele, padre? —preguntó Wilson con una mueca burlona.—Eres un... —comenzó su padre, pero Wilson lo interrumpió.—Háblame con cariño, padre. Soy tu hijo consentido —dijo Wilson con una sonrisa irónica.—No te soporto Wilson —gruñó.—Creí que era tu hijo favorito, por qué hasta tenemos los mismos gustos por las mujeres, - bromeó Wilson.—¿Te dijo que la embarace? —preguntó su padre con malicia.El señor Garrett soltó una carcajada escandalosa.—Pero maté a ese feto
Al salir de aquel lugar sombrío y cargado de tensiones, cada uno regresó a su hogar con un peso distinto en el corazón.Thomoe, consciente del agotamiento de Celeste, le ofreció un masaje en los pies con mentol, buscando aliviar el cansancio acumulado durante el día.—¿Cómo la pasaron? —preguntó Celeste con curiosidad, mientras se dejaba envolver por la suave fragancia del mentol.Thomoe, con una sonrisa de satisfacción, respondió:—Muy bien. Creo que mis hermanos y yo nos llevamos mejor, especialmente Wilson.—¿Aún lo odias?La pregunta de Celeste hizo eco en el ambiente, mientras Thomoe reflexionaba sobre sus sentimientos hacia Wilson.—No, solo que me parece admirable todo lo que ha hecho por recuperar a Tete —respondió Thomoe con calma, notando la nostalgia en la mirada de Celeste.—Recuerdo cuando me llamabas Tete —murmuró Celeste, sumergida en recuerdos.Thomoe, con ternura, explicó:—Tete es el diminutivo de Celeste.La reflexión de Celeste sobre el nombre compartido con su her
Tres meses después...El sol apenas asomaba cuando Celeste comenzó a sentir las primeras contracciones. La luz del amanecer filtrándose por las cortinas del hospital le daba a la habitación un tono casi místico.—¡Duele! —exclamó Celeste, apretando fuertemente la mano de su hermana Tete.—Vamos, hermanita, puja —la animó Mónica, desde el otro lado de la cama, compartiendo una mirada comprensiva con Tete.—Respira y luego suelta cuando tengas los dolores —instruyó Tete, manteniendo la calma a pesar de la tensión en el aire.—¡Mi mano!!! —Thomoe gritó, su dolor evidente en cada palabra mientras Celeste le encajaba sus uñas.Wilson, el médico a cargo, observaba la escena con profesionalismo, pero no podía ocultar su preocupación.—Ya, haganse a un lado para poder llevarla al quirófano —ordenó, dirigiéndose al equipo de enfermería que esperaba instrucciones claras.—Dile que tiene que pujar —Tete insistió, intentando mantener a Celeste concentrada en la tarea en mano.—Ya no siento mi man
Dos meses después del nacimiento de los bebés, la vida había adoptado un nuevo ritmo para todos, lleno de desafíos y cambios constantes.En un parque cercano, Wilson y Thomoe aprovechaban un momento de calma para charlar mientras observaban a los hijos de Wilson jugando.—¿No has dormido bien? —preguntó Wilson, notando las ojeras bajo los ojos de Thomoe.—No mucho, el niño casi no llora, pero no puedo dejar de mirarlo, es tan hermoso, lo amo —respondió Thomoe con una sonrisa cansada pero radiante.Wilson suspiró, con su mirada mezclando envidia y tristeza.—Hubiera querido ver crecer a mis hijos así —dijo con un tono de voz cargado de anhelo.—Tus hijos son muy lindos, Wilson. Quién sabe, quizás podrías tener más —mencionó Thomoe, intentando animar a su hermano.Wilson torció el gesto, tocado por el comentario.—¿Más? ¿Cómo? Si parece que mi mujer no quiere ni verme. Entiendo que ha pasado por mucho, pero duele sentirse rechazado —confesó con una tristeza palpable.Intentando aligerar