Dan y Wilson estaban sentados en una habitación.—Hablaré con él, pero no creo que me crea. Él cree que me acosté con su esposa —murmuró Wilson, con la mirada perdida en el horizonte, mientras jugueteaba con un lápiz entre sus dedos.Dan asintió con comprensión, su rostro reflejaba la seriedad del momento. El peso de la situación se hacía palpable en el aire cargado.—Sí, lo sé. Pero Celeste está desaparecida, y está embarazada —agregó Dan, con tono preocupado, desviando la mirada hacia el suelo mientras se mordía el labio inferior.Wilson asintió sombríamente, su expresión cansada revelaba el peso de las preocupaciones que lo agobiaban.—Lo sé —respondió Wilson con voz apagada, con los ojos fijos en un punto invisible en la distancia.—¿Lo sabías? ¿Sabías que ella está embarazada? —preguntó Dan, sorprendido por la revelación, arqueando una ceja en gesto de incredulidad.Wilson exhaló profundamente, cerrando los ojos por un instante antes de responder, como si el peso de la informació
Thomoe miró a Wilson y Dan con una mirada penetrante, llena de intención y malicia que reflejaba sus oscuros propósitos.—¿Están listos para divertirse? —inquirió, con un brillo desafiante en sus ojos.Dan respondió con una sonrisa llena de anticipación y entusiasmo.—Me encanta cuando hablas de diversión —exclamó, mostrando su ansiedad por lo que estaba por suceder.Wilson asintió con seriedad, preparándose mentalmente para lo que fuera que estuviera por venir.—Vamos —dijo en un tono decidido, siguiendo a Thomoe hacia un lugar apartado donde solo se vislumbraba una solitaria cabaña en la distancia.Al llegar, se encontraron con Priscila, quien estaba atada a una silla con las manos y los pies, suplicando por su libertad con lágrimas desesperadas que resbalaban por sus mejillas.—Wilson, por favor, diles que me suelten —imploró Priscila, con la voz temblorosa y los ojos llenos de pánico, en un intento desesperado por conmoverlos.Wilson tomó una silla y se sentó cerca de la puerta, i
Wilson, lleno de furia, soltó un golpe certero en el rostro de Priscila, quien escupió sangre por la boca como respuesta a la brutalidad del golpe.—¡Esa maldita merecía morir! —gritó Priscila entre los golpes que Wilson no cesaba de propinarle.Thomoe intervino, tratando de detener la violencia.—¡Basta! ¡La vas a matar! —exclamó, intentando contener a Wilson.Pero Wilson estaba cegado por la rabia y continuó golpeándola sin piedad. Sin embargo, en medio de la brutalidad, algunas lágrimas rodaron por sus ojos, revelando el dolor y la impotencia que lo consumían.—Eres un maldito —gruñó Priscila, mientras Wilson seguía descargando su furia sobre ella—. Perdí a mi hijo, era lo que se merecía, la muerte de su hijo y luego la suya.Wilson, consumido por la ira y el dolor, respondió con un feroz tirón de los cabellos de Priscila, arrancando sangre del cuero cabelludo.—¡Cállate, maldita perra! No sabes cuánto te quiero muerta, son mis hijos de quienes hablas y mi mujer —rugió Wilson, con
Wilson y Thomoe salieron de las Industrias Garrett y se dirigieron hacia una furgoneta blanca estacionada justo enfrente de la empresa.—Sé que aún no es tu cumpleaños, pero creo que esto te gustará —dijo Wilson, con un tono de entusiasmo, mientras abría la puerta de la furgoneta.Thomoe se asomó y vio a Alberto, el padre falso de Celeste, amarrado y amordazado en el interior del vehículo.—¿Qué tenemos aquí? —preguntó Thomoe con una mirada fría y decidida.Alberto, visiblemente angustiado, intentaba liberarse de las ataduras.—¡Déjenme ir, malditos miserables! —gritaba Alberto entre la mordaza.—Creí que lo habías matado —comentó Thomoe, recordando los eventos anteriores.Wilson explicó la situación.—No, pedí que lo encerraran. Sabía que lo necesitaría en el futuro, pero Priscila lo liberó hace casi tres meses, justo el día que desapareció Celeste. Lo estuve buscando por mucho tiempo, pero al fin lo encontré.Alberto miró a Thomoe con desafío.—Jamás les diré lo que hice con esa est
Sin distracciones y sin escalas, se dirigieron hacia la cabaña que había mencionado Alberto, pero al llegar, encontraron un paisaje desolador: el lugar estaba completamente encinerado, no quedaba absolutamente nada de lo que alguna vez fue esa cabaña.Thomoe y Wilson observaron con horror la devastación frente a ellos.—¡Demonios! —exclamó Thomoe, consternado por la escena desoladora.—No puede ser —murmuró Wilson, apenas creyendo lo que veían sus ojos.★En un repentino flash back, se disparó el recuerdó el día de la desaparición de Celeste, reviviendo el horror de aquel momento.—¡Déjenme ir! —gritó desesperada, luchando contra los desconocidos que la retenían.—¡Cállate, escandalosa! —gritaron los secuestradores, mientras uno de ellos recibía un doloroso mordisco de Celeste.En respuesta, uno de los desconocidos le propinó un violento golpe que la hizo gemir de dolor.—¡Thomoe vendrá por mí! —gritó Celeste con fuerza, aferrándose a la esperanza de ser rescatada.El señor Garrett, se
★Tres meses después.Tete sacudió a Celeste con delicadeza, como si despertara a una princesa dormida en un cuento de hadas.— Despierta, bella durmiente.Celeste respondió entre bostezos, su voz cargada de somnolencia y su rostro iluminado por una sonrisa.—Hermana, apenas pude dormir, mi panza pesa mucho.Con ternura, Tete acarició el vientre de Celeste, sintiendo el suave movimiento del bebé que crecía dentro de ella, como si estuviera saludando a su tía desde el útero.—Hola, pequeñín, aquí está tu tití para sacarlos de aquí.—¿Qué estás planeando? —Confundida, Celeste preguntó, mientras su mente intentaba comprender los planes de su hermana.—Quemaré este lugar. Ahora ponte a comer —Tete explicó con determinación, con su mirada reflejando una determinación feroz.—¿Cómo lo quemarás? — Preguntó intrigada Celeste, con su curiosidad chispeando en sus ojos.Con confianza, Tete respondió: —Fácil, no lo había hecho porque sabía que mis hijos están encerrados aquí, pero ya revisé todas
Celeste miró por el espejo retrovisor con temor palpable reflejado en sus ojos.—Tete, nos van a alcanzar, vienen muy cerca —advirtió con voz entrecortada.Tete asintió, tratando de mantener la calma en medio del caos.—Sí. Respira profundo y agárrate bien —aconsejó, tratando de infundir un poco de tranquilidad.El estruendo de metal contra metal resonó en el aire cuando el auto que venía detrás los golpeó bruscamente.—¡Ay! —exclamó Celeste, llevándose una mano al vientre con gesto preocupado.—Hermana, resiste un poco más. Ya mero llegaremos a la carretera.—Me duele —dijo Celeste, luchando contra el dolor y la incertidumbre.El auto detrás volvió a golpearlos, haciendo que el vehículo perdiera el equilibrio y se tambaleara peligrosamente.—Pequeñito, resiste, por favor —murmuró Tete, dirigiendo una mirada angustiada al vientre de Celeste.Ante el inminente peligro, Tete instintivamente abrazó a su hermana, protegiéndola con su propio cuerpo mientras el auto se estrellaba contra un
Exhausta y abrumada por la marea de emociones, Tete finalmente encontró algo de paz en los brazos de Wilson. Con su cabeza apoyada en su pecho, el ritmo constante de su corazón la arrulló hasta quedar dormida.Wilson la observaba, acariciando suavemente su cabello, murmurando suavemente, «Descansa, amor».Unas horas después, Wilson salió brevemente de la habitación para encontrase con Thomoe su voz estaba cargada de ansiedad y frustración.—¿Cómo está todo? —preguntó Wilson, intentando mantener la calma.—Las cámaras de vigilancia de la carretera captaron algunos carros saliendo de esa área, pero después de un rato los perdieron. Al parecer, tomaron un área ciega en las cámaras —explicó Thomoe, su tono cada vez más desesperado.—Lo lamento —dijo Wilson, sintiendo el peso de la noticia.—Estoy muy desesperado, ella está en peligro —confesó Thomoe, refiriéndose a Celeste.En un intento de ofrecer algo de claridad, Wilson compartió una verdad dolorosa:—Thomoe, el maldito de nuestro padr