—Segura que te sientes bien? Te ves amarilla —preguntó Thomoe, frunciendo el ceño en señal de preocupación.—Estoy bien, solo fue un mareo, no he comido en casi todo el día —respondió Celeste, tratando de minimizar su malestar.Thomoe no parecía convencido, pero asintió, decidido a cuidarla.—Iré a prepararte algo —dijo, levantándose de la cama.Celeste le tomó la mano, deteniéndolo un momento.—Gracias, Thomoe —murmuró, sintiendo un peso en su corazón, dudando de merecer su bondad y amor.Thomoe le sonrió suavemente y le dio un beso en la frente antes de dirigirse a la cocina.Después de un rato, volvió con un plato de comida sencilla pero nutritiva.—Vamos, come —instó, sentándose junto a ella en la cama.Celeste asintió y ambos comenzaron a comer en silencio. Después de unos minutos, la curiosidad pudo más que ella.—Dime qué pasó después —pidió, refiriéndose a la historia que Thomoe había comenzado a contar antes.—Ok, a días después del cine —Thomoe hizo una pausa, recordando— es
—Eh, no. Solo que mi cuarto está siendo fumigado —explicó Tete con una leve mueca, intentando restar importancia a la situación.Alicia intervino rápidamente, tratando de mantener la situación bajo control.—Voy a ir por su medicina, quédate con ella —dijo antes de salir del cuarto.—Gracias por traerme —le dijo Tete a Thomoe con una voz débil pero agradecida.—Sí, de nada —respondió él, todavía mirando alrededor, sintiéndose algo incómodo con la condición del lugar.—¿Qué plaga es? —preguntó Thomoe, intentando entender la situación.—¿De qué hablas? —Tete parecía confundida con la pregunta.—Por qué fumigan tu cuarto? Este lugar... es muy deplorable —Thomoe no pudo evitar comentar, aunque trató de ser lo más delicado posible con sus palabras.—Ah, cucarachas —dijo Tete simplemente, como si eso explicara todo.Thomoe frunció el ceño, con la preocupación evidente en su expresión.—No deberían de fumigar toda la casa mejor —murmuró más para sí mismo que para ella, pensando en lo poco qu
★Fin del recuerdo.Las palabras de Thomoe se detuvieron justo cuando Celeste, con un gran bostezo, se acurrucaba más en su pecho y murmuraba que tenía mucho sueño.Él le respondió con suavidad, invitándola a descansar, y en cuestión de minutos, el sueño se apoderó de ambos.Al amanecer, Thomoe despertó solo, notando inmediatamente el frío espacio en la cama donde Celeste debería estar. Con una mezcla de sorpresa y preocupación, llamó suavemente:—¿Tete? —Su voz rompió el silencio de la mañana hasta que ella respondió desde otro lugar en la casa, con su voz flotando hacia él como una brisa suave.—Aquí estoy.Ella apareció en el umbral de la puerta, ya completamente preparada para el día, vestida con un lindo vestido de verano y con el cabello aún húmedo de la ducha.La luz del sol matutino se filtraba a través de las ventanas, iluminando sus rasgos y dando un brillo dorado a su piel.—¿Por qué te levantas tan temprano? —preguntó Thomoe, intentando ocultar su desconcierto.—No seas hol
Alicia frunció el ceño, mostrando una sombra de preocupación en su rostro.—Dan me lo contó —dijo suavemente, con su mirada fija en Celeste con amor y preocupación. —Pero estamos aquí ahora, juntas. Eso es lo que importa.Celeste asintió, apretando la mano de su madre con gratitud. La presencia de Alicia era reconfortante, un faro de estabilidad en medio del torbellino emocional que Celeste había estado enfrentando.En ese momento, en la serenidad de esa habitación iluminada por el sol de la mañana, Celeste sintió un profundo agradecimiento por la conexión inquebrantable que compartía con su madre.—Sí, pero yo sé que tú eres mi mamá —afirmó Celeste, agarrándose a esa verdad como un salvavidas.Alicia asintió, con su voz en un murmullo cargado de tristeza.—Sí, mi niña, siempre seré tu mamá.—¿Y los demás? ¿Qué pasó con el resto de nuestra familia? —la pregunta de Celeste salió temblorosa, temiendo ya la respuesta.Alicia fijó sus ojos en Celeste, llenos de una tristeza profunda.—Los
Wilson asintió con seriedad antes de responder:—Bueno.Celeste miró a su alrededor, confundida por el lugar donde se encontraban.—¿Dónde estamos? Aquí no es la universidad —observó, buscando respuestas.Wilson le dirigió una mirada significativa.—Aún es temprano —respondió evasivamente.Celeste sintió una mezcla de frustración y curiosidad.—¿Me contarás? —insistió, deseando conocer la verdad.Wilson suspiró, tomando una decisión.—Primero bajemos —dijo, indicando el camino hacia el muelle cercano.Celeste asintió, siguiéndolo con pasos vacilantes hasta que llegaron frente a la playa, donde el mar extendía su vastedad frente a ellos.—Ya habla —instó Celeste, deseosa de escuchar lo que Wilson tenía que decir.Wilson se quedó en silencio por un momento, como si estuviera reuniendo el coraje para hablar.—Supongo que Thomoe te contó que nos pediste matrimonio a ambos de niños —comenzó, con su tono lleno de seriedad y nostalgia.Celeste soltó una risa nerviosa, ante los caprichos de s
Meses después...En el silencio de su habitación, Tete fue sorprendida por la entrada de su padre, Nathan Morris.—¿Qué pasa, princesa? —inquirió, mientras observaba a su hija.Tete, con una expresión cargada de inquietud, se atrevió a cuestionar:—¿Por qué odias a la familia Garrett?La respuesta de Nathan no se hizo esperar, impregnada de amargura:—¿Se te hace poco lo que le hicieron a tu madre?Los ojos de Tete reflejaron un mar de pensamientos mientras meditaba sobre las palabras de su padre.—Ella parece no odiarlos, sino que los jóvenes Garrett le agradan —comentó Tete, sumida en una introspección profunda.Nathan, con firmeza paterna, insistió en moldear las emociones de su hija:—Tu mamá está confundida. Tú no debes sentir nada por ellos, ¿escuchaste?Con un gesto de aceptación resignada, Tete asintió, reconociendo la autoridad de su padre.—Pero papá, Dan es mi hermano —intentó argumentar, buscando una conexión familiar.Sin titubear, Nathan desechó la idea con una respuesta
Thomoe frunció el ceño al escuchar la conversación de Wilson por teléfono.—¿Quién era? ¿Tete? —preguntó con curiosidad, esperando confirmación.—Sí, Tete. ¿Quieres ir a una discoteca? —respondió Wilson, tratando de persuadir a Thomoe para unirse a la salida nocturna.—No me gustan esos lugares —declinó Thomoe con firmeza, sacudiendo la cabeza.—No seas amargado, dudo que Tete esté sola. Ella y tu novia llevan meses siendo muy buenas amigas —insistió Wilson, señalando la estrecha relación entre Tete y Priscila.—Sí, a lo mejor —consideró Thomoe, pensativo.—¿Aún no terminas con ella? —inquirió Wilson, recordando la relación de Thomoe con Priscila y mostrando cierta sorpresa ante la prolongada situación.Thomoe reflexionó sobre las palabras de Wilson, sintiendo el peso de la responsabilidad en sus hombros.—No quiero lastimarla —confesó Thomoe, preocupado por el bienestar de Priscila.—Eres muy dulce —respondió Wilson, reconociendo la sensibilidad de su hermano.—Deja de burlarte, Wils
★ActualidadCeleste sintió el suave tirón de Wilson en su mano, invitándola a levantarse.Sus pensamientos se agolpaban en su mente, incapaz de encontrar palabras adecuadas para expresar su confusión. Mientras se ponía de pie, una punzada de dolor atravesó su cabeza.—Deberías descansar — sugirió Wilson con preocupación. —Creo que has absorbido demasiada información hoy.La pregunta de Celeste colgaba en el aire, tejiendo un hilo de intriga entre ellos.—¿Los dos estaban enamorados de la misma mujer? —murmuró.—No —respondió Wilson con una triste sonrisa. —Creo que nos enamoramos de la ilusión que nos presentó.Un silencio incómodo llenó el espacio entre ellos mientras Celeste luchaba con sus propios sentimientos.—Pero yo no soy ella — susurró con voz apenas audible. —No me gusta, no quiero serlo.—Lo comprendo —dijo Wilson con compasión, intentando aliviar su carga.—Yo amo a Thomoe — confesó