Meses después...En el silencio de su habitación, Tete fue sorprendida por la entrada de su padre, Nathan Morris.—¿Qué pasa, princesa? —inquirió, mientras observaba a su hija.Tete, con una expresión cargada de inquietud, se atrevió a cuestionar:—¿Por qué odias a la familia Garrett?La respuesta de Nathan no se hizo esperar, impregnada de amargura:—¿Se te hace poco lo que le hicieron a tu madre?Los ojos de Tete reflejaron un mar de pensamientos mientras meditaba sobre las palabras de su padre.—Ella parece no odiarlos, sino que los jóvenes Garrett le agradan —comentó Tete, sumida en una introspección profunda.Nathan, con firmeza paterna, insistió en moldear las emociones de su hija:—Tu mamá está confundida. Tú no debes sentir nada por ellos, ¿escuchaste?Con un gesto de aceptación resignada, Tete asintió, reconociendo la autoridad de su padre.—Pero papá, Dan es mi hermano —intentó argumentar, buscando una conexión familiar.Sin titubear, Nathan desechó la idea con una respuesta
Thomoe frunció el ceño al escuchar la conversación de Wilson por teléfono.—¿Quién era? ¿Tete? —preguntó con curiosidad, esperando confirmación.—Sí, Tete. ¿Quieres ir a una discoteca? —respondió Wilson, tratando de persuadir a Thomoe para unirse a la salida nocturna.—No me gustan esos lugares —declinó Thomoe con firmeza, sacudiendo la cabeza.—No seas amargado, dudo que Tete esté sola. Ella y tu novia llevan meses siendo muy buenas amigas —insistió Wilson, señalando la estrecha relación entre Tete y Priscila.—Sí, a lo mejor —consideró Thomoe, pensativo.—¿Aún no terminas con ella? —inquirió Wilson, recordando la relación de Thomoe con Priscila y mostrando cierta sorpresa ante la prolongada situación.Thomoe reflexionó sobre las palabras de Wilson, sintiendo el peso de la responsabilidad en sus hombros.—No quiero lastimarla —confesó Thomoe, preocupado por el bienestar de Priscila.—Eres muy dulce —respondió Wilson, reconociendo la sensibilidad de su hermano.—Deja de burlarte, Wils
★ActualidadCeleste sintió el suave tirón de Wilson en su mano, invitándola a levantarse.Sus pensamientos se agolpaban en su mente, incapaz de encontrar palabras adecuadas para expresar su confusión. Mientras se ponía de pie, una punzada de dolor atravesó su cabeza.—Deberías descansar — sugirió Wilson con preocupación. —Creo que has absorbido demasiada información hoy.La pregunta de Celeste colgaba en el aire, tejiendo un hilo de intriga entre ellos.—¿Los dos estaban enamorados de la misma mujer? —murmuró.—No —respondió Wilson con una triste sonrisa. —Creo que nos enamoramos de la ilusión que nos presentó.Un silencio incómodo llenó el espacio entre ellos mientras Celeste luchaba con sus propios sentimientos.—Pero yo no soy ella — susurró con voz apenas audible. —No me gusta, no quiero serlo.—Lo comprendo —dijo Wilson con compasión, intentando aliviar su carga.—Yo amo a Thomoe — confesó
—¿Qué haces? —preguntó Thomoe, sorprendido por la repentina intensidad del momento. —Van a vernos.—Soy tu prometida —añadió ella, desabrochándole el pantalón y bajándolo junto con sus boxers con determinación.Thomoe se quedó momentáneamente sin palabras, incapaz de articular una respuesta coherente.—Pero... —intentó objetar, antes de ser interrumpido por un beso apasionado.—¿No te gusta? —preguntó ella, con una sonrisa juguetona.Thomoe se dejó llevar por el momento, pero sus pensamientos aún estaban algo confundidos.—Dios... —murmuró entre besos, tratando de concentrarse.—¿Tan rápido crece? —bromeó Celeste, con una risa traviesa mientras continuaban disfrutando del momento.Thomoe llamó suavemente.—Celeste... —susurró mientras deslizaba la mano entre su cabello.—Ahhh... —exclamó Celeste, sintiendo una oleada de placer.Ella lo llevó más adentro, disfrutando de la sensación, es
Thomoe se levantó de su asiento con firmeza, indicando que era hora de marcharse.Dan asintió en acuerdo, expresando su deseo de partir también.Mientras tanto, en el salón, la tensión entre Monica y Wilson se palpaba en el aire.—¿Qué hacías con este loco? —inquirió Monica, fijando una mirada de desaprobación en Celeste.—Estoy aquí —intervino Wilson, intentando mantener la calma.Monica continuó sin prestarle atención, dirigiendo su atención a Celeste.—Y eso qué importa, no quita que este loco —replicó Monica con furia, llena de desdén.—Sabías que por tu culpa esa zorra de Priscila le dijo zorra a mi amiga —acotó Monica, lanzando una mirada acusadora a Wilson.Celeste intervino, tratando de calmar los ánimos.—Ya basta, entre Wilson y yo no hay nada —aclaró Celeste, buscando poner fin al conflicto.Wilson respaldó su afirmación.—Exacto, no hay nada —añadió Wilson, esperando disipa
★Recuerdos de Priscila.Priscila, sintiéndose sola y necesitada de apoyo, decidió buscar a su amiga Tete para compartir sus preocupaciones y buscar consuelo en ella.—¿Por qué Tete no ha venido a verme y lleva meses sin venir? ¿Estará bien? Es mi única amiga, me siento muy sola. Será mejor que vaya a verla —se dijo a sí misma, decidida a buscar el consuelo que necesitaba.Con el corazón cargado de dolor por su pérdida, Priscila recordó el difícil momento en que sus padres la obligaron a abortar el hijo que llevaba en su vientre, fruto de ese encuentro. A pesar de ser de un desconocido, ya se había encariñado con la idea de ser madre.Decidida a buscar consuelo en su amiga, Priscila se dirigió hacia la casa de Tete. Al llegar, tocó la puerta con una mezcla de esperanza y ansiedad. Alicia, abrió la puerta y la miró con curiosidad.—Hola, ¿buscas a alguien? —preguntó Alicia, observando a Priscila con interés.Priscila asintió.<
—¿Qué piensas? —inquirió Priscila con curiosidad.Wilson desvió la conversación, mencionando un detalle de su pasado.—Nada. ¿Sabías que estudiaba para ser doctor? Y ahora soy uno de los mejores —comentó, cambiando de tema.Priscila asintió, interesada en escuchar más.—Sí —respondió.—Su cerebro tiene un bloqueo que será liberado con el tiempo. Al parecer, su organismo se resiste a querer recordar. Quizás es ella misma quien no quiere hacerlo. Odia a la persona que era. Es normal que no quiera, aunque su curiosidad le gane —explicó Wilson, compartiendo sus reflexiones.Priscila, sin embargo, expresó su resentimiento de manera más directa.—Pues yo la odio más —dijo con amargura.—¿Por qué? —preguntó Wilson, buscando comprender.Priscila no vaciló en revelar sus penas y resentimientos, expresando el dolor que había guardado por tanto tiempo.—Me quitó a Thomoe. Me perdí en la droga, mis padres
Sin embargo, el juego fue interrumpido por la llegada del profesor, lo que provocó que el grupo se apresurara para entrar a clases.—¡Vamos, el último en llegar es huevo podrido! —exclamó Thomoe, incitando a sus hermanos a moverse más rápido.Pero el apuro resultó en una caída para Dan, quien terminó lastimándose las rodillas en su afán por llegar rápido.—¡Mis rodillas...! —murmuró Dan, sintiendo el dolor del golpe.Wilson y Thomoe, preocupados por su hermano, lo ayudaron a levantarse y caminar.—¡Dan, tú puedes! —animó Tete, lanzando porras desde la distancia para apoyar a su hermano.Entre risas y muestras de solidaridad, el grupo finalmente entró a clases, dejando atrás la travesura y la diversión momentánea en el patio.Wilson y Thomoe ayudaban a Dan a todos lados por su malestar en las rodillas.—Ponte a dieta —pidió WilsonDan, un poco avergonzado por el comentario sobre su peso, se defendió entr