—¿Qué piensas? —inquirió Priscila con curiosidad.
Wilson desvió la conversación, mencionando un detalle de su pasado.—Nada. ¿Sabías que estudiaba para ser doctor? Y ahora soy uno de los mejores —comentó, cambiando de tema.Priscila asintió, interesada en escuchar más.—Sí —respondió.—Su cerebro tiene un bloqueo que será liberado con el tiempo. Al parecer, su organismo se resiste a querer recordar. Quizás es ella misma quien no quiere hacerlo. Odia a la persona que era. Es normal que no quiera, aunque su curiosidad le gane —explicó Wilson, compartiendo sus reflexiones.Priscila, sin embargo, expresó su resentimiento de manera más directa.—Pues yo la odio más —dijo con amargura.—¿Por qué? —preguntó Wilson, buscando comprender.Priscila no vaciló en revelar sus penas y resentimientos, expresando el dolor que había guardado por tanto tiempo.—Me quitó a Thomoe. Me perdí en la droga, mis padresSin embargo, el juego fue interrumpido por la llegada del profesor, lo que provocó que el grupo se apresurara para entrar a clases.—¡Vamos, el último en llegar es huevo podrido! —exclamó Thomoe, incitando a sus hermanos a moverse más rápido.Pero el apuro resultó en una caída para Dan, quien terminó lastimándose las rodillas en su afán por llegar rápido.—¡Mis rodillas...! —murmuró Dan, sintiendo el dolor del golpe.Wilson y Thomoe, preocupados por su hermano, lo ayudaron a levantarse y caminar.—¡Dan, tú puedes! —animó Tete, lanzando porras desde la distancia para apoyar a su hermano.Entre risas y muestras de solidaridad, el grupo finalmente entró a clases, dejando atrás la travesura y la diversión momentánea en el patio.Wilson y Thomoe ayudaban a Dan a todos lados por su malestar en las rodillas.—Ponte a dieta —pidió WilsonDan, un poco avergonzado por el comentario sobre su peso, se defendió entr
Celeste, con una mezcla de emoción y expectativa, anunció su llegada a la casa de Thomoe, pero el silencio la recibió como respuesta.—¡Thomoe, ya llegué! —gritó, pero solo el eco de su voz resonó en la tranquila casa.«Creo que no está», murmuró para sí misma, resignada a la ausencia momentánea de su prometido.Decidió aprovechar la soledad para sumergirse en un relajante baño, dejando que el agua tibia y el vapor calmaran su mente.Mientras tanto, en Industrias Garrett, Dan se sorprendió al ver a Thomoe en el lugar.—Pensé que estabas en tu departamento —comentó, con una expresión de desconcierto.Thomoe explicó rápidamente su presencia inesperada.—Tenía que arreglar unas cosas —respondió, ocupado con sus responsabilidades.De repente, apareció el padre de Mónica, el Sr. Ángel, llamando la atención de Thomoe.—Joven, me ha mandado a llamar —anunció el Sr. Ángel, con seriedad.Thomoe asintió.
Un rato después, Thomoe regresó a su departamento y buscó a Celeste. Sus pasos resonaron en el silencio mientras recorría los cuartos, hasta que finalmente entró al baño.—Celeste, ¿estás aquí? —llamó Thomoe, lleno de preocupación.Al entrar al baño, se encontró con Celeste dormida en la bañera. Su rostro tranquilo y sereno reflejaba la belleza de su sueño.—Qué linda eres —murmuró Thomoe con ternura mientras acariciaba suavemente el rostro de Celeste, con una sonrisa de admiración curvando sus labios.Celeste se despertó sobresaltada al escuchar la voz de Thomoe, que resonaba suavemente en la habitación, llenándola de calidez.—Thom, ¿ya llegaste? —preguntó, su voz aún cargada de sueño y con un tono suave y melódico.Thomoe se acercó a ella con una sonrisa amorosa, iluminando la habitación con su presencia.—Te dormiste, amor —mencionó, con un tono lleno de ternura que envolvía a Celeste como una manta suave en una fría
El día del pentatlón finalmente había llegado, y Celeste estaba visiblemente nerviosa por la competencia que se avecinaba.—Estoy muy nerviosa —confesó, sintiendo la presión del evento.Monica, trató de calmarla con palabras de aliento.—Tranquila, hermanita, lo harás bien —aseguró, transmitiendo confianza.Dan se acercó a ella con una sonrisa tranquilizadora.—Si tú te relajas, los harás trizas a todos —bromeó, dándole un reconfortante masaje en los hombros.Thomoe agregó su consejo antes de que comenzara la competencia.—Si no sabes una respuesta, pasa a la siguiente pregunta —aconsejó, ofreciendo su apoyo.Finalmente, el pentatlón dio inicio, y el sonido de los timbres marcaba el comienzo de cada prueba. Dos horas después, el concurso llegó a su fin, y los tres finalistas fueron anunciados, entre ellos, Celeste.El presentador anunció los resultados con emoción.—Buenas noches a todos. Nos han entregado los resultados de los ganadores —anunció con entusiasmo.El primer lugar fue ot
Mientras tanto, Dan y Mónica estaban a salvo y juntos.—Monica, amor, ¿estás bien? —preguntó Mónica con preocupación.Dan sonrió aliviado.—Sí, yo y nuestro hijo estamos bien —respondió.—¿Nuestro hijo? —sorprendido por la revelación de Mónica.—¡Si felicidades, serás papá! Ahora dame un arma que voy a volar cabezas.—Voy a ser papá —Dan estaba tan emocionado que cargo a Mónica en sus brazos y la lleno de besos, después le entrego un arma.Los disparos resonaron nuevamente, pero esta vez Dan y Mónica estaban listos para enfrentarse a la amenaza.Mientras tanto, Thomoe buscaba desesperadamente a Celeste.—¿Dónde está Tete? —preguntó preocupado.Dan frunció el ceño.—¿No estaba contigo? —respondió, sintiendo crecer la preocupación.Thomoe miró a su alrededor, buscando a su hermana.—¿Dónde está mi hermanita? —preguntó con angustia.Dan intentó calmarlo.—La encontraremos, demonios. Pero primero, terminemos con esto —dijo, refiriéndose a los agresores.Después de una larga y agotadora no
Ambas se quedaron dormidas profundamente, agotadas por la intensidad de la noche anterior.Cuando el sol comenzó a asomarse tímidamente por la ventana, Monica despertó y buscó a Celeste a su lado en la cama. Su corazón dio un vuelco al darse cuenta de que Celeste no estaba allí.—¡Celeste! —exclamó, llena de preocupación, mientras salía apresuradamente de la habitación en busca de su amiga.Recorrió cada rincón del hospital, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, pero Celeste no estaba en ninguna parte. Desesperada, decidió dirigirse a la casa de Dan, sintiendo un nudo de ansiedad en su estómago.—¡Dan, ábreme! —gritó Monica, golpeando la puerta con insistencia cuando llegó a su destino.Dan abrió la puerta, con ojeras marcadas en su rostro cansado.—¿Qué pasa? —preguntó, notando la angustia en los ojos de Monica.—¡Celeste, no sé dónde está! —confesó Monica, sintiendo un escalofrío de temor recorriendo su espalda—. ¡No está en el hospital y no sé qué hacer!Dan intentó calma
La conversación entre Dan y Wilson continuaba en el interior del departamento de Wilson. Dan permanecía de pie, mientras Wilson tomaba asiento, preparándose para contarle a Dan lo que sabía.—Ya habla —instó Dan, impaciente por conocer la verdad.—Te cansarás de escuchar... —empezó Wilson, su voz cargada de pesar.Wilson asintió y comenzó a relatarle a Dan lo que había sucedido años atrás, desenterrando secretos y revelaciones que habían permanecido ocultos por mucho tiempo.★Recuerdos.—¿Por qué estás enojado conmigo? —preguntó Tete, buscando comprender la tensión de Wilson.Wilson negó con la cabeza, tratando de ocultar sus emociones.—No estoy enojado, solo que odio que tengas que hacer todo lo que tu padre te dice —respondió Wilson, revelando parte de su frustración.Tete se acercó a Wilson, tratando de calmarlo.—Amor, ¿qué sucede? —preguntó con preocupación.Wilson se apartó, incapaz de ocultar su incomodidad.—Odio ver cuándo ustedes están juntos, odio que se besen, odio que...
Ambas se quedaron dormidas profundamente, agotadas por la intensidad de la noche anterior.Cuando el sol comenzó a asomarse tímidamente por la ventana, Monica despertó y buscó a Celeste a su lado en la cama. Su corazón dio un vuelco al darse cuenta de que Celeste no estaba allí.—¡Celeste! —exclamó, llena de preocupación, mientras salía apresuradamente de la habitación en busca de su amiga.Recorrió cada rincón del hospital, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, pero Celeste no estaba en ninguna parte. Desesperada, decidió dirigirse a la casa de Dan, sintiendo un nudo de ansiedad en su estómago.—¡Dan, ábreme! —gritó Monica, golpeando la puerta con insistencia cuando llegó a su destino.Dan abrió la puerta, con ojeras marcadas en su rostro cansado.—¿Qué pasa? —preguntó, notando la angustia en los ojos de Monica.—¡Celeste, no sé dónde está! —confesó Monica, sintiendo un escalofrío de temor recorriendo su espalda—. ¡No está en el hospital y no sé qué hacer!Dan intentó calma