En la bulliciosa universidad, donde los secretos parecen expandirse más rápido que la luz, Mónica y Celeste se encontraron en medio de un interrogatorio casual.Mónica, con una expresión intrigada, dirigió su mirada a Celeste.—¿Dónde estuviste ayer? —preguntó con curiosidad, sabiendo que la respuesta podría ser interesante.Celeste titubeó por un momento antes de responder, tratando de encontrar las palabras adecuadas.—Ha... estuve con Thomoe —respondió, con una mezcla de nerviosismo y reserva.La mirada inquisitiva de Mónica se intensificó.—No me mientas, hermanita. Conozco cuando me mientes —advirtió, decidida a descubrir la verdad.Celeste se sintió acorralada, pero decidió revelar un poco más de información.—Estuve con Thomoe —insistió, aunque su tono sugería que había más por contar.Mónica arqueó una ceja, intrigada por la respuesta de Celeste.—¡¿Qué?! —exclamó, sorprendida.Antes de que Celeste pudiera continuar, Mónica la interrumpió.—Tú y él... —comenzó Mónica, pero Ce
Monica quedó atónita ante la inesperada cercanía de Dan. Su reacción instintiva fue empujarlo, pero él la sujetó hábilmente por la cintura, provocando que ambos perdieran el equilibrio y terminaran en el suelo, con ella sobre él.—¿Qué estás haciendo? —exclamó Monica, tratando de recobrar la compostura.Dan, con una sonrisa pícara bailando en sus labios, la miró con un brillo travieso en los ojos.—Creo que necesitas clases de besos —bromeó Dan, provocándola con su comentario.Monica rodó los ojos, pero respondió con un toque de sarcasmo en su tono.—Oh, claro, ¿y quién mejor para enseñarme que tú? —replicó Monica con ironía.Dan soltó una risa suave, deleitándose en el juego verbal.—Si lo dices tú, debe ser verdad —respondió Dan con sarcasmo, disfrutando del contrapunto entre ellos.Monica frunció el ceño, un tanto molesta por la burla de Dan.—¿Y entonces, por qué volviste a besarme, idiota? —le desafió Monica, con determinación en su voz.Dan no pudo evitar reír entre dientes, mos
Thomoe estaba ordenando su ropa cuando recibió el mensaje de Dan.Mientras lo leía, Celeste se acercó con curiosidad, sus ojos escudriñando el teléfono de Thomoe con interés.—¿Pasa algo? —preguntó ella, con una leve arruga de preocupación en su frente.—No, vámonos —respondió Thomoe brevemente, con una mirada rápida hacia Celeste antes de volver su atención al mensaje.Celeste levantó una ceja, su curiosidad era aún palpable en el aire.—¿A dónde? —preguntó Celeste, con un destello de intriga en sus ojos.Thomoe sonrió con astucia, sus labios curvándose en una mueca juguetona.—A dar un paseo. Decidí no dar clases hoy. ¿Quieres venir conmigo? —ofreció, con su tono sugestivo cargado de anticipación.Celeste asintió emocionada, con una sonrisa iluminando su rostro. Se apartó para arreglar su ropa, ajustando cada detalle con precisión, mientras el corazón le latía con emoción. En ese momento, Thomoe la abrazó suavemente por la espalda, atrayéndola hacia él con un gesto de intimidad, sus
Dan continúa con su juego seductor, llevando a Mónica a su cama con cuidado mientras ella se deja llevar por la excitación y la incertidumbre.—¿Qué vas a hacerme? —pregunta Mónica con nerviosismo.Dan, con una sonrisa pícara en los labios, acaricia suavemente el rostro de Mónica y le susurra al oído: —Te voy a hacer sentir cosas que nunca antes has experimentado.Mónica se estremece ante sus palabras, sintiendo una mezcla de emoción y deseo recorrer todo su cuerpo. Cierra los ojos, entregándose completamente a la experiencia que está por venir.Dan, con manos expertas, comienza a explorar cada centímetro de la piel de Mónica, despertando sensaciones nuevas y excitantes en ella. Sus caricias son suaves pero firmes, despertando un fuego ardiente en el interior de Mónica.Con cada beso y cada roce, Mónica se siente más y más atrapada en el hechizo de Dan. Sus inhibiciones se desvanecen mientras se sumerge en el placer del momento, dejando que sus deseos más profundos tomen el control.
Dan se puso de pie mientras Mónica se sentaba en la orilla de la cama, frente a él, con una mirada llena de anticipación y deseo.Con manos temblorosas, Mónica desabrochó el pantalón de Dan y lo bajó junto con su bóxer, revelando su miembro.—Ohhhh, ¿qué tamaño? —exclamó Mónica, asombrada por la magnitud de su virilidad.Dan, estaba encantado por la expresión de asombro en el rostro de Mónica.Antes de que pudiera decir algo más, Mónica llevó su mano al miembro de Dan y lo acarició con delicadeza, provocando un gemido suave en él.—Cuidado, podría picarte —advirtió Dan, aunque su tono estaba cargado de deseo y emoción.—Quiero que me pique —respondió Mónica traviesamente, decidida a experimentar cada sensación con intensidad.Sin perder tiempo, Mónica llevó lentamente el miembro de Dan a su boca, mientras sus manos jugaban con las bolas, provocando gemidos de placer en Dan.—Ohhhh, Mónica —susurró Dan entre gemidos de éxtasis, mientras el placer recorría cada fibra de su ser.Monica c
Celeste y Thomoe paseaban por los puestos de un mercado ambulante, disfrutando del bullicio y la variedad de productos. —¡Tom, mira! —exclamó Celeste con entusiasmo, corriendo hacia un puesto que vendía broches.Thomoe la abrazó por la espalda y observó lo que le señalaba.—No traje dinero —dijo Celeste, sintiéndose un poco avergonzada.—No te preocupes, yo te lo compraré —respondió Thomoe con una sonrisa.Celeste titubeó un momento, sintiéndose incómoda por aceptar el gesto.—No es necesario, no quiero abusar —dijo ella, tratando de declinar la oferta.—No es abuso. Mira, te ves muy linda —insistió Thomoe , elogiando su apariencia, poniendo uno de los broches en su cabello.—Gracias —respondió Celeste, sonrojándose levemente.—Tete, eres muy tierna, ¿sabías? —comentó Thomoe , apreciando su dulzura.Celeste se rió nerviosamente. —Mis padres me matarán si se enteran de que me escape de la universidad —confesó, preocupada.Thomoe se tornó serio de repente. —Tu padre no volverá a ponert
Después de que Celeste salió a hablar con Tomoe, su padre, Alberto, estaba hablando por teléfono con Wilson.—Ya hice lo que me pediste. Le dije que él me golpeó y también mencioné algo sobre una venganza. Ya me va a pagar —dijo Alberto, con ansiedad.—¿Te creyó? —preguntó Wilson, su tono reflejando cierta cautela.—No lo sé. Esa niña es tan ingenua que creo que se lo creyó todo —respondió Alberto, con un eco de confianza en su voz.—Bien, recibirás tu paga —afirmó Wilson, con una promesa de recompensa en sus palabras, y luego colgó la llamada.Wilson apretó su celular y lo colocó cerca de su labio, demostrando una sutileza similar a la de la joven.—¿Sigues detrás de esa insípida? —comento Priscila desafiando su autoridad.—Ella es mía —respondió Wilson, con una firmeza que no dejaba lugar a dudas sobre su determinación.—Pues por lo visto, tu hermano no lo permitirá —observó uno de los desconocidos, señalando una posible interferencia en sus planes.Cuando Priscila intentó besar a W
—Cariño, ¡despierta!Dan sacudió suavemente el hombro de Mónica, quien estaba profundamente dormida.La luz matutina se filtraba a través de las cortinas entreabiertas, iluminando suavemente la habitación.—Aaah, ¡ya voy! —Mónica se estiró perezosamente, dejando escapar un bostezo resonante, mientras sus cabellos desordenados caían sobre su rostro sereno.—¿Dormiste bien? —preguntó Dan.Dan miró a Mónica con una sonrisa amorosa.—Sí, muy, pero muy bien. —Mónica se acomodó en la cama, envuelta en la calidez de las sábanas, con una expresión de completa serenidad en el rostro, como si el mundo entero estuviera en paz.Dan se inclinó hacia Mónica, su rostro radiante con ternura, y depositó un beso tierno en su mejilla, dejando una sensación cálida y reconfortante en su piel.—Mmm... —Mónica sonrió ligeramente, con sus labios curvándose en respuesta al gesto amoroso de Dan, mientras se perdía en la dulzura del momento.—Tengo que irme, ¿quieres que te lleve a tu casa o prefieres llevar t