Wilson salió del hospital con pasos rápidos y el ceño fruncido, su rostro mostraba evidentes signos de molestia.—Thomoe necesita que lo visites urgentemente —expresó Wilson con tono apremiante, clavando su mirada en Priscila, quien parecía absorta en sus propios pensamientos.—Thomoe —murmuró Priscila, en un susurro.—Seguro que Tete irá a buscarlo —respondió Wilson, ajustando la chaqueta con gesto determinado.—Está bien, me voy —contestó Priscila resignadamente, volteando hacia la salida.Wilson se limpió la sangre que brotaba de su nariz con un pañuelo.—¿Qué hacemos con el señor? —consultaron los hombres de Wilson entre sí, intercambiando miradas inquietas.—No pude matarlo, así que manténganlo encerrado, alimentándolo solo con pan y agua. No permitan que escape, me será útil más adelante —ordenó Wilson con voz firme.—Así será, joven —asintieron los desconocidos, acatando la orden con obediencia.Dentro del hospital, los pasillos estaban iluminados por frías luces fluorescentes,
—No lo sé, necesito tiempo. Tú y yo teníamos un acuerdo y ahora mi padre ha desaparecido —confesó Celeste, temblorosa mientras lidiaba con la complejidad de la situación, con su mirada perdida.—¿Qué pasa con tu padre? —preguntó Thomoe, su preocupación aumentaba ante la mención de la desaparición del padre de Celeste, una sombra de angustia cruzaba su rostro.—No tienes nada que ver con eso, ¿verdad? —preguntó Celeste, buscando desesperadamente una respuesta en los ojos de Thomoe, sus manos temblaban ligeramente. —Dan golpeó a tu otro hermano —reveló Celeste, sintiendo que era necesario compartir la verdad.—¿Viste a Wilson? —preguntó Thomoe, lleno de ansiedad mientras esperaba la respuesta de Celeste.—Sí, él dijo que... —comenzó Celeste, pero fue interrumpida por Thomoe, su impaciencia era palpable en el aire.—¿Le creíste a él? —cuestionó Thomoe, su voz llena de decepción y dolor, sus ojos oscurecidos por la sospecha.La soltó bruscamente, con su expresión endurecida por la desconf
—¿A dónde? —preguntó Celeste, con tristeza al imaginarlo partir.—A mi departamento —respondió Thomoe, sintiendo un peso en el pecho al tener que separarse de ella, aunque fuera temporalmente.Tomó su mano y la sacó de su casa, llevándola consigo hacia su próximo destino.—¿Qué? ¿A dónde me llevas? —preguntó Celeste confundida, dejándose llevar por Thomoe sin resistencia.—Te dije que me voy y tú vendrás conmigo —declaró Thomoe, sintiendo que era lo correcto.—Sí —asintió Celeste con una sonrisa, confiando en él y dispuesta a acompañarlo.Caminaron hacia el auto de Thomoe y se dirigieron hacia su casa, llenos de expectativas y emociones encontradas.Al llegar, Celeste fue la primera en bajar del auto y entró corriendo a la casa, sintiendo un ligero nerviosismo por lo que les deparaba al entrar.—En verdad, ya no está —murmuró Celeste en voz baja, sintiendo un ligero nudo en el estómago al constatar la ausencia de la persona que había causado tantos problemas.—Vaya, parece que si está
Mientras tanto, la pequeña Tete observaba la escena con una sonrisa traviesa bailando en sus labios, y aprovechó el momento para escabullirse mientras los tres discutían.—Ya se escapó —informó Dan, al percatarse de la ausencia de Tete.—Es tu culpa —acusó Thomoe, señalando a Wilson con gesto acusador.—Después me culpas, hermano —respondió Wilson, saliendo corriendo detrás de Tete con ánimo de atraparla.—¡Suéltame, suéltame, bravucón, suéltame! —gritaba Tete, entre risas, mientras intentaba zafarse de la firme sujeción de Wilson.Finalmente, Tete logró liberarse y salió corriendo, decidida a escapar de la situación.—La atrapé —anunció Thomoe, conteniendo a Tete entre sus brazos mientras ella no paraba de reír.—Ya déjenme ir, ya me la comí de todos modos —dijo Tete entre risas, disfrutando del juego y dejando claro que la manzana ya no era un motivo de preocupación.Dan soltó una risita, cambiando de tema para desviar la atención.—¿Ya me puedo ir? —preguntó Tete, lista para marcha
Tete extendió la rebanada de pizza hacia Dan, cuyo rostro reflejaba gratitud mientras aceptaba el ofrecimiento con una sonrisa sincera, agradecido por el gesto de amabilidad.—Perdón por la manzana —se disculpó Tete, recordando el incidente previo en el que había comido la manzana de Dan sin permiso.Dan, con un gesto tranquilo, descartó rápidamente la disculpa de Tete, mostrando su disposición para seguir adelante.—No te preocupes. ¿En qué puedo ayudarte? —preguntó Dan, ofreciendo su apoyo con amabilidad.—¿Quien es mejor, Thomoe o Wilson? —preguntó Tete.Dan contemplaba con seriedad la pregunta de Tete, sintiendo el peso de la decisión que se le presentaba entre Thomoe y Wilson. Sus ojos vagaban por el jardín, buscando inspiración en la serenidad del entorno.—Tal vez Thomoe es el mejor —respondió Dan finalmente, aunque su tono reflejaba una profunda indecisión.Tete asintió, reconociendo la sinceridad en las palabras de Dan, pero estaba decidida en su elección.—Entonces me quedar
Celeste se inclinó hacia él, dispuesta a ofrecerle todo su apoyo en aquel momento difícil, sintiendo la solemnidad de aquella promesa que pendía en el aire como una promesa sagrada.—¿Qué cosa?— preguntó Celeste, con la voz suave y reconfortante, como un bálsamo para el alma herida de Thomoe.—Nunca vas a desconfiar de este amor que te tengo, Tete te estoy abriendo mi corazón y si de nuevo es quebrado, no lo soportaré —imploró Thomoe, con la vulnerabilidad al descubierto, como si aquellas palabras fueran la última línea de defensa contra la desolación.Las palabras de Thomoe resonaron en el corazón de Celeste, quien respondió con firmeza y sinceridad, sintiendo un torrente de emociones fluir a través de ella.—Entonces tú no dudes que te amo, Profesor, yo solo tengo ojos para ti, solo no me ocultes nada y confía en mí —afirmó Celeste con convicción, dejando claro su compromiso inquebrantable hacia Thomoe.Thomoe la miró con gratitud, sintiendo un peso levantarse de sus hombros al reci
Por la mañana siguiente Thomoe estiró los brazos en alto y soltó un sonido de satisfacción.—Despierta, cariño. ¿Cómo te sientes? —preguntó Thomoe—Muy bien, cariño. Estoy muy adormilada. Déjame dormir un poco más —pidió celeste mientras se dejaba abrazar por Thomoe—No, querida. Levántate ya o llegarás tarde a la universidad.—Está bien. Anoche no actuaste como un profesor mandón —Se quejó Celeste—Anoche mi alumna favorita... Se movía con desesperación mientras estábamos juntos. Así que no tenía por qué quejarme, pero esta alumna es la más destacada de la clase.—¿Y qué con eso? Quiero dormir más, por favor —suplicó.—¿Y qué?—Sí, déjame dormir y te daré otro round— dijo Celeste, con un tono perezoso pero coqueto.—¿No recuerdas que te van a lanzar al Pentatlón académico?— recordó Thomoe, con una nota de preocupación en su voz.—Sí, soy la más brillante —afirmó Celeste con confianza y orgullo.—Y hermosa —añadió Thomoe, con una sonrisa juguetona.—Y simpática —agregó Celeste, resalt
Celeste bostezó, luchando contra el cansancio que la invadía mientras intentaba mantenerse despierta.—Qué sueño tengo —murmuró Celeste, su voz apenas audible por el agotamiento que sentía.Dan la miró con preocupación, tratando de mantenerla despierta.—No te duermas —le dijo Dan con voz firme, tratando de mantenerla alerta.Celeste frunció el ceño, sintiendo un fuerte dolor de cabeza que la atormentaba.—Me duele mucho la cabeza —se quejó Celeste, llevándose una mano a la sien en un gesto de incomodidad.Monica, preocupada por la situación, se acercó para ofrecer su ayuda.—¿De nuevo? —preguntó Monica con una expresión de preocupación en el rostro, recordando las veces anteriores que Celeste había sufrido de dolores de cabeza.Dan, intrigado por la mención de Monica, buscó más información sobre el tema.—¿De nuevo? —le preguntó Dan a Monica, esperando entender mejor la situación.Monica asintió, compartiendo su preocupación por la recurrente dolencia de Celeste.—Sí, sus papás cuand