Thomoe extendió su mano hacia Dan, instándolo a no permitir que los demás lo vieran derrotado. La preocupación se reflejaba en sus ojos mientras buscaba fortalecer el ánimo de su hermano.—Mi hermano jamás será vencido por esos idiotas, no le des el gusto a nuestro padre de verte de esta manera —afirmó Thomoe con confianza, su voz resonando en el aire tenso de la oficina.Dan, conmovido por el gesto de apoyo de su hermano, tomó su mano y se puso de pie. Un atisbo de gratitud se dibujó en su rostro, aunque su mirada aún reflejaba la preocupación por lo sucedido momentos antes.—¿Te provoca una pizza? —preguntó Thomoe, tratando de desviar la atención hacia algo más liviano.—No, no tengo hambre —respondió Dan, su voz cargada de emotividad mientras recordaba la escena dolorosa que acababa de presenciar.—Pero sé que te gusta —insistió Thomoe, buscando animar a su hermano.—Gracias por intentar motivarme, pero no permitiré que hablen así de Tete y que traten de esa manera a mi madre. Haré
Thomoe se apartó, desviando la mirada.—Ya no quiero hablar de ella —declaró, con un tono de voz cargado de emociones encontradas.Dan asintió comprensivamente.—Lo siento —se disculpó, reconociendo el dolor que sus palabras podrían haber causado.—Busquemos al papá de Tete —propuso Thomoe, intentando cambiar de tema.—Sí, vamos —respondió Dan, acompañando a su hermano.Caminaron por los pasillos del almacén, observando atentamente a su alrededor en busca de alguna señal del padre de Tete.Finalmente, recibieron información sobre su paradero: lo vieron entrar junto a la esposa de Angel.Se dirigieron hacia la dirección indicada, atravesando los corredores llenos de cajas y estanterías repletas de mercancía. El ambiente estaba impregnado de un murmullo constante de actividad laboral.A medida que se acercaban, comenzaron a escuchar ruidos ahogados que provenían del interior del lugar, lo que aumentó su curiosidad por lo que podrían encontrar.Al llegar frente a la puerta, se detuvieron
En la bulliciosa universidad, donde los secretos parecen expandirse más rápido que la luz, Mónica y Celeste se encontraron en medio de un interrogatorio casual.Mónica, con una expresión intrigada, dirigió su mirada a Celeste.—¿Dónde estuviste ayer? —preguntó con curiosidad, sabiendo que la respuesta podría ser interesante.Celeste titubeó por un momento antes de responder, tratando de encontrar las palabras adecuadas.—Ha... estuve con Thomoe —respondió, con una mezcla de nerviosismo y reserva.La mirada inquisitiva de Mónica se intensificó.—No me mientas, hermanita. Conozco cuando me mientes —advirtió, decidida a descubrir la verdad.Celeste se sintió acorralada, pero decidió revelar un poco más de información.—Estuve con Thomoe —insistió, aunque su tono sugería que había más por contar.Mónica arqueó una ceja, intrigada por la respuesta de Celeste.—¡¿Qué?! —exclamó, sorprendida.Antes de que Celeste pudiera continuar, Mónica la interrumpió.—Tú y él... —comenzó Mónica, pero Ce
Monica quedó atónita ante la inesperada cercanía de Dan. Su reacción instintiva fue empujarlo, pero él la sujetó hábilmente por la cintura, provocando que ambos perdieran el equilibrio y terminaran en el suelo, con ella sobre él.—¿Qué estás haciendo? —exclamó Monica, tratando de recobrar la compostura.Dan, con una sonrisa pícara bailando en sus labios, la miró con un brillo travieso en los ojos.—Creo que necesitas clases de besos —bromeó Dan, provocándola con su comentario.Monica rodó los ojos, pero respondió con un toque de sarcasmo en su tono.—Oh, claro, ¿y quién mejor para enseñarme que tú? —replicó Monica con ironía.Dan soltó una risa suave, deleitándose en el juego verbal.—Si lo dices tú, debe ser verdad —respondió Dan con sarcasmo, disfrutando del contrapunto entre ellos.Monica frunció el ceño, un tanto molesta por la burla de Dan.—¿Y entonces, por qué volviste a besarme, idiota? —le desafió Monica, con determinación en su voz.Dan no pudo evitar reír entre dientes, mos
Thomoe estaba ordenando su ropa cuando recibió el mensaje de Dan.Mientras lo leía, Celeste se acercó con curiosidad, sus ojos escudriñando el teléfono de Thomoe con interés.—¿Pasa algo? —preguntó ella, con una leve arruga de preocupación en su frente.—No, vámonos —respondió Thomoe brevemente, con una mirada rápida hacia Celeste antes de volver su atención al mensaje.Celeste levantó una ceja, su curiosidad era aún palpable en el aire.—¿A dónde? —preguntó Celeste, con un destello de intriga en sus ojos.Thomoe sonrió con astucia, sus labios curvándose en una mueca juguetona.—A dar un paseo. Decidí no dar clases hoy. ¿Quieres venir conmigo? —ofreció, con su tono sugestivo cargado de anticipación.Celeste asintió emocionada, con una sonrisa iluminando su rostro. Se apartó para arreglar su ropa, ajustando cada detalle con precisión, mientras el corazón le latía con emoción. En ese momento, Thomoe la abrazó suavemente por la espalda, atrayéndola hacia él con un gesto de intimidad, sus
Dan continúa con su juego seductor, llevando a Mónica a su cama con cuidado mientras ella se deja llevar por la excitación y la incertidumbre.—¿Qué vas a hacerme? —pregunta Mónica con nerviosismo.Dan, con una sonrisa pícara en los labios, acaricia suavemente el rostro de Mónica y le susurra al oído: —Te voy a hacer sentir cosas que nunca antes has experimentado.Mónica se estremece ante sus palabras, sintiendo una mezcla de emoción y deseo recorrer todo su cuerpo. Cierra los ojos, entregándose completamente a la experiencia que está por venir.Dan, con manos expertas, comienza a explorar cada centímetro de la piel de Mónica, despertando sensaciones nuevas y excitantes en ella. Sus caricias son suaves pero firmes, despertando un fuego ardiente en el interior de Mónica.Con cada beso y cada roce, Mónica se siente más y más atrapada en el hechizo de Dan. Sus inhibiciones se desvanecen mientras se sumerge en el placer del momento, dejando que sus deseos más profundos tomen el control.
Dan se puso de pie mientras Mónica se sentaba en la orilla de la cama, frente a él, con una mirada llena de anticipación y deseo.Con manos temblorosas, Mónica desabrochó el pantalón de Dan y lo bajó junto con su bóxer, revelando su miembro.—Ohhhh, ¿qué tamaño? —exclamó Mónica, asombrada por la magnitud de su virilidad.Dan, estaba encantado por la expresión de asombro en el rostro de Mónica.Antes de que pudiera decir algo más, Mónica llevó su mano al miembro de Dan y lo acarició con delicadeza, provocando un gemido suave en él.—Cuidado, podría picarte —advirtió Dan, aunque su tono estaba cargado de deseo y emoción.—Quiero que me pique —respondió Mónica traviesamente, decidida a experimentar cada sensación con intensidad.Sin perder tiempo, Mónica llevó lentamente el miembro de Dan a su boca, mientras sus manos jugaban con las bolas, provocando gemidos de placer en Dan.—Ohhhh, Mónica —susurró Dan entre gemidos de éxtasis, mientras el placer recorría cada fibra de su ser.Monica c
Celeste y Thomoe paseaban por los puestos de un mercado ambulante, disfrutando del bullicio y la variedad de productos. —¡Tom, mira! —exclamó Celeste con entusiasmo, corriendo hacia un puesto que vendía broches.Thomoe la abrazó por la espalda y observó lo que le señalaba.—No traje dinero —dijo Celeste, sintiéndose un poco avergonzada.—No te preocupes, yo te lo compraré —respondió Thomoe con una sonrisa.Celeste titubeó un momento, sintiéndose incómoda por aceptar el gesto.—No es necesario, no quiero abusar —dijo ella, tratando de declinar la oferta.—No es abuso. Mira, te ves muy linda —insistió Thomoe , elogiando su apariencia, poniendo uno de los broches en su cabello.—Gracias —respondió Celeste, sonrojándose levemente.—Tete, eres muy tierna, ¿sabías? —comentó Thomoe , apreciando su dulzura.Celeste se rió nerviosamente. —Mis padres me matarán si se enteran de que me escape de la universidad —confesó, preocupada.Thomoe se tornó serio de repente. —Tu padre no volverá a ponert