CarloMi hermana estaba con nosotros, y por ahora, eso era lo único que importaba.El trayecto a Fonte Nuova, una pequeña localidad que rodeaba el perímetro fuera de roma, supuso ser un recorrido de casi veinticuatro kilómetros. En la mitad de ello nos abordó el silencio. Denso, casi asfixiante, incluso tétrico. Tan solo se escuchaba el murmullo de una Isabella que se había rendido al sueño y el débil sonido de las llantas derrapando sobre calles poco trabajadas.En cuanto a los cambios de planes, mi hermana no hizo más preguntas al respecto. Tan solo aceptó el refugio del hombre que amaba y descansó su cabeza en el respaldo del asiento, poco después, la inercia la empujó contra el hombro de Sebastian. Justo allí, se redujeron sus miedos.Estaba a salvo…Finalmente lo estaba. Tan pronto llegamos a aquella pequeña casucha de agua helada y paredes desgastadas, Sebastian cargó a Isabella entre sus brazos y la dejó reposar sobre el sofá que había junto a la chimenea. La acobijó y besó s
Analía El reloj marcaba poco más de las cuatro de la madrugada cuando me senté en el alféizar de la ventana y oteé aquella parte del jardín. Una pequeña luz iluminaba entre las sombras a los guardias que hacían el cambio de turno.Inesperadamente, escuché la puerta crujir con suavidad. Ladeé la cabeza esperando encontrarme con alguna de las muchachas del servicio, sin embargo, mi sorpresa fue otra.Sandro entró a mi habitación como si fuese la suya, pero plenamente consciente de que no se había equivocado. Reparó en mí, tenia los ojos hinchados y unas ojeras relativamente marcadas.Me incorporé de súbito. Su visita no podía significar nada bueno, al contrario, estaba tomado y un tanto desorbitado. Eso solo podía significar cosas terribles.—Sabes donde está ella, ¿verdad? —preguntó sin titubeos mientras empezaba a avanzar en mi dirección.Tragué saliva y mantuve la compostura. No iba a caer en su jueguito de intimidación.—No, pero si lo supiera, ¿por qué crees que te lo diría?Torci
GiaLos medios televisivos apañaron las pantallas principales con noticias relevantes acerca de los dos candidatos más fuertes a la alcaldía. Según las encuestas, Alonzo Vitale estaba en la pirámide de ello.Esa noche se sabría el resultado. Esa noche todo cambiaria, para ellos y para nosotros…para la ciudad entera.En una fotografía armoniosamente familiar le acompañaba Gerónimo Ferragni, estrechando su mano y robando atención por parte de los periodistas. Un espectáculo mediático para algunos y uno catastrófico para otros.Si roma caía en sus manos…todo lo que conocíamos de este lugar se vería estropeado y manipulado.La brisa vespertina golpeó mi rostro cuando apagué el televisor y me quedé mirando a través de la ventana. Cuando desperté, había decidido acobijarme en uno de sofá y disfrutar un poco del increíble paisaje que me ofrecía aquel recóndito lugar…al menos hasta que volví a quedarme dormida.. . .CarloGia estaba dormida en posición fetal cuando entré a la habitación y me
Bella Sebastian no esperó demasiado para contarle a mi hermano que yo estaría presente en la operación que se llevaría a cabo esta noche. Él, por supuesto, me miró como si hubiese perdido la cabeza. Incluso, por un segundo, realmente se lo cuestionó, pero tras un debate que duró al menos una hora, finalmente entendió que no había forma de oponerse y allí murieron sus reproches. La decisión estaba tomada. Vería caer el emporio de Gerónimo Ferragni con mis propios ojos y disfrutaría saber que la existencia de Sandro se reduciría como una insignificante escoria. Si esto era en lo que me habían convertido, entonces esto seria lo último que verían cuando se les arrebatara la gloria de sus propias manos. Me abracé a mí misma cuando la brisa entró fría a través de la ventana y caló en mis huesos. Me había sentado a solas en el balcón mientras el resto terminaba de preparar el equipamiento necesario. Tardé mucho en entender que el enlace entre Giovanna y Sebastian fuera algo de mero conv
BellaSucedió muy rápido.Arrancó jadeos, estremecimientos y miedos.Al principio pensé que podrían tratarse de imaginaciones mías. Que las casi setenta y dos horas de insomnio finalmente estaban pasando factura, pero no, la imagen era tan clara como terrorífica.Era tan real como el miedo a perder a mi prima en una batalla que a ella no le correspondía pelear.Ella no merecía ser víctima de esto.Y la mafia no podía quitarme de este modo a las personas que quería.Eché a correr….Con el aire atascado en mis pulmones y con la fuerza que mis piernas me lo permitieron.Crucé pasillos, empujé cuerpos y bajé escaleras. Luego, me detuve de súbito. Bastaba girar el pomo de la puerta y encontrarme de bruces con la escena.No iba a mentir, estaba aterrada. Aterrada hasta la médula. Compartir el mismo espacio con Sandro significaba algo demasiado grande, algo a lo que tenerle miedo.El muy canalla había encontrado la forma de ganar un amplio margen de ventaja. Su intención principal no era cau
Bella Me costó apartar los ojos de mi prima. Respiraba, si, pero si quiera se movía. Era como si todo de ella estuviese sumergido en un sueño profundo mientras que su alrededor se desmoronaba a pedazos. Una lágrima manchó su mejilla y yo no tardé en descubrir que se trataba de mis propias lágrimas cayendo sobre su piel ahora tersa y pálida. No había hecho el mínimo esfuerzo por retenerlas, tampoco por tranquilizar los insistentes y desesperantes latidos de mi corazón. Estaba a punto de creer que en cualquier momento terminaría por escupirlo. —¡Levántate, m*****a sea! —la voz de Sandro palpó a través de mi piel al tiempo que me trincaba del cabello y clavaba la punta de su pistola en mi sien. Apenas y me inmuté. No iba a hacerlo, no iba a moverme medio centímetro y dejar a mi prima sola, siquiera cuando las ganas que tenia el Vitale de atravesarse el cráneo con una bala eran muy insistentes. Ladeé la cabeza y le miré a los ojos con fijeza, sin embargo, no esperé que aquel simple y
BellaRigo había iniciado una reyerta que consiguió hacer caer a uno de los hombres de seguridad de Sandro y luego otro. El resto se cubrió y abrió fuego a todo lo que se moviese en la dirección opuesta.Sebastian se cubrió detrás de la fachada cuando una bala intentó alcanzarlo y el Vitale se resguardó con mi propio cuerpo como escudo, sabiendo así, que nadie sería capaz de dispararle si estaba yo de por medio.La sangre no tardó en salpicar por todos lados, mezclándose con la lluvia y bajando las pequeñas pendientes en la entrada trasera del hotel. Apenas y se escuchaba el ruido de los disparos con un cielo que rugía furioso y la música llenando cada espacio.Nadie allí dentro se percataba de lo que afuera sucedía. Eran ajenos al espectáculo que se llevaba a cabo a sangre fría.De repente, Rigo entró en el campo de visión de Sandro y, aunque no pude apreciar el desconcierto seguro que probablemente se había pintado en sus facciones, lo escuché maldecir por lo bajo.—Estás acabado. H
BellaNo quise contemplar la escena, por eso cerré los ojos…Hecho que me permitió dominar mis emociones y el castañeo de mis dientes por culpa del frio tétrico que se abría paso a través de mis articulaciones.Nuestras miradas se cruzaron cuando decidí abrir los ojos y percibí por un segundo como nuestro entorno se ralentizaba únicamente para nosotros. Estábamos a un solo suspiro de distancia y a una decisión de lanzarnos a los brazos del otro, sin embargo, teniéndolo tan cerca, resultó más inalcanzable que antes…Su respiración palpó en mi cara cuando se hizo el intercambio y ahora era Sandro quien tenía la vida del hombre que amaba en sus manos. La sola imagen no solo me arrancó un jadeo, sino una furia incontrolable.Grité hasta que me ardió la garganta y desaté una maldita osadía que la mafia me había regalado durante las últimas semanas. Fui más Ferragni que antes, fui tan mafia como todo lo que me rodeaba y empujé a Sebastian antes de lanzarme contra el pecho de Sandro.El muy