Faltaban solo cinco días para la boda y yo temía que Salomé le dijera a mis padres sobre lo de su sospecha hacia mí.Llegué a la recepción, encontrándome con Sakura. Su sonrisa animaba hasta en los peores momentos, porque la realidad era que la bomba ya se había encendido.Era cuestión de tiempo para que explotara.—Aurora, ¿cómo te va? Pareces asustada —comentó, frunciendo un poco el ceño.—Primero que nada, me gustaría decirte que fue todo un placer trabajar contigo —dije, en tono dramático.—¿Te estás despidiendo? ¿Vas a renunciar? —cuestionó, extrañada.—No, pero es posible que en los próximos días mis padres lo hagan —respondí.—Pero ellos no pueden botarte, es Jean quien tiene el poder de hacerlo por ser tu jefe —aseveró, con obviedad.—Es que estoy en una situación difícil —resoplé.—No me digas que ya saben todo... —Llevó ambas manos a su boca con sorpresa.—Todavía no, pero es cuestión de tiempo... Estoy segura —murmuré, cabizbaja—. Tengo un mal presentimiento sobre eso.—Aur
No sabía en dónde meterme para esconder mi rostro lleno de vergüenza. Mi madre me veía amenazante, mientras que papá seguía en shock.—¡Ve al baño ahora! —exigió ella, demandante.—Aurora, ¿nos puedes explicar esto? —cuestionó mi padre, se veía decepcionado de mí.¿Y quién no lo estaría? Si me había defendido en varias ocasiones de esas dos arpías y yo le pagué así.Sentí un nudo en la garganta por las ganas de llorar que me invadieron, no sabía qué hacer. Negarme no era una opción, porque los haría sospechar mucho más.De todas formas, sería descubierta.Así que tomé la prueba que mamá deslizó en la mesa hacia mi ubicación, lista para la verdad.—De acuerdo, me haré la prueba —acaté, cabizbaja.—No sabes lo que te sucederá si esa cosa da positivo —masculló la rubia, llena de odio.—Creo que ya tengo una idea —respondí, comprimiendo una sonrisa.Me fui al baño que quedaba al lado de la sala e hice todo el procedimiento como la última vez. Lo peor es que yo sabía que iba a dar positivo
Al final terminé comunicándome con Sara. Estaba de camino a su departamento después de haberle explicado lo sucedido.Iba mirando por la ventana el oscuro paisaje que me rodeaba. La noche era fría y tenebrosa como si de una película de terror se tratase.Me preguntaba por qué Jean no me respondía las llamadas... ¿Qué lo tenía tan ocupado? Lo necesitaba en ese momento y no estaba disponible, o tal vez no tenía su celular encima.No debía pensar lo peor.Llegué al departamento donde vivía Sara y me despedí del chófer. Nunca me di la oportunidad de conocerlo más allá de saludarlo y decirle a dónde quería ir.Cuando me bajé del auto, empezaron a caer gotas de lluvia, lo que faltaba. Corrí hasta la entrada del edificio y seguí las indicaciones que me dejó mi amiga por mensaje.No tardé mucho en llegar a la puerta, tocando el timbre.—Amiga... Entra de una buena vez —dijo en cuanto abrió.Me ayudó con la maleta y me rodeó con su brazo. Se notaba la preocupación en su expresión porque sus ce
*Narrado por Jean*—Iremos primero a casa de mis padres —mencioné, con las manos en el volante.El lado bueno era que ya mi situación financiera estaba resuelta durante los próximos meses si me quitaban el cargo de CEO.De todas formas, la nueva empresa que estaba forjando con la ayuda de Ezequiel y Marcus nos estaba saliendo bien. El proyecto estaba casi finalizado, solo faltaban los últimos detalles.Lo que invertí ahí sería recuperado a la larga, estaba seguro. Igual usé el dinero de mis padres sin que sospecharan nada, con la excusa de que invertí en ZP.—Por supuesto... —murmuró Aurora, iba en el asiento de copiloto—. En serio no tienes miedo?La miré de reojo en cuanto llegamos a un semáforo en rojo. Se veía decaída y preocupada por todo lo que estaba pasando. A veces me echaba la culpa a mí mismo por haberle jodido la vida.Mi objetivo era hacerla más feliz de lo que era, así arreglaba lo que le había hecho pasar. No quería verla triste, ya que su sonrisa era la que me animaba
Íbamos en el auto de camino a casa de mis padres. Los de Jean no se lo tomaron para nada bien, no me quería ni imaginar lo que pensarían los míos.Pero lo que más me aterraba era la reacción de Salomé. Por suerte, tenía a Jean a mi lado y él no permitiría que ella se me acercara.—Oye, lamento mucho causarte tantos problemas —dije, sintiéndome fatal porque lo echaron de su casa.No pensé que ambos padres reaccionarían de la misma manera hacia su hijo, solo porque decidió escogerme a mí. Por lo menos yo tuve un poco de compasión por parte de papá.—No te culpes, ambos estamos pasando por lo mismo —alegó, con la vista fija en la carretera.—Me imagino que el cargo se lo darán a Oscar... —murmuré—. ¿Ya no tendremos que trabajar mañana?—Bueno, más bien te mostraré la nueva empresa —comentó, ya más calmado—. Le envié un mensaje a Marcus para que diera la renuncia, así mis padres perderían a uno de sus mejores empleados, y a su CEO.—Vaya estrategia —reí—. Deberías quitarles también a la r
Estaba en el departamento de Sara, preparándome para dormir. Jean me había comentado que al día siguiente me sorprendería con nuestro nuevo hogar, cosa que me tenía emocionada.—Bueno, querida, deja de preocuparte por Salomé —La mujer estaba comiéndose una galleta y se lanzó encima de la cama—. Es una perra que ladra, pero no muerde.—Espero que sea así, porque se quedó muy mal cuando nos fuimos —aclaré, un poco preocupada.No esperaba que Salomé hiciera algo, pero básicamente le había arruinado todos sus planes. Me quedé con el hombre que le gustaba y a parte se quedó sin poder ser una CEO.—Tranquila, cualquier cosa, yo puedo darle unas cuantas cachetadas para que entienda —Levantó su mano, dando el ejemplo.—Lo aprecio —reí, cubriéndome con la sábana.Ambas habíamos dormido en la misma cama porque Sara solo tenía una habitación y no quiso que durmiera en el sofá. Era agradable compartir esos momentos con una amiga que sí me valoraba.—Entonces, ¿te vas mañana? —cuestionó, masticand
—Bienvenida a la nueva empresa —habló Jean, estirando los brazos cuando entramos al edificio.Era mucho más pequeño de lo que imaginé, pero por algo se empezaba. Deduje que solo tenía dos pisos y habían unas cuantas personas de un lado a otro.—¿Trabajaré contigo? —pregunté, curiosa por ver lo que había conseguido.—Serás mi mano derecha, pero antes tendré que explicarte la estrategia que manejamos. Para eso necesito que me des unos días, ¿te parece? —explicó, mirándome con picardía.—De acuerdo —reí.—Por cierto, contraté a una recepcionista que te alegrará el día. Puedes ir a saludarla, yo buscaré a Ezequiel —indicó, señalándome el lugar.Ignoré a Jean en cuanto vi a esa pelinegra de ojos pequeños a lo lejos, saludándome con la mano. Mi boca estaba abierta en una ligera "o" llena de sorpresa porque no esperaba verla tan pronto.Significaba que no dudó en renunciar por nosotros.Caminé hacia ella, quien me veía con una amplia sonrisa de orgullo. Ambas nos sostuvimos las manos por enc
—¿Estás lista? —preguntó Jean.Terminé de colocarme las zapatillas porque no quería llevar tacones. No sabía cuánto íbamos a durar allá.Asentí, viéndome una última vez en el reciente espejo que había comprado. Llevaba puesto una camisa mangas largas pegada a mi torso que resaltaba un poco mi figura, junto a unos jeans negros.—Espero que no hagan tantas preguntas —murmuré, caminando hacia la puerta.—Lo harán, porque ellos viven del chisme —resopló—. Lo importante es decir que nos vamos a casar y explicar lo que sucedió con Salomé, no me gustaría ser el villano si quiero escalar.—No lo serás, Jean —sonreí—. Aunque sería mejor omitir lo del bebé.—Por supuesto.Salimos de la casa y nos subimos en su auto para emprender rumbo al edificio en donde se estaría llevando a cabo la entrevista.Nos harían preguntas, sobre todo a Jean, que podían comprometerlo con el público. Lo peor es que estarían transmitiendo todo en vivo por televisión.Me daba un poco de pánico porque mi familia me verí