—No tienes idea de lo horrible que es estar en un burdel, complaciendo a borrachos— dijo ella con amargura.
— Lo siento, fue una expresión, no tenías porqué responder. — Está bien, no te preocupes, vamos a ver cualquier película, será maravilloso recordar viejos tiempos. Se sentaron frente a la gran pantalla a disfrutar de un momento de relax, después de ver dos horas una, desearon ver más películas, pero en ésta segunda vuelta, ella pronto se quedó dormida, él al darse cuenta la alzó en sus brazos y la llevó hasta la habitación que iba a ocupar Megan. Ella se acomodo cuando él la colocó suavemente en el colchón, después de arropar a la chica, salió para dirigirse a la suya, qué cosas más extrañas le estaban sucediendo, jamás había experimentado la ternura que sintió al acostar a aquella desconocida en la cama, sintió deseos de protegerla contra cualquier persona o cosa que quisiera dañarla. El sueño llegó pronto a sus ojos, no sabía cuánto tiempo había dormido cuando se despertó por escuchar gritos, primero se sintió desorientado por dormir por primera vez en aquel lugar, luego recordó dónde y con quien estaba. Se levantó rápidamente y tocó la puerta de la habitación de Megan, pero sólo escuchaba quejidos y gritos lastimeros. Se decidió y entró, fue entonces que vio que la muchacha estaba en medio de una pesadilla, se retorcía y gritaba pidiendo ayuda, aquello era bastante conmovedor, encendió la luz, se acercó y la sacudió suavemente y dijo en un susurró al oído de ella: — ¡Megan, es solo un mal sueño! ¡Despierta! Ella abrió los ojos desorientada, lo miró confundida primero y luego rompió a llorar, él la abrazó y le empezó a decir: — Solo fue un sueño, ya estás despierta, ¿estás viendo? Estamos tu y yo, nadie te está agrediendo. Ella se fue calmando poco a poco, unos minutos después él le preguntó: — ¿Estás mejor ahora? — ¡Sí, gracias por despertarme, disculpa por despertarte, qué vergüenza! — No tienes porqué sentirte avergonzada, solo fue una pesadilla y ya ves que no pasa nada, cuando desees podemos hablar de eso. Ella cabeceó afirmativamente, él se levantó y ella se atrevió a decir: — ¿Puedes quedarte hasta que vuelva a dormir? —¡Claro, no hay problema! Hazme espacio. Ella sonrió y se movió un poco para que él se pudiera acomodar a su lado, Derek le dijo: — Puedes apoyar tu cabeza en mi pecho, si lo deseas para que te sientes más segura. Ella, agradeció aquél gesto amable con una sonrisa e hizo lo que él le sugirió, estuvieron conversando de la película que habían visto juntos, ella pronto se dejó vencer por el sueño y él también, los dos despertaron pasadas las siete de la mañana. Él con un dolor en él cuello por la posición que adquirió al dormir todo contorsionado al lado de ella, Megan avergonzada de estar metida debajo de las costillas de él. — ¡Qué pena contigo! Me dormí y si no me apuro llegarás tarde a la oficina! — También me dormí, así que no te sientas mal, voy a asearme y nos sentamos a desayunar, estoy a buena hora. Ella rápidamente se aseo y estuvo en la cocina preparando todo para que solo pudiera servirse, el salió recién bañado, vestido de traje impecable, ella sintió un extraño aleteo en su estómago, pero rápidamente se repuso de aquello que experimentó. Ella era una mujer marcada por la vida, los sueños y las ilusiones habían muerto hacía 5 años atrás. Él notó él cambio en la mirada de ella y preguntó: — ¿A ver, que pasó por esa cabecita que tus ojos se llenaron de tristeza? — Nada, no me hagas caso. — Está bien, por ahora vamos a desayunar, pero cuando regrese quiero que hablemos muy seriamente de tí y de tu seguridad. Ella cabeceó afirmativamente y le sonrió con confusión, no entendía de que hablarían pero estaba dispuesta a escuchar. Él cambió el tema de la conversación al decir: —¡Oye que rico se ve todo! — Espero te guste. —¡Lo averiguaré en un momento! Se comió todo con gusto, después comentó: — Eres excelente cocinera, te felicito de verdad, bueno debo irme o se me hará tarde, quedas en tu casa, nos vemos a la hora del almuerzo. Ella lo vio salir, se quedó mirando un buen rato la puerta cerrada pensando en el giro que había dado su vida en apenas cuarenta y ocho horas, empezó a reconocer el lugar, el día anterior no había tenido tiempo. Era un hermoso departamento de cuatro habitaciones, ella, por un momento no entendió el porqué el padre de éste hombre soltero, le había regalado un lugar tan grande, solo era él, y ahora ellos dos, pero solo lo estaba ayudando, no iba a permanecer mucho tiempo allí. Entonces se dijo: «¡Que tonta soy! Por éso solo se trajo pocas cosas, cuando me vaya volverá a su privacidad» Sintió una sentimiento de tristeza, sacudió su cabeza, como sin con aquel movimiento pudiera desechar lo que estaba sintiendo, se repitió con énfasis y en voz alta: — “No te enganches con éste hombre, tu no tienes porque anhelar nada, ya tu no debes tener ilusiones, están muertas, murieron ese día en manos de ese maldito desgraciado que te violó sin compasión” Se limpió con rabia la lágrima que se atrevió a rodar por su mejilla, y volvió a repetir en voz alta: “ya deja de pensar estupideces Megan” Se puso a limpiar lo que consideró que estaba sucio, además de ir adelantando algo para almorzar. En su nueva oficina Derek se sentía bastante bien, se merecía aquel puesto de ascenso por el que había trabajado todo éste tiempo. En ese momento llegó su jefe y preguntó: — Derek, ¿qué tal está su esposa? ¿Por qué no tienes hijos? — Ella está bien, gracias por preguntar; no, como te dije, nos casamos muy jóvenes, deseamos esperar un poco más. El hombre cabeceó y dijo: — Es buena esa decisión, pero no tarden mucho, los hijos siempre adornan los matrimonios. — Si, hemos estado trabajando en ello, quizás pronto venga uno— prometió él. — Disculpa mi observación, de verdad quedé encantado con tu esposa, es una mujer muy reservada, eso es un tesoro en una esposa, te felicito, a ver cuando cuadramos una cena para asistir con mi esposa. — Te aseguro que pronto te daré una fecha. El hombre se fue complacido con la repuesta de Derek, mientras, éste suspiró agradecido de haber hecho el convenio con Megan de ser su esposa por unos cuantos días más. Eran las dos de la tarde cuando se dió cuenta que tenía hambre y no había ido a casa, se había olvidado por completo de que Megan estaba en su departamento y que le había prometido que volvería a mediodía. Ella había tenido el almuerzo listo a las doce y media, pero iban a ser las dos de la tarde y él no había llegado, ni siquiera sabía dónde llamarlo, así que se resignó a comer sola, arrastrando los pies, quizás tenía demasiado trabajo y había almorzado por allí cerca de la oficina. Estaba entrando a la cocina cuando oyó un teléfono, fue hasta donde estaba, esa mañana había notado el lugar donde se encontraba el aparato receptor de llamadas. Con cierto temor levantó el auricular para responder. — Hola— dijo con timidez. — ¡Megan! — era la voz de Derek— ¡Mil disculpas, acabo de salir de la oficina, voy en camino a buscarte. — ¡Hola! Pensé que ya habías almorzado, iba hasta la cocina a sentarme a comer cuando oí el teléfono. —No Megan, voy por tí ¡Lo siento tanto! ¡Debes estar con mucha hambre! En diez minutos estoy allí. Tal como le dijo, diez minutos después estaba entrando al departamento con la vergüenza reflejada en el rostro. Megan le sonrió y dijo: —¡Eres puntual, Ya te sirvo! — ¿Hiciste el almuerzo?— dijo él con sorpresa— vine a buscarte para que vayamos a almorzar.— Tengo el almuerzo listo desde la una de la tarde— dijo ella con voz tímida y rostro confundido. —¡Oh, qué pena! Soy un redomado idiota! Creo que me confundí, vayamos a comer lo que has preparado. Ella retomó la sonrisa y fue hasta la cocina a preparar todo para servir; él detrás de ella le dijo:— Permíteme ayudarte. Ella había horneado un pollo, con papas y una ensalada de guarnición, él sonrió de satisfacción al probar aquella comida casera, tenía tanto tiempo comiendo cada mediodía en la calle que había olvidado lo que era que alguien le cocinara, se sintió conmovido, pero obviamente que lo disimuló muy bien, le provocaba tener a Megan en casa siempre, éste pensamiento lo confundió, no quería comprometer sus sentimientos con ésta chica que solo estaba de paso por su vida, porque ella, no iba a vivir para siempre en aquella casa. — Gracias por ésta rica comida Megan, eres excelente cocinera, deberías dedicarte a ser una profesional de la cocina. —¿En serio? —Estoy hablando
— ¡Nadie te está pidiendo que renuncies hijo! Solo quiero que empieces como un asesor libre. — ¡Ah vaya! Ahora sí te estoy entendiendo, necesitas mis consejos. — ¡Exactamente! Tengo un negocio entre manos, es un hombre que conocí hace algún tiempo en un viaje de negocios, hay algo en él que todavía no termina de convencerme, por eso me gustaría que nos reunamos con él para tener una impresión diferente; ¿me entiendes? — Perfectamente papá. —Hablando de otro asunto, me encanta que estés sentando cabeza, eso de que te conozca una novia habla muy bien de tí; ¡te felicito! ¡Me caes muy bien Megan! Aunque quiero decirte que Derek tiene un asunto por allí sin resolver. — ¡Papá, no asustes a mi chica! —¡Gracias!— dijo ella con sencillez— no te preocupes Derek, nada me asusta. — Eso es bueno saberlo, aunque eres la primera mujer que mi hijo trae a casa, en serio debemos resolver ese asunto pendiente con Lorena, así que espero que esto de ustedes sea algo serio, aunque no veo todavía el
—¿Por qué no? Eres una mujer como cualquier otra Megan, el hecho de que hayas sido sometida a ultrajes y humillaciones no te hace menos mujer ni indigna de soñar con formar una familia. — ¿Hablas en serio? — preguntó con timidez. Él le tomó el rostro entre sus manos y con ternura le respondió: — Soy un hombre de palabra Megan, si estuviera enamorado de ti, te pediría que te casaras conmigo sin dudar, pero lo importante aquí no es que yo te valore como mujer, es que tú creas que tienes valor individual como cualquier otra persona, sin importar lo que hayas vivido. —¡Gracias Derek! Eres muy amable al decirme esas palabras tan hermosas, pero me cuesta creer lo. —Son sinceras Megan y debes creer que no hablo por hablar. Ella suspiró y de pronto preguntó: —¿Quién es Lorena? —Voy a responder a esa pregunta porque mi padre ya te mencionó ese asunto, ella es una ahijada de papá, siempre nuestras familias decían que un día nos íbamos a casar, pero nunca pasó de un romance sin im
— No es tan fácil como tu piensas Derek, los recuerdos van y vienen a cada instante, ojalá pudiera borrarlos para siempre, pero cuando menos lo espero están allí amargando mi día. — Megan por qué no buscamos ayuda profesional, obviamente esa parte de tu vida te marcó, sola no vas a salir de allí, necesitas superar esa etapa. —¿Será parte de tu ayuda por fingir ser tu esposa? — Efectivamente, te dije que quería ayudarte a superar todo tipo de sufrimiento y dolor de esos años que viviste, obviamente nunca se borran esos eventos, pero debes aprender a vivir con ellos sin que te afecten. — ¡No deseo contar a nadie más sobre mi vida, todo eso me da asco! — Pero debes solventar ése asunto, es por tu bien, sé que es lo mejor para tí Ella sonrió y dijo:— Está bien, busca un sicologo, para que me quite ésta locura. — Esos profesionales, tengo entendido no curan locuras, solo te ayudan a estabilizar emociones y tú loca, no estás, no vuelvas a decir cosas negativas acerca de tí. — Está
Ella parpadeó al escuchar aquellas palabras que parecían música para sus oídos, preguntó tímidamente:— ¿Estás hablando en serio? Él se acercó lentamente tomando su rostro por la barbilla con ternura y dijo:— ¡Jamás hablé más en serio que hoy! Nunca me había pasado algo semejante, mientras estuve de viaje no dejé de pensar en ti en ningún momento, nunca saliste de mi pensamiento, por un momento pensé que me estaba volviendo loco, obsesionado quizás, pero al llegar y verte y sentir esta maravillosa alegría de tenerte cerca de mí, me doy cuenta que me estoy enamorando de ti Megan, no deseo que te vayas más de mi vida, quiero conocerte, ayudarte a superar tus miedos, hacer una vida contigo; ¿me das la oportunidad? A ella se le humedecieron los ojos por la emoción que sentía en ese momento, aquello tenía que ser un sueño, solo atinó a decir con un hilo de voz:— ¿Puedes pellizcar mi piel por favor? Él la miró sin comprender y ella continuó:— Es que ésto me parece un sueño y deseo des
La ternura invadió el corazón de Derek, ésta chica era sorprendente, estaba tan acostumbrada a ser relegada que prefería callar su sentimientos antes que hacer notar sus emociones. — Entonces me alegro de haberte dicho lo mucho que me importas, cariño mío. Ella se acomodo en el pecho de él y dijo:— Quiero disfrutar de ésta felicidad mientras dure, mi amor. Él nuevamente le alzó el rostro para besarla suavemente en los labios, después de esto hizo una promesa:—¡Sé que voy a amarte para toda la vida amor mio!Así estuvieron un buen rato, él manifestó tener que ir hasta la oficina, y después iría a ver a su padre, necesitaba reunirse con él pronto. Cuando ella escuchó a cerca del padre de Derek, recordó la visita de él unos días atrás y le informó:— El vino hace unos dos días, pensaba que ya habías llegado, no quiso entrar, dijo que para evitar habladurías. —¿En serio? Bueno eso habla bien de lo caballero que es— manifestó Derek. Ella sonrió y dijo:— Es tu padre, heredaste de él
Ella parpadeó varias veces para que su mente pudiera procesar aquella maravillosa pregunta que acababa de escuchar. — ¡Si, claro que sí mi amor! — exclamó llena de emoción y felicidad. Se abrazaron sellando con un beso apasionado aquella promesa de matrimonio. Megan no podía creer que que ahora tenía una promesa de amor, o mejor dicho una promesa de matrimonio, algo que ni en sueños pudo imaginar, pero allí estaba Derek, pidiéndole que se casaran, de pronto sintió miedo, pero a la vez emoción, después reflexionó y se dijo que no tenía por qué temer; él le había prometido que iba a cuidarla y a protegerla de cualquier cosa. Así que sacudió su cabeza y trató de pensar en las terapias que estaba teniendo recientemente, solo había ido a unas pocas, pero se estaba sintiendo bien, quería seguir asistiendo pues con ésto podría borrar o por lo menos aprender a vivir con aquellos recuerdos tan horribles, o por lo menos meterlos muy adentro de sí misma sin que la pudieran afectar. — ¿Qué s
—Recuerdas que papá se refirió a ella cuando te conoció, allí te conté algo de esa historia, pero empezaré de nuevo. Cuando éramos niños— empezó a relatar Derek—mi mamá y la madre de Lorena, hicieron un pacto entre ellas; en su locura quedaron que cuando tuvieran hijos, éstos se casarían entre ellos, así que cuando nació Lorena, mi madre me dijo, que yo debía casarme con ésta niña, porque así había quedado con su amiga. Crecimos con esos pensamientos, cuando nos hicimos adolescentes, obviamente que ésta chica se convirtió en una niña muy bella, menor que yo 2 años, tendría yo 15 y ella 13 años, cuando decidimos hacernos noviecitos, decidimos que íbamos a complacer a nuestras madres contrayendo matrimonio algún día, pero mientras, si a ella le gustaba otro chico iba a disfrutar de su romance, así que un día ella decidió irse tras su enamorado, prometiendo que un día volvería y nos íbamos a casar, eso fue lo que acordamos y aquí nos tienes ahora. — Ahora entiendo su indignación, p