—Me gustaría que un día me hablaras de tu infierno, Megan.
— Si que sea otro día, ya hablé demasiado de mí. — Ayúdame a bajar éstas maletas, ya vienen unos chicos para ayudar a cargar las cajas con los libros. Salieron y él le abrió la puerta del auto y colocó las valijas en el maletero del vehículo, mientras tres chicos en una camioneta cargaban las demás pertenencias. Derek Ardern miró hacia el edificio que fue su hogar por tres años, lo había comprado con sus ahorros, se había sentido orgulloso, ahora volvía a uno que se lo había regalado su padre. Recordó la conversación que tuvo con él hacía dos horas atrás. —« ¡Hola papá! ¿Cómo estás? — ¡Derek! ¡Qué sorpresa! A ver, ¿a que debo él honor? — ¿Recuerdas el departamento que me regalaste cuando cumplí 18 años? —¿Cómo olvidarlo? Nunca quisiste vivir en él. — ¿Está disponible? — ¿Qué pregunta es esa? ¡Claro que lo está! Cada semana una mujer lo limpia y lo mantiene para cuando desees aceptarlo. — Entonces llegó el momento de aceptar ese regalo papá. — ¡Ya, era hora! ¿Qué sucedió que se realizó el milagro? El decidió decir una verdad a medias. — Tengo una pareja y deseo algo más grande que el cuchitril en dónde vivo. — ¡Vaya, vaya! ¡Ya quiero conocer a esa chica! — ¡Otro día, lo prometo! El padre de él fué por un manojo de llaves y se lo entregó con una espléndida sonrisa en los labios. — Espero y hagas buen uso del lugar y pronto vea a un nieto venir. — Creo que estas volando papá, por los momentos estoy bien así.» Había salido sin más explicaciones, visitó el lugar donde se encontraba su nueva residencia, su padre siempre exagerado en todo, era un Penthouse de dos niveles, de cuatro habitaciones, con todo el lujo que se pudiera alguien imaginar, después de verlo, se arrepintió de aquella decisión, pero ahora que se acercaba con Megan a su lado, pensaba que ya era tiempo de disfrutar de lo que su padre le obsequiaba. — ¡Wow! ¡Esto si que es un lugar exclusivo!— exclamó ella sin poder contenerse. Pronto estuvieron subiendo las pertenencias que había traído Derek, ella entendió porque él no llevó más nada. — ¿Te gusta? —¡Que si me gusta! ¡Esto es un palacio, Derek! — Tampoco es para tanto. — ¡Yo jamás había visto una casa tan bella! —Bueno me alegra que te guste, acá tendrás tu propia habitación, espero que puedas sentirte segura. — Mientras no tenga que salir a la calle, me sentiré protegida. — Pensaba invitarte a comprar algo de ropa, solo tienes lo que llevas puesto. — Ve tú, demostraste que sabes de tallas, me compraste éste y me quedó muy bien, mientras voy a preparar la cena. — No se si esa despensa tenga alimentos, no tengas miedo, andas conmigo, además con ese nuevo corte de cabello y maquillaje te ves muy diferente. — Está bien salgamos a comprar algo creo que contigo no tengo porqué temer. Él tenía razón, había atravesado todo un estado para escapar de aquel infierno, la verdad no tenía idea del porque se le había ocurrido hablarle a éste desconocido llamado Derek, fue un impulso y le había resultado bien. Allí estaba en la casa de él sin siquiera conocerlo, haciéndose pasar por una esposa de emergencia, que historia tan extrañas le sucedían a ella. Se veía que el hombre tenía dinero, quizás él podría ayudarla a vengarse de aquel desgraciado que le había arruinado la vida. No quería recordar esa parte de su vida tan oscura, caminaba al lado del hombre sumida en sus pensamientos, entraron en un almacén y buscaron ropa para ella, pantalones, blusas, ropa íntima, zapatos, nunca nadie le había hecho sentir tan bien. Suspiró agradecida de haber tenido buen tino al acercarse a aquel hombre, en alguna ocasión había escuchado que las casualidades tenían un propósito, ojalá existiera uno bueno para ella, estaba dispuesta a fregar los pisos de aquel apartamento, pero no iba a volver a ese sitio de horror y podredumbre. — Estás muy callada, ¿sucede algo? — Nada, solo que nunca desde que fallecieron mis padres nadie me había comprado tantas cosas. — Bueno si vas a ser mi esposa por un tiempo debes vestir de manera que lo parezcas. —¿Por qué no te has casado? Tienes edad para tener una esposa. — ¿En serio? ¿Y qué edad crees que tengo? — No estoy muy segura pero estas cerca de los treinta, deberías tener hasta hijos. El no pudo aguantar las ganas de reír y soltó una carcajada espontánea al oír el razonamiento de ella tan simple. — No me he casado porque aún no consigo a una mujer para mí. —¿Y como es esa mujer? — Realmente no lo sé aún, pienso que cuando la conozca sonará una alarma que me indicará que esa es. —¿En serio? Si tu no sabes cómo es esa mujer, dudo mucho que la encuentres, uno debe saber que es lo que quiere para poder buscarlo, porque si no nunca vas a encontrar nada. —¡Buen punto! Debe ser entonces que no se donde buscar. — Yo creo que es que aún no te has enamorado, si no ya no hubieras tenido la necesidad de pedirme que te hiciera ese favor de ser tu esposa por un momento. — La verdad nunca imaginé que mi jefe me pidiera querer conocer a mi supuesta esposa, casi que me descubre si tu no apareces en mi camino; Por cierto, nunca vi quien te perseguía. —Realmente no ibas a ver que nadie me estuviera persiguiendo, porque detrás de mí no había nadie, aunque deben estar buscándome, vengo del estado vecino, vi la oportunidad y me vine. Ya habían salido del almacén y regresaban a casa, él le dijo: — Cuéntame como te escapaste de ese lugar. — Por favor no me hagas recordar ese lugar en éste momento, hoy no deseo recordar nada de ese infierno, mejor me ocuparé de preparar algo de comer, ya son casi las siete de la noche. — Tienes razón, no voy a torturarte con esos recuerdos, te voy a ayudar a preparar la cena. — ¡No, quiero que te sientes tranquilo en aquel sofá, esta noche quiero atenderte bien, en honor a haberme ayudado. Él sonrió, obediente se fué al lugar que ella le indicó, la dejó sola en la cocina, un rato después un olor delicioso inundaba sus fosas nasales, aquello que ella estaba preparando olía demasiado bien. En una hora ella tenía todo dispuesto, le indicó que se sentara a la mesa y lo atendió como si él fuera un personaje muy importante. — Siéntese señor, la cena es en su honor. —¡Oh pero que amable, déjame entonces descorchar un buen vino, estoy seguro que mi padre tiene algo guardado por acá. Fue hasta una despensa donde parecía haber reservas de licores y allí encontró lo que buscaba. — Hagamos un brindis Megan, ya que te tomaste la molestia de cocinar para mí. Ella sonrió y dejó que él llenara su copa a la mitad. Los dos alzaron sus copas chocando suavemente el cristal, Derek dijo: — ¡Por una bonita relación de amigos entre nosotros Megan! — ¡Salud! —dijo ella. Empezaron a comer en silencio, pero unos minutos después el dijo: — Ésta comida está deliciosa, eres una excelente cocinera, creo que me saque la lotería contigo como esposa. — Recuerda que no soy tu esposa de verdad, solo soy una fachada para ese quisquilloso jefe tuyo. — No te preocupes lo tengo presente, ¿te gustaría ver una película? Veamos lo que hay en la televisión. — Tengo muchísimo tiempo sin ver una película, será una nueva experiencia para mí. — ¡Ay Megan, qué terrible ha debido ser tu vida todo éste tiempo!—No tienes idea de lo horrible que es estar en un burdel, complaciendo a borrachos— dijo ella con amargura. — Lo siento, fue una expresión, no tenías porqué responder. — Está bien, no te preocupes, vamos a ver cualquier película, será maravilloso recordar viejos tiempos. Se sentaron frente a la gran pantalla a disfrutar de un momento de relax, después de ver dos horas una, desearon ver más películas, pero en ésta segunda vuelta, ella pronto se quedó dormida, él al darse cuenta la alzó en sus brazos y la llevó hasta la habitación que iba a ocupar Megan. Ella se acomodo cuando él la colocó suavemente en el colchón, después de arropar a la chica, salió para dirigirse a la suya, qué cosas más extrañas le estaban sucediendo, jamás había experimentado la ternura que sintió al acostar a aquella desconocida en la cama, sintió deseos de protegerla contra cualquier persona o cosa que quisiera dañarla. El sueño llegó pronto a sus ojos, no sabía cuánto tiempo había dormido cuando se despert
— Tengo el almuerzo listo desde la una de la tarde— dijo ella con voz tímida y rostro confundido. —¡Oh, qué pena! Soy un redomado idiota! Creo que me confundí, vayamos a comer lo que has preparado. Ella retomó la sonrisa y fue hasta la cocina a preparar todo para servir; él detrás de ella le dijo:— Permíteme ayudarte. Ella había horneado un pollo, con papas y una ensalada de guarnición, él sonrió de satisfacción al probar aquella comida casera, tenía tanto tiempo comiendo cada mediodía en la calle que había olvidado lo que era que alguien le cocinara, se sintió conmovido, pero obviamente que lo disimuló muy bien, le provocaba tener a Megan en casa siempre, éste pensamiento lo confundió, no quería comprometer sus sentimientos con ésta chica que solo estaba de paso por su vida, porque ella, no iba a vivir para siempre en aquella casa. — Gracias por ésta rica comida Megan, eres excelente cocinera, deberías dedicarte a ser una profesional de la cocina. —¿En serio? —Estoy hablando
— ¡Nadie te está pidiendo que renuncies hijo! Solo quiero que empieces como un asesor libre. — ¡Ah vaya! Ahora sí te estoy entendiendo, necesitas mis consejos. — ¡Exactamente! Tengo un negocio entre manos, es un hombre que conocí hace algún tiempo en un viaje de negocios, hay algo en él que todavía no termina de convencerme, por eso me gustaría que nos reunamos con él para tener una impresión diferente; ¿me entiendes? — Perfectamente papá. —Hablando de otro asunto, me encanta que estés sentando cabeza, eso de que te conozca una novia habla muy bien de tí; ¡te felicito! ¡Me caes muy bien Megan! Aunque quiero decirte que Derek tiene un asunto por allí sin resolver. — ¡Papá, no asustes a mi chica! —¡Gracias!— dijo ella con sencillez— no te preocupes Derek, nada me asusta. — Eso es bueno saberlo, aunque eres la primera mujer que mi hijo trae a casa, en serio debemos resolver ese asunto pendiente con Lorena, así que espero que esto de ustedes sea algo serio, aunque no veo todavía el
—¿Por qué no? Eres una mujer como cualquier otra Megan, el hecho de que hayas sido sometida a ultrajes y humillaciones no te hace menos mujer ni indigna de soñar con formar una familia. — ¿Hablas en serio? — preguntó con timidez. Él le tomó el rostro entre sus manos y con ternura le respondió: — Soy un hombre de palabra Megan, si estuviera enamorado de ti, te pediría que te casaras conmigo sin dudar, pero lo importante aquí no es que yo te valore como mujer, es que tú creas que tienes valor individual como cualquier otra persona, sin importar lo que hayas vivido. —¡Gracias Derek! Eres muy amable al decirme esas palabras tan hermosas, pero me cuesta creer lo. —Son sinceras Megan y debes creer que no hablo por hablar. Ella suspiró y de pronto preguntó: —¿Quién es Lorena? —Voy a responder a esa pregunta porque mi padre ya te mencionó ese asunto, ella es una ahijada de papá, siempre nuestras familias decían que un día nos íbamos a casar, pero nunca pasó de un romance sin im
— No es tan fácil como tu piensas Derek, los recuerdos van y vienen a cada instante, ojalá pudiera borrarlos para siempre, pero cuando menos lo espero están allí amargando mi día. — Megan por qué no buscamos ayuda profesional, obviamente esa parte de tu vida te marcó, sola no vas a salir de allí, necesitas superar esa etapa. —¿Será parte de tu ayuda por fingir ser tu esposa? — Efectivamente, te dije que quería ayudarte a superar todo tipo de sufrimiento y dolor de esos años que viviste, obviamente nunca se borran esos eventos, pero debes aprender a vivir con ellos sin que te afecten. — ¡No deseo contar a nadie más sobre mi vida, todo eso me da asco! — Pero debes solventar ése asunto, es por tu bien, sé que es lo mejor para tí Ella sonrió y dijo:— Está bien, busca un sicologo, para que me quite ésta locura. — Esos profesionales, tengo entendido no curan locuras, solo te ayudan a estabilizar emociones y tú loca, no estás, no vuelvas a decir cosas negativas acerca de tí. — Está
Ella parpadeó al escuchar aquellas palabras que parecían música para sus oídos, preguntó tímidamente:— ¿Estás hablando en serio? Él se acercó lentamente tomando su rostro por la barbilla con ternura y dijo:— ¡Jamás hablé más en serio que hoy! Nunca me había pasado algo semejante, mientras estuve de viaje no dejé de pensar en ti en ningún momento, nunca saliste de mi pensamiento, por un momento pensé que me estaba volviendo loco, obsesionado quizás, pero al llegar y verte y sentir esta maravillosa alegría de tenerte cerca de mí, me doy cuenta que me estoy enamorando de ti Megan, no deseo que te vayas más de mi vida, quiero conocerte, ayudarte a superar tus miedos, hacer una vida contigo; ¿me das la oportunidad? A ella se le humedecieron los ojos por la emoción que sentía en ese momento, aquello tenía que ser un sueño, solo atinó a decir con un hilo de voz:— ¿Puedes pellizcar mi piel por favor? Él la miró sin comprender y ella continuó:— Es que ésto me parece un sueño y deseo des
La ternura invadió el corazón de Derek, ésta chica era sorprendente, estaba tan acostumbrada a ser relegada que prefería callar su sentimientos antes que hacer notar sus emociones. — Entonces me alegro de haberte dicho lo mucho que me importas, cariño mío. Ella se acomodo en el pecho de él y dijo:— Quiero disfrutar de ésta felicidad mientras dure, mi amor. Él nuevamente le alzó el rostro para besarla suavemente en los labios, después de esto hizo una promesa:—¡Sé que voy a amarte para toda la vida amor mio!Así estuvieron un buen rato, él manifestó tener que ir hasta la oficina, y después iría a ver a su padre, necesitaba reunirse con él pronto. Cuando ella escuchó a cerca del padre de Derek, recordó la visita de él unos días atrás y le informó:— El vino hace unos dos días, pensaba que ya habías llegado, no quiso entrar, dijo que para evitar habladurías. —¿En serio? Bueno eso habla bien de lo caballero que es— manifestó Derek. Ella sonrió y dijo:— Es tu padre, heredaste de él
Ella parpadeó varias veces para que su mente pudiera procesar aquella maravillosa pregunta que acababa de escuchar. — ¡Si, claro que sí mi amor! — exclamó llena de emoción y felicidad. Se abrazaron sellando con un beso apasionado aquella promesa de matrimonio. Megan no podía creer que que ahora tenía una promesa de amor, o mejor dicho una promesa de matrimonio, algo que ni en sueños pudo imaginar, pero allí estaba Derek, pidiéndole que se casaran, de pronto sintió miedo, pero a la vez emoción, después reflexionó y se dijo que no tenía por qué temer; él le había prometido que iba a cuidarla y a protegerla de cualquier cosa. Así que sacudió su cabeza y trató de pensar en las terapias que estaba teniendo recientemente, solo había ido a unas pocas, pero se estaba sintiendo bien, quería seguir asistiendo pues con ésto podría borrar o por lo menos aprender a vivir con aquellos recuerdos tan horribles, o por lo menos meterlos muy adentro de sí misma sin que la pudieran afectar. — ¿Qué s