Lorena se quedó de una pieza al escuchar lo que decía August, apretó la boca en un gesto de desagrado y respondió:

— ¡Padrino, no entiendo qué fue lo que pasó, que ahora estás con ganas de aceptar a esa mujer en nuestra familia; sabes que es prostituta, además de ladrona! ¿Porque estás empeñado en no hacer caso? ¡Esa mujer va a traer desgracias a nuestras vidas! ¡Está bien que que hagas las paces con Derek, pero no aceptes a Megan por favor!

August se armó de paciencia para responder de la mejor manera posible a Lorena.

—Mi querida ahijada, quisiera hacer caso a lo que me dices, pero para mí es más importante estar en paz con mi hijo, y si él la escogió a ella, no debo estar peleando; me siento demasiado solo sin mi muchacho, mejor quédate tranquila ya veremos qué pasa, yo estoy dispuesto a ayudar a que encontremos a esa muchacha, y así poder ver como le solucionamos la vida; tú deberías también ayudar.

El rostro de ella enrojeció por la contrariedad que sentía, exclamó exaltada.