Al hombre se le humedecieron los ojos por la emoción y respondió:

— Nunca nadie me llamó papá, mira que me esforcé, me casé algo pasado de edad, ya tenía más de treinta años, mi adorada Bertha no me dió hijos, además que se me fué pronto, estoy algo nostálgico hoy, pero me va a gustar tener una hija que además me va a hacer abuelo, haremos un buen equipo muchacha.

— ¿Hace mucho que falleció su esposa?

— Exactamente un año, la extraño mucho, ha sido difícil no tenerla apoyándome en todo.

Megan sonrió, Bob era un hombre de aspecto bonachón, sin mucho cabello en la parte delantera de su cabeza, de unos cincuenta y cinco años, mirada algo triste, pero muy limpia, tenía aspecto de ser un buen hombre. Pronto se instaló en un pequeño cuarto diseñado con lo necesario para dormir, una buena cama, una cómoda y un amplio clóset conformaban el mobiliario de aquél lugar, se sintió complacida.

Él al dejarla en la habitación le dijo:

— Descansa por el día de hoy, estas algo agotada por el viaje,