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Capítulo 6

Maite

Además de tener que lidiar con las locuras de Alan y con sus maniás de trabajo, no suelta la m*****a computadora ningun momento, he pasado un rato agradable, el sol de Italia a bronceado, mi piel y mi cuerpo agradece el reposo, después de la discusión en nuestra habitación me he dedicado a molestarle a cada momento. Si se quiere comportar como un pagan pues yo no tengo problemas en tratarlo como tal.

 

- no pienses que no sé lo que haces, pero se te terminó la fiesta - me dice, está trabajando mientras yo tomo sol en la terraza - mañana se acaba nuestra semana en este hotel y vamos a regresar a la vida real

 

- en casa también hay hombre esposo - lo enfrento - ¿no puedes dejar de trabajar al menos hoy? - le pregunto - como dijiste es eo último día

- Maite, cuando llegues a casa vas a estar bastante ocupada con tu nuevo trabajo, difícilmente puedas mirar a alguien que no seas tú misma en el espejo - me río ante su tonta actitud

- como yo ahora, no, no puedo dejar de trabajar no tengo un motivo para ello

- Alan, me gusta el trabajo que me ofreciste, y soy buena en lo que hago, no creo que vaya a ser tan difícil como para no tener tiempo - cuando regresamos voy a ser la nueva jefa del departamento de auditorías de la empresa de los Nuñes - y tienes razón, no hay motivo para que dejes de trabajar - finalizó la discusión que ni siquiera se por que me tomé el tiempo de comenzar.

 - eso ya lo veremos - me la va a poner difícil, pero yo no lo voy a dejar ganar, para perder ya tengo a mi familia, con ellos su que no tengo oportunidad de ganar 

- ¿en qué piensas? - lo miro

- no creo que te interesen mis pensamientos - le digo sería

- no mucho, pero estoy aburrido. Así que puedo escucharte

- estaba pensando en quien podría ser mi amante, alguien que esté lo suficientemente cerca como para no ser sospechoso para los demás - su cara se pone muy seria, pienso que se me fue la mano porque veo en él su actitud peligrosa

- puedes intentarlo, pero no te prometo dejar al tipo en una pieza, tampoco para ti va a estar bien del todo

- ¿acabas de amenazarme? - no me lo puedo creer 

- tomátelo como quieras - se pone en pie y entra en la habitación, recuerdo el día que me fui a la playa, sé que lo que voy a hacer es cosa de adolescentes, pero él me hace comportarme de esa manera, me levanto y me voy dejándolo sólo, no voy a la playa, eso sería demasiado obvio. Camino fuera del hotel, sólo llevo mi bañador y una falda a juego. He escuchado que aquí es normal, que las mujeres vistan así, me encamino al mercado el que quería ir desde que llegué y Alan no me ha dejado, vi en mi teléfono que está como a media hora pie. El GPS me guía sin problemas, el lugar es tan colorido como en el artículo que vi.

 - ¿para esto te escapas? - me sobresalto al escuchar la voz de Alan - pensé que te vendría a ver con un amante

- eso lo dejo para cuando regresamos - le digo cuando me recompongo - me escapó porque no me dejas opción, me tenías prisionera en ese hotel y yo quería venir aquí - explico

- ya estás aquí - dice con tranquilidad -¿qué quieres? - pregunta - compra todo el mercado si quieres - hace alarde de su dinero - pero no te demores

- no necesito todo el mercado - le dejo saber

- ¿ahora vas a decirme que no eres una heredera loca que compra todo lo que ve? - asiento

- no lo soy, solo soy la niña adoptada para tapar un escándalo - no me molesta decirlo - nunca me sentí igual que mis hermanos, y no en vano, tampoco tuve las mismas cosas que ellos tuvieron - hablo con naturalidad

- no me lo creo - doce Alan camina a mi lado - tienes todo el porte de princesa adinerada - me río

- eso es un estereotipo que mantengo para no avergonzar a mi familia, pero en realidad soy una nerd a la que las cosas materiales no le interesan para nada, y si quería venir aquí no era precisamente para comprar todo el mercado, sólo quiere algunas cosas para mías amigas, de lo contrario puede que no me crean que estuve en Italia - las pocas amigas que tengo, nunca fui muy social y tampoco Luci me dejaba muchas amigas, a ella siempre la seguían a todos lados y yo siempre fui la solitaria, esa información se la ahorro a Alan

- si claro - dice incrédulo - la Cenicienta -

me río por su referencia al cuento infantil

- pues escoge lo que necesites Cenicienta y vamos al hotel, aquí hay un calor insoportable.

Después de ese comentario me siguió por todo el mercado sin quejarse, debí decir que estoy sorprendida en buena manera, no lo espere de él, después de un par de horas regresé al hotel, como él dijo sí que hay calor, un calor al que no estamos adaptados

- gracias - le dije

- no tienes que agradecer, sólo te seguí para que no fueras a crear ningún problema - lo miro y hago una mueca

- ¿no puedes ser agradable al menos por una vez? - le pregunto

- no quiero, ni tengo por qué, estás aquí porque te pague para hacerlo, ni siquiera somos amigos - me recuerda la naturaleza de nuestra relación

- mira - trato de hablar calmada para que me entienda - no sé por cuanto tiempo pretendes mantener esta relación ficticia - comienzo a explicar - pero mientras duerme vamos a tener que estar uno al rededor del otro la mayoría del tiempo

- él se sienta y me mira fijo como si en verdad le interesara lo que estoy a punto de decir - así que deberíamos hacer una tregua - le propongo - ya sé que nada resultó como queríamos; sin embargo, es lo que hay - sonríe

- para ti resultó muy bien - sigue con esa falsa idea

- ¿crees que me va bien? - esta vez soy yo quién sonríe - tengo que vivir con un hombre que no me soporta, que tiene mala reputación, al que ni siquiera le atraigo - no sé dé donde salió eso

- ¿y? - pregunta como si no fuera suficiente lo que acabo de decir

- ¿te parece poco? - inquieto

- vas a vivir como una reina, terminaste con las deudas de tu familia. Incluso vas a tener una pensión cuando te divorcies - explica - según yo esa es una situación de ganar, ganar para ti

- estás equivocado, y tampoco quiero que me des nada, me casé contigo porque no tenía opción - ya lo he repetido tantas veces que me aburre niego

- ¿sabes que? - le pregunto y sigo hablando sin dejarle responder

- piensa lo que quieras, solo intentaba estar en paz contigo, pero si no quieres me da igual.

Me encerré en el bañó, me metí bajo la dicha, el agua refrescó mi cuerpo castigado por el sol, cuando salí estaba más relajada, fui a la sombra de la terraza y me tumbe. Tengo sueño de estar durmiendo mal toda la semana, él duerme tranquilamente en la cama y me deja dormir en el sofá, no sé cómo me las voy a arreglar cuando regrese

- ¿qué sucede Cecilia? - lo escucho decir a él dentro de la habitación

- no te pongas así - la calma

- solo dime que necesitas - hace una pausa, creo que está escuchando

- no puedo regresar hoy, pero mañana estoy en casa -

y regresa mi m*****a curiosidad, si se siente así por ella, ¿por qué no se casaron? Entro en la habitación, lo veo poner su teléfono en la mesa de noche, las ignoró por completo y tomó mi maleta, comienzo a doblar ropa y a ponerla dentro

- nos vamos al aeropuerto en una hora - me informa y no me asombro así que solo respondo con un asentimiento

- ¿no vas a preguntar nada? - quiere saber

- no es de mi incumbencia, no me voy a meter en tu vida porque no quiero que intervenga en la mía - le dejo saber

- además - hago una pausa - lo supuse, por eso estoy haciendo la maleta - él asiente

- me alegra que lo comprendas - se va dejándome sola, término pronto de recoger todas mis cosas y me pongo ropa apropiada para viajar. De cualquier forma para mí está bien terminar con esta luna de miel ficticia que me ha dado más dolores de cabeza que placer. Encuentro entre mis cosas una caja de joyería, la abro y me quedo pasmada con su contenido, un collar que debe costar al menos cincuenta mil dólares, no se mucho de joyería, pero podría apostarlo

- Alan - le grito esperando que se encuentre cerca, por suerte así es

- ¿puedes dejar de gritar? - me pregunta - ¿que te sucede?

- ¿que es esto? - lanzó la caja sobre la cama

- se que preguntas cosas estúpidas, pero esta es la más estúpida, obviamente e un collar

- Un collar que vale miles de dólares - el asiente

- ¿que esperabas? eres mi esposa pero no creo que deba darte algo más caro que eso - me malinterpreta

- ese es el problema, no quiero no esté ni uno más caro - trato de explicar - no quiero nada que pueda comprar tu dinero - se ríe

- ¿esperas que me crea que no quieres más que las baratijas del mercado? - no comprendo por qué es tan difícil de creer

- así es, no quiero más que mis baratijas - tomo la caja y se la lanzo, el la atrapa contra su pecho - así que por favor que no se repita - me sigue con la mirada mientras entro en el bañó, necesito alejarme de él para recomponerme. Se que no debería afectarme la opinión que tiene de mí, pero no puedo evitarlo.

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