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Capítulo 7

La casa está en calma, no es de extrañar cuando llegamos a las dos de la madrugada, subimos a la habitación

- te recomiendo que duermas en la cama, no puedes dormir en el suelo hasta que se acabe nuestro acuerdo - sé que tiene razón; sin embargo, no pienso admitirlo

- no te preocupes por mí, estoy bien - le digo - ¿mañana tengo que ir a mi casa, no tengo nada mío aquí - cambio de tema

- hay dos valijas más en el armario - me informa mientras se quita su camiseta dejando su torso desnudo

- no son cosas mías, son de mi hermana - antes de irme le heche un ojo y sé que las cosas que quedan don demasiado reveladoras, quien las empacó estaba decidido a que ella lo sedujera, y a mí no me va a quedar más remedio que utilizarlas por hoy

- solo úsalas y no seas tan quisquillosa - dice sin saber de qué habla, me voy al armario, tomo el primer conjunto para dormir que veo y voy a cambiarme, cuando salgo del baño él está de espaldas, no lo llamó, en algún momento me tiene que mirar, solo comienzo a caminar de un lugar a otro preparando el lugar donde pienso dormir, cuando me volteo me está mirando

- ¿qué me miras? - le pregunto

- ¿qué se supone que estás usando en este momento? - me pregunta, está paralizado en su lugar

- lo que me pediste - respondo con tranquilidad

- ¿yo te pedí que utilizarás esa ropa? - asiento

- esto es lo que hay en las valijas de mi hermana, también tiene ropa muy linda para que use en la mañana, solo voy a hacer lo que me dices - él niega

- no puede ser que solo haya ese tipo de ropa en la valija - se mete en el armario y sale con algunas cosas en las manos - ¿tu hermana trabaja en un gogo? - me encojo de hombros

- cada cual escoge como se viste Alan, a mí no me interesa lo que ella se pone o no - le informo, tengo no una sábana de la cama y me acurruco en la butaca, él resopla apaga las luces y se mete en la cama

 - ven a la cama, - me pide - no quiero que te jorobes, mañana en la tarde tenemos una entrevista -

me encojo de hombros, sé que no puede verme, pero tampoco quiero seguir hablando, cierro los ojos y trato de dormir, me sobresalto cuando siento que la sabana sale de mi cuerpo

- ¿qué haces? - le grito, él no me responde.

Me deposita sobre la cama, con la tenue luz que entra por la ventana soy capaz de ver la intensidad de su mirada sobre mí, eso me pone nerviosa, los recuerdos de la noche que pasamos juntos regresan como un tsunami, trato de levantarme y él me empuja de nuevo

- Déjame regresar a donde estaba - me ignora, pone sus manos a ambos lados de mis muslos y los acaricia, las sube y deja que resbalen bajo mi ropa de dormir, acaricia mis caderas, sube mi bata y besa mi abdomen, no puedo contener el suspiro que quema mis labios, besa más abajo sobre el elástico de mis bragas, gracias, amiga de manera fuerte

- esto es lo que quieres - se posiciona sobre mi cuerpo y lleva su boca a mi oído, le gusta mucho hacer eso

- pero no va a suceder, puedes dormir desnuda a mi lado y no voy a tocarte - la realidad de lo que está diciendo golpea mi cerebro en el momento en el que se quita de encima de mí

- así que deja la estupidez y duerme en la cama - me carga y me deja caer en el lugar en el que quiere que duerma

- eres un imbécil - le grito

- me lo dicen muy a menudo, ahora duérmete - se acuesta a mi lado, mi cuerpo está ardiendo y mis bragas están mojadas, no creo que me pueda dormir en este estado, dejo que se acueste, espero un rato, creo que ya se durmió porque su respiración está acompasada, me levanto y salgo de la habitación, no tengo idea de en donde se encuentra la cocina, camino sin rumbo escaleras abajo

- no los esperaba hasta mañana en la noche - me sobresalto cuando lo escucho, me volteo y es el primo de Alan, sonrío

- sí, regresamos antes porque el sol me estaba haciendo dañó - una explicación tonta

- pensé que era por lo que sucedió en la empresa - así que por eso llamó su querida Cecilia, niego y sigo sonriendo

- no, ya veníamos de regreso - él se encoge de hombros 

- Cecilia metió la pata con ese contrato, Alan va a tener unos días muy ocupados - no debería alegrarme por eso, y, sin embargo, lo hago

- no sé nada de la expresa así que no tengo idea - al menos eso lo digo con sinceridad 

- ¿necesitas algo? - me pregunta - te veo un poco perdida - sonrío, al parecer es obvio

- tengo un poco de sed, pero no sé donde está la cocina - él sonríe, es un hombre muy apuesto, uno que yo sin duda miraría

- ven conmigo - me guía por la casa, enciende la luz de la cocina y en ese instante se me queda viendo descaradamente, se percata de que lo atrapé y se sonroja

- lo siento - me disculpo - aún no tengo mis cosas aquí - me cruzo de brazos como si así estuviera más vestida

- no te preocupes, yo lo siento por mirarte de ese modo, pero quien más debería sentirlo es Alan por dejarte salir de la habitación así - sonrío, no quiero seguir su flirteo, pero mi cuerpo me ignora

- y no lo hice - escucho a Alan y me paralizo - la última vez que la vi estaba durmiendo a mi lado - se para frente a mí y me tapa de la vista de Gregorio

- me voy a acostar - doce su primo - mañana tengo que estar temprano en la empresa para arreglar los errores de novata de tú - se para en esa palabra, hace una pausa para rectificar - de Cecilia - se asoma por el costado de Alan - hasta mañana - mira su reloj - o hasta dentro de un rato, son casi las cuatro de la madrugada - se aleja, Alan se voltea en mi dirección

- ¿lo haces a propósito? - niego

- como recalcó tu primo son las cuatro de la madrugada, y no hago nada a propósito, sólo vine por un poco de agua, ya Déjame en paz - tomo un vaso de encima de la mesa, agradezco que estén aquí porque no tengo idea de donde está nada, abro el grifo y lleno el vaso

- puedes tomar agua de la nevera - me informa

- muchas gracias, estoy bien así - no quiero voltearme frente a él porque aún no tiene puesto nada en la parte superior de su cuerpo y eso fue lo que me metió en esta situación, mis pensamientos calientes acerca de su cuerpo, germino mi agua, lavo el vaso y me encamino de regreso a la habitación

- no te quiero hablando con él - fue una orden y no deja lugar a las protestas, por lo que no digo nada - ¿me estás escuchando? - asiento, entro en la habitación y él sigue tras de mí, me planteo regresar a mi butaca; sin embargo, pienso que si lo hago Alan va a estar en desacuerdo y no me interesa que me haga pasar por lo mismo de hace un rato, me acuesto en la cama y me limito a estar en la esquina más alejada de donde tiene que acostarse, la cama se hunde en su lado y sé que hizo lo mismo - estás intentando volverme loco, y no te lo recomiendo. No soy un loco agradable - otra de sus amenazas, no le respondo, da igual lo que diga, las cosas siempre deben hacerse a su manera.

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