Estar en un hospital nunca había sido tan recurrente para mí como las últimas veces, y mucho menos tan tormentoso cómo hasta ahora. Miro mis manos llenas de sangre y trato de limpiarlas con el pantalón que llevo puesto. Seguramente me las llene tratando de tomar a Amber cargada. Un nudo se posa en mi garganta, de solo recordarla bañada de sangre, es tan pequeña, tan frágil, que me molesta más aún lo que pasó.—¿Quieres café? —pregunta Aidan sentándose a mi lado.Asiento con la cabeza y tomo el vaso para llevarlo a mi boca. Mientras bebo café, las lágrimas vuelven a caer de mis ojos. Aidan me da una palmada en la espalda y me pregunta:—¿Qué paso? ¿Quién quiere hacerle daño a Amber? —no respondo nada —¡Andrea! —alza un poco la voz y volteó a mirarlo.Soy consciente de que mis ojos azules se clavan en sus ojos. Mi mirada está perdida, lo sé, y nunca imaginé tener mi mirada perdida como hasta ahora.—La que era mi esposa, Astrid, ella y su amante, quieren hacernos daño —restriego mi car
¿Han visto a las bellas durmientes? Son hermosas, todas unas princesas que esperan que un príncipe azules los vaya a despertar. Así parecía Amber, su boca estaba comenzando a tomar el color rojo que acostumbraba, y su rostro se estaba comenzando a iluminar y Andrea estaba a su lado esperando para verla abrir los ojos. Habían pasado tres días desde que la habían ingresado, y Ámber no había despertado, los médicos habían dicho que era porque ella había perdido mucha sangre, y que su cuerpo se estaba recuperando.—¿Cómo sigue? —preguntó Sommer entrando por la puerta.Andrea suspiró, estiró sus manos y se puso de pie para tomar un poco de agua.—Sigue dormida, le he traído la niña para que sienta su calor y aún nada —explicó mirando a Amber dormida.—¿Y, su padre y hermana, saben de esto? —preguntó ella con curiosidad.—Ayer me llamaron que su padre falleció, y su hermana no ha venido, ellos no son su verdadera familia —Andrea se quedó observando el rostro de Sommer para ver algo diferent
Amber se tronaba los dedos, nerviosa al escuchar las palabras que decía Andrea, ¿Cómo era posible que ellos tuvieran su mismo tipo de sangre siendo tan difícil de conseguir? Estaba desconcertada, pero no dejaba de sentir un fresco en su estómago.—¿Y si es mi padre? —preguntó sintiendo una corriente en su interior.Aidan era un hombre de negocios, además de inteligente, y si era su padre existía la gran pregunta ¿Por qué no estuvo con ella en todo ese tiempo? ¿Por qué no la buscó? ¿Él lo sabía?Tragó grueso, y miró a Chiara. Ella nunca dejaría a su hija, jamás, ni en las peores dificultades. Una lágrima salió por sus ojos, ¿Por qué su padre no estuvo con ella? ¿Será por la razón de que su madre estuvo casada?—Amber, mi amor, te dije que no lloraras, lo prometiste. Sabes lo que dijo el doctor, debes estar tranquila —Andrea arrugó el entrecejo.Le había contado todo a Amber porque Aida le había regalado un ramo de rosas, y un peluche inmenso para la bebé, y Amber se había sorprendido po
El rostro de Amber se empapó de lágrimas. Su semblante se tornó pálido, y las palabras no querían salir de su boca—¿Tú? ¿Cómo? ¿Por qué no me lo dijiste? —la voz de Amber se quebró.—Lo siento mucho Amber, yo … Yo no podía hacerlo —Amber arrugó el entrecejo.Aidan sintió que un peso salía de sus hombros. Llevaba años viendo a Amber desde lejos, añorando el momento exacto para acercarse a ella.—No hay una excusa para que un padre no pueda estar cerca de su hija, yo viví mi vida añorando a un padre —su voz se quebró—. Porque el mío estaba ausente, ¿sabes por qué? Porque no era su hija, y tú, que dices ser mi padre…—Amber, mi padre era una mala persona. Me obligó a casarme con la mamá de Sommer, aunque yo estaba enamorado de tu madre. Siempre le oculté que tuvimos una hija, porque él era capaz de asesinarte —la voz de Aida se quebró —. Lo hizo en el pasado, él mandó a hacerle daño a tu madre cuando estuvo embarazada de ti. Pero le hicimos creer que ella había abortado. Luego, cuando av
Aidan llevaba en sus manos una hermosa muñeca de porcelana. Amber cuando vio la muñeca, sus ojos se llenaron de lágrimas. La recordaba muy bien, su madre le había regalado esa muñeca en el cumple número 6 de ella, y le había dicho que era muy especial, que la cuidara mucho. Ámber cuidó de esa muñeca con su vida, pero un día su hermana Angelica la destruyó. Se puso de pie con dificultad y abrió sus manos mientras las lágrimas caían de sus ojos.—Hija, perdón —exclamó Aidan con dolor.Amber no pudo botar palabra alguna. Sus lágrimas comenzaron a caer de forma desconsolada mientras Aidan acariciaba sus cabellos, al mismo tiempo que él también lloraba con desconsuelo.—Te perdono, ahora sé que siempre estuviste ahí, y yo no lo supe —dijo en medio de un susurro.Al cabo de unos segundos, mientras ambos lloraron en silencio, cómo si lo necesitaran. Sommer carraspeó en dirección a Amber, que enseguida subió la mirada para ver a su hermana, su hermana de sangre, esa que había añorado cada día
—¿Qué haces aquí, Angelica? —preguntó Amber con el ceño fruncido. Aunque era mujer de Andrea, le daba mucha vergüenza abusar de la confianza y dejar que personas fueran a esa casa a molestar.—Ámber hermanita —exclamó Angelica abrazando a Amber con fuerza.Amber se quedó inmóvil. Angelica nunca había sido amorosa con ella, y muchos menos le decía "hermanita" al menos que fuera por sarcasmo.—¿Qué pasó? ¿Ocurrió algo? —preguntó de nuevo Amber, tratando de quitar a Angélica de su cuerpo.No sabía por qué, pero la actitud de ella no le gustaba para nada, y la hacía sentir incómoda.—Lo siento mucho Ámber, sé que no fui buena contigo, pero ahora que no está mi padre —Angelica sollozó—, no tengo a dónde ir, me siento sola, y yo creí… que podía estar aquí un tiempo, mientras reúno un dinero para irme del país.Amber abrió los ojos de par en para, ¿Un tiempo? ¿Qué significaba eso? ¿Acaso Angelica quería quedarse? Amber miró a Evangelina que estaba frente a ella con Chiara en los brazos y esta arrug
Para mala suerte de Amber, Angélica se había metido en la noche familiar que Andrea había organizado, y había terminado metida en el sofá con las piernas en la mesa central, comiendo cotufa y viendo películas con ellos. Cosa que a Andrea le molestó muchísimo, porque se suponía que estarían los cuatro juntos, y no la nueva "cuñada" de manera inoportuna.Por otra parte, Amber se sentía presionada, se estaba dando cuenta muy rápido que Angélica era un problema, uno muy grande, y más en la mañana siguiente.Estaban todos reunidos para el desayuno esperando a la chica, porque como no era su costumbre, no se había levantado, y como Demetrio odiaba comer sin que estuvieran todos en la mesa, decidió despertar a la princesa.—Esto me parece inaudito, esta niña se levanta tardísimo, son las ocho de la mañana y ella aún está dormida —exclamó Eva molesta.Amber bajó la mirada con pena. Angélica siempre fue muy holgazana y lo sabía, pero creía que podía cambiar, que estando en una casa ajena a la de el
Como Eva había dicho, había viajado ese mismo día en la noche con Demetrio, los mellizos habían ido a casa del tío Antonio, y Fernando y Andrea estaban en el trabajo. Puesto que Amber se había quedado en casa sola con los niños y Ramona. Se había levantado ese día con mucho entusiasmo. Andrea la noche anterior le había dicho que en dos semanas sería la boda y que luego de eso se iban a tomar un tiempo fuera de todos para pasar la mayor parte del tiempo solos. Así que decidió darle en la noche una sorpresa, no quería que por causa de la llegada de Chiara Andrea siempre la viera desarreglada y fea. Ella sabía que su futuro esposo era un hombre importante, atractivo y que había muchas mujeres por ahí esperando un descuido para atraparlo, y si eso ocurría jamás lo soportaría.—¿A dónde vas hermanita? —preguntó Angélica recostada del marco de la puerta.Amber sonrió en su dirección y respondió:—Voy a salir a comprarme algo lindo, para hoy en la noche prepararle a mi futuro esposo una divi