Capítulo 27:

La paga de su empleo, era muy poca como para mantener en orden a sus necesidades básicas. Aquella situación, estaba empezando a volverse desesperante para ella: tener que soportar los acosos de Marcos, además de sus humillaciones verbales, pasar el día completo de pie, atendiendo a clientes malhumorados que solo le faltaban al respeto sin alguna razón, solo para después esperar ansiosamente la paga, que era una miseria que se había desvanecido toda en sus deudas, que todavía no estaban por completo saldadas, todavía le faltaban más cosas por pagar, cuando sentía que salía de un hueco, se sumergía en otro mucho más profundo.

Massiel dejó salir unas cuantas lágrimas; una semana, solo una semana trabajando allí había sido necesaria para que ella no quisiera jamás regresar. No había podido dormir en absoluto en aquella semana, apenas unas dos horas, sus pies estaban llenos de dolor, así como su pecho, por haberse contenido tantos insultos que tenía que dejar salir hacia aquel estúpido de
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