23: Perfecta muñeca.
—Ahora mismo tengo que salir —prosiguió ella—. Lo lamento, no podré recibirlo.

—Podría acompañarte.

Massiel empezó a negar.

—No, por favor.

—"No", aquella fue la respuesta que fuiste incapaz de darme cuando te follé en mi auto.

Ella no le ofreció la expresión avergonzada que él esperaba. En realidad, de la única persona que se avergonzaba de haberse acostado, era con Emiliano. Ajeno al hecho de que solía ser su jefe, ella jamás se había permitido la imagen mental de él en su interior, aquello era lo que realmente la avergonzaba, mientras que por otro lado, aunque en su momento se había arrepentido de haberse acostado con Timothy, en aquel instante, no podría importarle menos aquello.

—Tengo que salir, señor Wagner.

—Pues tendrás que aplazar esa salida, porque quiero hablar contigo.

—No aplazaré una salida para hablar con usted —le escupió de manera tan franca que sintió que otra persona hablaba por ella.

—¿No? Pues no saldrás.

Timothy se estiró en la puerta, impidiéndole le s
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