VICTOR —¿Un tiempo?— me pregunto a mi mismo mientras la voz de mi novia resuena en mi cabeza— un tiempo— sigo sin poder creerlo cayendo como mierda en la silla de la oficina de Rodrigo. El mundo acaba de tomar un rumbo diferente y desconocido para mí, Gabriela ha estado toda la vida para mí y en el camino yo para ella, no me enamore de ella con solo verla, esas pasiones no existen, fue su cariño por mi, la necesidad de que yo la ame me hizo hacerla mía y ahora un tiempo significa... ¿Que ya no ama?. —Es tu culpa— digo en un susurro de voz mientras Rodrigo se toma un trago sin respirar— tu jodida culpa— repito sin reclamar porque me siento sin fuerzas— ¿Que diablos pasó? ¿En qué momento todo cambio?, ella no me puede dejar de amar, yo siempre he Sido el hombre de su vida. Las interrogantes llegan a mi cabeza, a mi consciencia por una respuesta que no encuentro porque no le encuentro sentido a esto, nunca, jamás había pensado llegar a un momento como este, yo sin mi novia y aunque
GABRIELA —Entonces, dame un minuto para comprender… ¿Le pediste un tiempo a Víctor?¿tu? ¿La mujer que lo ama más que su madre le ha pedido un tiempo?. Escucho a Laura que aunque diga que necesita un minuto para comprender han pasado casi tres horas desde que llegó a mí casa para escuchar lo que ha pasado y todavía no lo supera. A decir verdad yo tampoco y es que todavía me tiembla el cuerpo por la decisión que he tomado y mucho más por mis actos, me estoy sintiendo en el limbo con una sensación extraña de saber que el hombre que creía inalcanzable se volvió mi pareja y ahora está planeando un viaje con su ex mientras yo floto sabiendo que voy a conocer Italia, con su mejor amigo, el hombre que es todo lo prohibido para mí, al que he intentado pero no he podido resistir y tengo mucho miedo, me estoy portando como una inconsciente adolescente, inestable, egoísta y estúpida pero de verdad no lo puedo evitar. —Creí que al menos me ibas a ayudar a empacar— le digo cuando veo que no dej
RODRIGO —¡Ya relájate animal!, solo quiero conocer mejor a tu mujer.—Dejame en paz. —¿Señor?Escucho la voz del capitán del avión mientras los oídos me zumban por la estupidez que es esto, un absoluto error idiota de mi parte que no puedo seguir permitiendo, estoy traicionando a mi mejor amigo por no poder calmar mis jodidas hormonas, claro que tenemos trabajo pero se que me la traje con otras intenciones. Victor me ha dicho que la cuide, que cuide de su tesoro y yo se que esta mal, claro que lo está pero su mejor tesoro puede ser tan sucia como yo cuando quiere y es lo que también quiero, follarla en mas de un lugar sabiendo los compromisos e ideales que tiene la hace mas excitante para mi, lo prohibido que representa la pesada mujer con los ojos más verdes que he visto en mi vida me desespera y es peor cuando el corazón me da una punzada al ver que llega riendo con papá en una escena absurda que se siente familiar. —¿Les mando tarjeta de invitación?— hablo acercándome a ellos
GABRIELA —No lo puedo creer, es bellísimo. Suspiro como la tonta más grande del mundo pero no es importante porque estoy respirando el aire de un lugar maravilloso. Por fin hemos aterrizado en Milán con la confianza de haber estado pegado en la ventana del avión cuál cachorro y no importa porque se siente muy bien, puede ser exagerado pero el aire es distinto, no es que mi país no sea hermoso pero en términos de explorar, este lugar tiene maravillas históricas por donde se le mire y es un sueño hecho realidad. Los ojos se me aguada, lo sé y está bien pues el señor Izaguirre me pregunta cómo estoy y lo máximo que hago es sonreír llorando porque esto es un sueño para mí, el papá del hombre que luce como una estatua griega me da un abrazo fraternal riendo mientras le dice a su hijo que sea bueno con su novia trayendo a una realidad de otra cosa que hago mal. —Señor Izaguirre hay algo que debo decirle— me siento nerviosa pero debo hacerlo— lo que pasa es que— las palabras se me queda
RODRIGO —¡Cállate!, no digas estupideces, no tienes idea de lo que estás hablando— escucho a mi padre y eso solo hace que saque la rabia que me he encargado de alejar— estás asustando a Gabriela. —Te dije que no quería venir, tu no tienes por qué meterte en mi vida sin embargo fuiste por Gabriela para traerme hasta aquí, siempre jugando sucio— me desespero sabiendo lo que significa estar aquí. —Rodrigo— la escucho y no soporto que nadie me diga nada— estás gritando. —Como siempre Renato Izaguirre sabe muy bien cómo jugar sus cartas, sabías que no vendría por mi voluntad, por eso fuiste por ella, y tu— la miro viendo que sigue al lado de el— te he dicho que te pongas a trabajar que no estamos de vacaciones. ¡Nos vamos!. Finalizo saliendo pero papá dice que se siente mal, Gabriela actúa como yo ya preocupándose por el, le advierto que se mueve y no le crea nada, tomo la maleta y sigo mi camino hasta que ella grita por auxilio. —Gabriela, sigo siendo tu maldito jefe— me acercó a el
GABRIELA —Es tu casa pero si quieres vivir lárgate porque te juro que vas a conocer a la persona que te va a romper la cara en mil pedazos— hablo rabiosa sin siquiera mirarlo, no quiero ser débil— tú no eres más que una mierda más en mi camino y también podré contigo. Suelto la rabia, la decepción y la estupidez que me cargo porque realmente es muy idiota de mi parte pensar que un hombre como el sería bueno o amable, el solo es el tipo de persona que son como esos cazadores que tratan bien a sus presas para luego desollarlas, un maldito hipócrita con el que yo he sido más hipócrita aún porque la única verdadera razón para todo esto fue la lujuria, la pasión y lo lindo que ha sido sentirme el centro del universo cuando el solo me ve peor que los demás. —Te estás pasando.—No cago oro como usted pero no sé preocupes, sin dramas ni escándalos, me voy señor Izaguirre— habló casi en un susurro incapaz de mirarlo. —Haz lo que te dé la gana— escucho su voz más fría que la noche y se va
GABRIELA —!¡Cretino!— lo grito y lo empujó viendo que me mira como si fuese loca pero aquí el gran demente es el— no lo puedo creer— me arden los labios— te juro que no puedo creer que clase de loco del demonio eres— sigo dando vueltas y reclamando hasta que su cuerpo me acorrala en la baranda. —¿Acaso me vas a tirar?— veo desde arriba el primer piso, su respiración está dando en mis labios y es peligroso pero locamente sé que no me va a lastimar. —Eres un estúpido. —Y tu una aburrida— me susurra y se aleja— yo solo escuché que no habías salido del país, de hecho fue delante de la mujer que es la ex novia de tu ¿Ex?— recalca la última palabra con sarcasmo y le quiero pegar— me gustas— sus palabras las suelta de la nada y a mi se me han cerrado los pulmones— obviamente me gustas Gabriela y por supuesto yo a ti también— se quita la camisa y no me gusta, me encanta— Victor es mi amigo, yo realmente lo aprecio— ruedo los ojos en desagrado— aunque lo dudes es la verdad, pero he descubi
RODRIGO —Muy bien, solo serán 10 minutos más, si en 10 minutos no llegas Gabriela, estará bien, después de todo no me pienso morir por supuesto. Me digo a mi mismo en la locura que he hecho sintiéndome estúpido y absurdo, que diablos estoy haciendo es imposible no preguntarme porque no encuentro el raciocinio por ningún lado. Mi amistad con Víctor, el cariño que puedo sentir por su familia, el juramento que me hice a mi mismo después de la traición de esa mujer, todo mi mundo se ha ido al demonio desde el día en que me cruce con la desafiante y apasionada mujer del vestido rojo, la persona que me hace saber que soy una basura egoísta que no tiene límites cuando de satisfacer sus deseos se trata, y ahora mismo el pecho agitado y mis ojos me dicen que lo que mas deseo, es el fruto prohibido que viene con cara de asombro absoluto, los ojos verdes grandes destellan luz y el vestido rojo con abertura en la pierna logra que me cosquillee el cuerpo cuando estando a punto de irme, está aqu