Los minutos se hicieron eternos, pero al final llegó la noche, una que debía ser silenciosa, era todo menos eso. Se escucharon los autos blindados ingresando a la cárcel rusa. Guardaespaldas, tacones caros y el leve cosquilleo de joyas al moverse.
No eran personas comunes y no es sorpresa tampoco.
Fue a través de los comentarios de Ivanoc que al fin supo exactamente de qué se trataba el gran evento.
El secreto sucio en el bajo mundo Ruso.
Peleas entre presos, apuestas y dinero. Al parecer ella tenía razón, las imágenes en su cabeza no eran falsas.
Justo llegó la medianoche toda la prisión parpadeo y las cámaras se apagaron; el color de las luces cambió a un rojo brillante. Esa noche, y lo que pasara ¡Nadie nunca lo sabría!
Tamara se mojó los labios con nervios. Entendió el porqué ella no debió ser curiosa. Ella no escuchó nada de las pequeñas conversaciones banales de Ivanoc y los demás guardias. Su atención estaba fija en la puerta que daba directamente al rincón más oscuro de la prisión.
Ella no sabía dónde exactamente sucedía, pues su trabajo es vigilar, pero sabía que el lugar donde se estaban realizando las peleas entre presos era bajo tierra. Lo intuía por como los tacones de mujeres sonaban de repente altos y rápidamente bajos hasta desaparecer, lo que significaba escaleras.
Los minutos se convirtieron en unas pocas horas y la suerte estaba echada. Si alguien sobrevivió o murió Tamara lo ignoraba.
Las risas de fondo desaparecieron en un abrir y cerrar los ojos y autos invisibles en las cámaras salieron como entraron. Las luces sin embargo permanecieron de color rojo.
Ivanoc recibió una orden por audífono y sin medir palabra se dirigió a justamente el Ala norte. Al parecer había problemas.
Ivanoc pareció olvidarse de ella porque no detuvo ni un segundo sus pasos.
En cuanto la seguridad abrió las puertas al territorio enjaulado de los presos, ella quiso darse la vuelta y marcharse.
Tan ruidoso.
— Así se hace niñas— El preso con el nombre 776 levantó la voz grasosa, haciéndose escuchar de todos los demás que lo abuchean como un Dios.
La Sangre y sudor en su cuerpo del ser pomposo, que al parecer no le pertenecía. No se encontraba una sola herida en el cuerpo.
Las voces de los presos no se hicieron esperar— ¡Le dije que habría un espectáculo! Todas las apuestas estaban en ese perro rabioso, y no decepcionó.
Otro tipo gruño— Debes ser un idiota ¿Quién podría con ese veterano? Ha estado aquí más de diez años. Las peleas que ha ganado ese tipo... Todas un desastre sangriento.
Tamara entendió que se refieren al luchador pomposo que gritaba de alegría.
— ¡Ni que lo digas! No tener suficiente dinero para ver la lucha en la arena me está matando— El gruñón de su vecino espeto con ira.
Incluso registró un comentario que casi la hace vomitar— Cuánta sangre hay en su ropa ¿Crees que me venda su camisa?
Hablaban de la sangre de otra persona como si fuera una medalla.
—No lo creo, Idiota—Soltó una risotada lésbica y sucia—Aunque es delicioso, me importa mi dinero y que esté seguro me alivia. Si todo va bien, en un tiempo tal vez nos dejan ver parte del espectáculo.
Eso resultó ser una broma porque las risas sórdidas no se hicieron esperar. Los guardias estaban alerta y sin expresión en su rostro, como si estuvieran suficientemente acostumbrados.
Tamara centró su atención en el Animal que al parecer es el campeón. El tipo no solo es grande; es una bestia furiosa con los ojos rallados y el labio medio levantado. Tamara tembló, porque para terminar era un tipo altísimo. Cuando pasó por su lado Tamara tuvo que hacer un esfuerzo para no retroceder de miedo, pues su solo sombra pareciera devorarla y ocultar cualquier luz.
Tragar saliva.
— Ja, miren ¡Qué pequeño animalito tenemos aquí!— Gruño 776 mirando a Tamara, con burla y algo de lo que ella no quiso nombrar, pero le puso la piel de gallina—Te me haces conocido.
Ivanoc no aguantó la m****a del gran campeón y aunque no lo atacó lo hizo moverse.
— No tenemos toda la noche, y algunos queremos dormir, Perro—Dijo Ivanoc o con cara de pocos amigos.
Tamara pudo ver otra cara del hombre que acaba de conocer.
776 lo ignoró, pues tenía otros asuntos importantes. Además, después de que puso el ojo en alguna presa no lo dejaría ir tan fácil, pero aún había algo que hacer y tiempo es lo que tiene. Le dedicó una sonrisa perturbadora a Tamara y giró sobre sus talones.
Los pensamientos de Tamara vagaron hasta que el preso inconsciente acompañado por los guardias llegó al frente de su celda.
Y fue cuando ocurrió. Un extraño silencio se apoderó del corredor, y lo único que se escuchaba era el sonido de los perros aullando. Los guardias están a penas sosteniéndolos.
Una tensión se apoderó de Tamara, era como un extraño presentimiento.
Y ocurrió.
Pronto se abrieron las puertas delante de ella, en realidad delante de todos los demás, qué gritaron fuerte. Es una imagen que Tamara nunca podría olvidar; fue un muchacho de su edad o más joven siendo arrastrado y medio inconsciente frente a un público que solo buscaba satisfacerse de la desgracia de otros.
Ella sin embargo, solo podía ver la sangre seca pegada al cuerpo del joven, y las heridas abiertas estaban goteando a cada paso que daban los guardias. Todos observaban como medallas el cuerpo que estaba lleno de moretones, y eso acaso es ¿Mordeduras humanas?
¡Dios!
Paso junto a ella y a nadie le importo.
Era como un cerdo llevado directamente al matadero.
—Merecía lo que obtuvo. Incluso mejor si muere—Dijo Ivanoc junto a ella.
¿Morir?
¿Merecía morir?
En ese momento Tamara tuvo un fuerte dolor de cabeza y tuvo que esforzarse para no caer de rodillas ante el dolor a causa de las imágenes la llevaron a otro lugar.
En su memoria ella se encontraba vestida de guardia y recostada contra la pared, mientras un hombre la presionaba contra su cuerpo. De sus labios una sonrisa traviesa a la vez que la sostenia, incluso si estaban mojados en una especie de baño a ninguno le parecio importarle. Pero lo más irritante fue que en su mente el hombre se comportó de forma serena pero descarada. Su actitud era juguetona pero controlada. Y esos ojos dorados que la mantenian quieta la volvian loca... Su sola presencia poseía una naturaleza que le intimidó, pues era indómita y él lo sabía.
Ella estaba furiosa y ..Tamara se encontró sintiendo sus mejillas calientes, con sus sentimientos confusos recoriendo su memoria. Incluso dejo una sensacion de cosquillas sobre su piel, una sensacion que ella no entendio.
Risas burlonas— Puede que el espectáculo no haya acabado. Después de todo— Hubo una pausa absurda—Los ganadores tienen necesidades ¿Verdad?
Abucheos.
Tamara no era estúpida, podía saber los pensamientos desagradables de esos presos. Pensamientos que tenían nombre y apellido. Ella no quería saber nada de esto y prefería quedarse en su habitación, pero ahora sabiendo lo que pasaría ¿Podría ser ella indiferente como los demas?
Ella vio a los guardias con ira a pesar de su confusion recien descubierta ¿En serio podían cerrar los ojos ante tal degradación? ¿No era ir demasiado lejos? Se supone que aquí rige la ley.
Se escuchó de nuevo al preso que hablaba de manera desagradable. No le importo ni siquiera decir tales palabras frente a los guardias— ¿Se necesitaría pagar por ver? Un viejo como yo ...
La indignación corroía a Tamara. Pero, al contrario de lo que ella sintiera, los demás guardias ni siquiera pestañean o hacen algo diferente a quedarse en sus puestos. La vida en prisión es dura, lo que pasará entre rejas, se queda entre ellas. Ni más ni menos.
Ivanoc para consternación de Tamara, su compañero tampoco parpadeo ante el espectáculo.
— Joder es bastante tarde, y la enfermería está cerrada —Dijo uno de los guardias, como si estuviera protagonizando una obra ensayada.
Parecía una obra tan natural, como si hubiera sido retratada muchas veces. — Moriz ¡Calla la boca! Solo tíralo en su cama—Dijo otro guardia
—Si muere, nos responsabilizarán, idiota—Respondió Moriz con indiferencia.
Justo lo que estaba esperando 776. Se sabía que el compañero de su presa salió de prisión esa mañana como tipo libre, y este peleador no le habían asignado otro compañero de celda, por lo que estaba solo. Nadie lo cuidaría o lo protegería de lo que pasara. Así es su hermoso país, y le encanta.
"Esa noche no solo jugaría con el chico de carita linda, sino que sería divertido, y puede que hasta a su presa le quede gustando y se convierta en su perra recurrente" Pensó 776 con mirada sucia "Incluso me esforcé para no lastimar su cara"
Los pensamientos de 776 estaban sobre todo su rostro, después de todo, ganar dinero golpeando en la arena solo te hace ansioso por otra partida, y si, en especial en la cama. Todos los presentes pudieron ver eso, pero lejos de importarle, solo estaban emocionados ¡Quizá podrían escuchar un poco!
La lengua del luchador se deslizó por su boca pervertida, cosa que no pasó desapercibida para el guardia. Estaba listo para dejarlo en su cama, no obstante algo ocurrió.
— Estoy libre de responsabilidad esta noche, puedo ayudar con las heridas—Una voz pequeña, pero decidida causó conmoción en la prisión, como una torre de naipes cayéndose en fila.
Quién era, nadie más que Tamara.
O mejor dicho, el guardia nuevo y el que fue agredido hace una noche ¡Luka Bolka!
¿Quién este estúpido? ¿Cómo se atreve...? La ira de 776 a penas fue contenida por dos guardias, después de todo el hombre estaba altamente entrenado.Ivanoc no fue demasiado rápido para detener la estupidez de su compañero. Intento adelantarse para intentar disculparse, o eso hasta escuchar pisadas fuertes y duras provenir de las escaleras. Todos los guardias presentes voltearon a ver al hombre con más rango, el cual resultó ser el segundo al mando del director, Lucio Rigov.Sus ojos estaban llenos de sonrisas pasivas y por supuesto sus míticos ojos de zorro en su esplendor fueron una advertencia clara para los presentes. No necesitaban conocer quien era para temerle, pero para aquellos que sabían exactamente quién era; es como presenciar al diablo en persona. Muchos bajaron la mirada, pues por más pasivo que pareciera, incluso los presos con años detrás de rejas conocían su nombre. Un hombre que no podía ser subestimado.Lucio bajó las escaleras y se detuvo justo en frente de la chi
¿Dónde..?" Los pensamientos de una mujer se hicieron presentes al no reconocer el entorno donde se encuentra . El sudor se acumuló en su frente por los nervios. Nada a su alrededor tiene sentido, ella podría compararse a una hoja en blanco lanzada a la oscuridad. No sabía nada; ni como terminó allí o quién es.Sí, sabía que estaba en una especie de enfermería, pero como se encontraba allí es un misterio. Lo único conocido es el terrible dolor de cabeza.Nadie estaba a su alrededor y en sus manos solo había una nota arrugada."Asesinar a Alexei Volkov"Fue en ese momento que se abrió bruscamente la puerta de la enfermería . Pronto entraron varios hombres, un señor con bata y una enfermera. Tamara tomo el papel y se lo trago de un solo golpe.— Guardia Bolka ¿Cómo se encuentra?— La pregunta provino de un hombre que parecía el más dominante de todos, como si fuera el que estaba a cargo.¿Guardia? ¿Se refiere a ella como si fuera hombre? Puede que no recordaba, pero sabía algo ¡Era una mu
—Tienes suerte que la enfermería no tenga cámaras—La voz de un hombre se deslizó por el cuello de Tamara, como si de una serpiente se tratara.Tamara se dio la vuelta y para su sorpresa la viva imagen de su superior se encontraba a tan solo unos pasos de distancia de ella. El cómo el hombre llegó a estar tan cerca sin darse cuenta fue tanto un misterio como una alarma para ella.Él sin medir palabra le arrebata los documentos médicos sin preguntar, y le echa una ojeada en frente a ella.En los labios del hombre había un indicio de una sonrisa, como la de un gato que juega con su presa. Era alto y elegante, su forma de hablar era pausada y sin emociones. Y sus ojos, los mismos que presionaron a Tamara eran tan profundos y oscuros que daban miedo. En ellos no había nada más que vacío.Aunque ella no se podía permitir tener miedo, frente a un cazador ¿Cómo podría rebelarse?—¿Hay algo aquí que no sepas de antemano? Después de todo, es tu informe—Expresó Lucio levantando una ceja ante T