Jassier se encontraba atariado, más bien la palabra era exhausto, tenía dos días seguido atendiendo problemas de estados, ya que su hermano Ahmad se negaba a ser rey, algo que sin duda desde hace cinco anos le causaba problemas: deseaba con toda sus ganas tomarlo por las orejas y llevarlo hasta Qatar y hacerlo entender que esas eran sus responsabilidades, desde la muerte de su padre, el difunto Califa, Ahmad había decidido caer en todo clase de visios algo que en su país, era considero una aberración. Los juagos de azar y escándalos de amoríos, algo que cuestionaba cada tanto la prensa internacional.
—Amir, has conseguido lograr algún posible contacto con Aquena— preguntó terminando de leer unos discursos que había preparado para el día siguiente, el emir de Aquena, era un hombre difícil y nada contento con las nuevas reformas de Qatar, aquel hombre era déspota y muy conservador, aquello hacía imposible paz con el país vecino.
Para el, era tiempo para un cambio, auqnue fuera un poco difícil.Era en esos momentos cuando deseaba no ser el segundo en la línea de sucesión, y maldecía una y otra vez a su hermano mayor, Ahdam habia sido hijo del primer matrimonio de su padre, su madre había muerto cuando apenas tenía tres años, aquello había devastado el corazón de su padre en aquel entonces había perdido su rumbo, tres meses luego de aquello se casó con su madre Fakir era una hermosa mujer, un año después había nacido él y luego tres años después su hermana Aanisa, había sido la consentida de ellos hasta que su padre cuando apenas tenía dieciocho años la había casado con el príncipe heredero de Aquena, su hermana había muerto dos años después de manera sospechosa, aquello había destruido a Ahmad tanto como a Jassier, y que había llevado que su padre recurriera al alcohol aquello había terminado con aquel sabio jeque y la inestabilidad de un pueblo. Muchos de los ciudadanos de Qatar habían culpado a el príncipe heredero de Aquena por la muerte de la princesa, Aanisa era una mujer querida y honrada en su pueblo, ella era belleza y delicadeza nata. No había más corazón tan puro cómo el de ella. Aquello solo fue el comienzo para que los lazos frágiles que se habían formado entre ambos países se cayeran a pesados.
—No, señor. Se niegan a dejar entrar a cualquier embajador—Amir habia intentado todo para reabrir la embajada en aquel país vecino, pero sin duda lo estaban haciendo imposible—, intente hablar con los viejos de Aquena, su alteza, pero parecen apoyar al Jeque Sahil.
Jassier suspiro fuertemente pasando sus manos por su rostro con frustración, con su dedo pulgar presionó su tabique, aquello si no buscaba solución pronto las tribus más conservadoras lo verían como un duelo a sangre, y ahora lo que menos se permitiría era una guerra, no cuando si quiera tenía la regencia, no había aceptado ni negado el trono esperaba con ansias el regreso de Ahmad, pero ahora sé estaba considerando si el desobediente de su hermano mayor volvería.
—Esta bien Amir, vaya a descansar— aconsejó luego de un momento, a decir verdad, el también sentía la pesadez de sus ojos luchando contra el cansancio que abrazaba su cuerpo—. Puedes retirarte.
—Sí, así lo desea me retiro, su alteza—digo después de dar una pequeña reverencia y marcharse.
Jassier miró el reloj que colgaba en la oficina tres y media de la mañana, sin duda tenía que darle un aumento ha ese hombre. Recogió su teléfono y se disponía apagar la laptop cuando sono la entrada de un nuevo mensaje.
Correo:
De: Roberto Mila
Para: Palacio real de Zukhar.Buenas tardes, me presento mi nombre es Robert Jones, quiero pedir, no suplicarles que por favor me ayuden con mi hermana, Isabell. Se encuentra retenida en Aquena por un presunto caso de espionaje, no me dan respuesta alguna y se niegan a dejarme hablar o enviar un abogado para el caso, así que esta es mi ultima carta por favor recurro a ustedes. No contamos con una embajada en dicho país, pero buscando me encontré que Qatar si lo tiene, si me ayudaría a sacar a mi hermana de ahí les pagaría todo el dinero que puedo, por favor se lo suplico.
Jassier frunció el ceño al terminar de leer aquel correo, por un momento pensó que podría ser un engaño, pero al revisar vi las hojas del caso, si había una cosa que odiaba Aquena era a los extrajeron y más aquellos que querían mostrar al mundo la realidad del país, Aquena era un país donde solo los ricos vivían una vida decente y acomodada, mientras las personas de bajos recursos eran explotadas hasta el agotamiento. Algo que sin duda debía cambiar, lastima que los malos eran mas.
Muchas veces Jassier pensaba que su hermana había querido huir de las manos del asqueroso príncipe de Aquena, quien no era peor que su padre, se sabía que algunos jeques mantenían un harén, pero su padre había estado en contra de ello y habia removido con los años aquella arcaica tradición. Eso había echo muy feliz a la primera esposa de su padre, quien lo había hecho por amor a ella. Y era algo que actualmente no se seguía en algunos países musulmanes.
Aquel muchacho también había una foto de la joven adjuntada, a Jassier se le detuvo un momento aquel frío corazón, se parecía Aanisa aquella mira inocente y bondadosa, sin duda aquella sonrisa que sabia que muy pronto aquellos degenerados le sacarían del rostro, sabía que ellos habían silenciado a Aanisa para que no dijera nada cuando había empazado los papeles de divorcio aquello había sido un escándalo, pero sin duda las leyes de Qatar seguían resguardando su persona, como hija del jeque; aquello había tomado con sorpresa la muerte repentina de la princesa, aquello fue un misterio que había quedado inconcluso y hasta hoy en dia seguía siendo algo de lo que se hablaba.
Tal vez podría ayudar aquella mujer de cabellos de oro y ojos esmeraldas. No había podido salvar a su hermana pequeña pero tal vez podría salvar a la hermana de aquel hombre y solo tal vez buscar la paz que no encontraba desde hace diez años desde su muerte, podría intentarlo al menos, eso podría.
Sin duda salvaría a Isabell. Costará lo que costará.
No dejaría que otra persona inocente muriera y mas si estaba en sus manos poder ayudar solo necesitaba un plan de emergencia y una rápida jugada.Marco el telfeno de Amir.
—Puedes buscar la información de alguien y comprobar si es verdad—le pregunto.—Claro, su majestad.— Isabela Mila, esta de viaje en Aquena y fue retenida.—En dos horas lo tendrá en su correo.—Gracias, Amir.AquenaJassier se encontraba en aquellas horribles mazmorras, había luchado para que accedieran a dejarle ver a la muchacha, aunque había mentido en el proceso, algo que al consejo no le había agradado para nada al igual que la reina madre; se había sentido atado de manos, y desde hace cinco años que había accedido como jefe de estado provisional había sido firme, aún así tuviera que hacer pasar aquella pequeña de ojos verdes como su prometida. Era la única forma de salvarla, de sacarla del lugar donde la tenían encerrada. A veces hacia mas cosas de las que creía que haría.La última vez que había estado en ese pequeño país había sido el día de la boda de Anisa, aquellos elegantes pasillos adornados de colores azules y rojos, se oían los gritos de los cantos, los bailes, había accedido aquello por ella, le habí
Se encontraban preparando todo para abandonar aquel país, Jassier y Amir se encontraban inquietos; querían irse de aquel lugar lo más rápido posible. El ministro entró y hizo una pequeña reverencia, aunque aquello no le provoca hacerlo en absoluto, pero todo se trataba de mentir y tapar algo mayor. Todo era una apariencia.—Su alteza, señor, el jeque a pedido que por favor firmen esto—el hombre hizo una pausa para tenderle la carpeta—. Para asegurarnos que verdaderamente ella sea su prometida, es solo cuestión de que mantenga su honor y palabra.Jassier le dio una pequeña mirada a Amir, quien dio un pequeño asentimiento de cabeza, indicándole que estaba viendo. Jassier tomó una pluma de la mesa, leyó detalladamente cada clausa y casi quiso rodar los ojos por lo estupido que era aquello.Firmo y le entregó la carpeta, el hombre mayor se retiró co
Isabel se había sentido a estallar las últimas dos semanas previas a la boda, habia suplicado muchas con mucho esfuerzo para no estallar aquellas personas parecían saber cuales puntos tocar y afincarse en ellos, aquello la tenía decaída y no poder hablar con Jassier no la tranquilizaba por momentos pensaba salir corriendo ir a la embajada y regresar a su amada Inglaterra, pero tenía un deber mayor, con Jassier. Y no podía romper esa promesa, él había arriesgado mucho para ir por ella.Habían sido tres semanas de mucho estrés desde contarle a su hermano la razón, aunque este se sentía agradecido jamas imagino el sacrificio que otra persona haría, aunque tampoco le agradaba la situación que su hermana se encontraba. Ahora solo quedaba esperar y que todo saliera como lo planeao y en seis meses todo volveria a la normalidad.Habia aprendido un poco más de s
Isabel se sintió acalorada cuando supo que era hora de partir, por ahora no tendría una Luna de miel, de eso había asegurado Jassier pero tendrían que pasar la noche en el desierto como era costumbre, eso la había asustado, hasta que el aseguro que estarían protegidos por grandes carpas y tendría un calor reconfortante ella estuvo apunto de decirle que no lo hiciera, pero Amir nada amable le explico que aquello era necesario para consumar el matrimonio si no seria tomado como una burla y el pueblo se sentiría furioso si ella de alguna forma evitaba esa tradición de más de seiscientos años atrás la cuál empezó el primer califa luego de haber robado a la novia casarse y pasar su primera vez como matrimonio en un lugar tan frío como aquel. Estaba furiosa no podía negar pensar en estar a la deriva, podría atacar y muchas cosas más que pasaban por su mente y ningu
Amhad aprovecharía la asencia de su hermano para molestar a la segunda esposa de su padre, a pesar de haberlo criado sabia que detrás de toda aquella apariencia había una mujer sedienta de poder capaz hasta de vender a su propia hija, algo que solo el conocía y cuanto se arrepentia no haberlo expuesto, duarnte los últimos ocho anos el alchool había sido su mas grande amigo y compañero.Y tenia que descubrir si su padre no había muerto de manera sospechosa, ya que este era un hombre my sano.—¿Usted se cree astuta? ¿No? — preguntó Amhad entrando en el pequeño salón que antes había pertenecido a su madre, y ahora la madre de Jassier se apoderaba de él como si todo aquello le perteneciera, aquello le molestaba de cierta manera, mientras crecia pensaba que era una persona humilde que agradecia los demás pero detrás de todo aquello se escondia una
Isabel se encontraba firmando las últimas peticiones que llegaron por el comité de la mujer, sin duda lo que mas amaba de su trabajo era aquello saber que podía ser el portavoz de otros ante diferente situaciones, se había alegrado cuando Jassier le había dado carta blanca con respecto a distintos proyectos que tenia en mente, no podía negarlo habia tenido muchos prejuicios y todavía tenía algunos pero tenía que aceptar que aquello era la forma de vida que aquellas mujeres conocían y muchas de ellas, simplemente se conformaban con ello, sabía por Amir que algunas vivían en el exterior trabajando en distintas embajadas y superándose teniendo la opción de quedarse o luego del plazo volver a casa. Aquello sin duda le tomo por sorpresa y mas enterarse que el matrimonio poligamico estaba prohibido desde hace mas de treinta años, aunque sabia que no todas las sociedades islámica
Isabel sonreía a los pequeños se acercaban, habían decidido dar una pequeña vuelta en un pueblo alejado del palacio, aunque principalmente habían ido para pasar un rato a solas la gente parecía reconocer a Jassier con quien en los últimos dos días parecían distantes el uno del otro, suspiró observando como interactuaba y jugaba con los pequeños y de repente pensó ¿Cómo sería Jassier de padre? ¿Seria así de grandioso? Aquel pensamiento le aceleró el corazón y sintió sus mejillas sonrojarse, aquello solo tenía que será anhelo porque en los próximos meses ella se iría eso era lo que Jassier había asegurado y había dicho dos noches atrás, no debía pensar o anhelar cosas que jamas pasarían. Nunca.Por una parte, le rompía el corazón abandonar aquello que e
La madre de jassier se encontraba tomando el te cuando vio ingresar a Malissa, hizo una pequeña mueca si fuera porque era una presa fácil y manejable se fuera desecho de ella al igual que el padre de esta; odiaba que todo se escapara de sus manos y no saber que estaba pasando.—¿Qué te trae por aquí? — le pregunto sonriéndole—, toma asiento.—Hoy será un hermoso dia— dijo con mucho animo. Fakhir la observo con curiosidad estaba tramando algo.—Si, pero… ¿Qué te trae por aquí? — volvió a preguntar, dejndo su te a un segundo plano.—Tal vez tengamos un poco de desorden en las próximas horas —murmuro sonrientemente.La madre de Jassier fruncio el ceño con molestia esperaba que no hubiera hecho nada estúpido porque si no la mataria con sus propias manos.—Espero que no hayas hech