Capitulo 7

Isabel se encontraba firmando las últimas peticiones que llegaron por el comité de la mujer, sin duda lo que mas amaba de su trabajo era aquello saber que podía ser el portavoz de otros ante diferente situaciones, se había alegrado cuando Jassier le había dado carta blanca con respecto a distintos proyectos que tenia en mente, no podía negarlo habia tenido muchos prejuicios y todavía tenía algunos pero tenía que aceptar que aquello era la forma de vida que aquellas mujeres conocían y muchas de ellas, simplemente se conformaban con ello, sabía por Amir que algunas vivían en el exterior trabajando en distintas embajadas y superándose teniendo la opción de quedarse o luego del plazo volver a casa. Aquello sin duda le tomo por sorpresa y mas enterarse que el matrimonio poligamico estaba prohibido desde hace mas de treinta años, aunque sabia que no todas las sociedades islámicas ponían en practica esto.

Qatar era una tierra llena de vida, historia y color la forma en aquellas plazas con el sol en su punto más alto observaba a los niños correr a la gente pasear los lugares, aquello le encantaba al principio pensó que le molestarían algunas cosas, aquello como la ropa que ahora debía vestir aquella larga túnica y el velo, aquello era esencial. No se sentía así más bien le gustaba de cierta forma, bueno sin duda le gustaba todo y más que nada Jassier, ese hombre sabía hacer temblar con su paso, aquel que denotaba poder y serenidad. Aunque a veces parecía solo y atormentado.

Sintió sus mejillas arder y recordando el beso ardiente que le había dado antes de marcharse se tocó sus labios, todavía podía sentir aquellos carnosos labios sobre los suyos, todo él era una tentación estar a su lado era vivir en una nube, aquello a veces no podía ser real.

Isabel refunfuño al ver entrar en la estancia donde trabajaba a Amhad, aquel hombre era hermoso no podía negarlo pero había algo en él que simplemente le gritaba la palabra "advertencia " tenía un andar muy distinto a Jassier; el de Amhad era petulante y tenia esa mirada siniestra y a veces podías sentir que podía encoger tu mundo, lo había observado era callado pero sin duda se movía a cada rato, aquello sabia que tenía nervioso a Jassier una lucha por su hermano por la línea de sucesión ahora no era necesaria, su oportunidad fue durante la boda; y sabia que Amhad estaba seguro de aquello. Su presencia la molestaba más de allá le causaba irritación a acordarse de como la había abordado el día de su boda de aquella manera descarada como si esperara que ella se echara sobre sus brazos.

Amhad sonrió al ver los ojos brillar furiosos de la dama, aquello le encantaba no podía negarlo era como cazar, vigilar, observar y luego acechar. Ver como la mujer se ergia y alzaba la barbilla y siempre acompañado con ese brillo fiero en la mirada dispuesta a combatirlo. Se desplazo por el lugar observando, era un lugar sencillo a como había pensado que sería más novedoso y lujoso, su informante le habia dicho que solo había hecho unos pequeños cambios conservando todo lo que Aanisa había hecho con el lugar, estaba furioso cuando escucho que le habían cedido aquel lugar tan especial a una plebeya.

—Veo que has mantenido el concepto—observó de manera despreocupada, Isabel levantó la mirada de los papeles prestándose atención—. Al parecer te encanta lo antiguo.

—Sí, es muy bonito el lugar y no quería cambiar el estilo— murmuró sincera—, además me gusta el lugar.

Con paso gatuno Amhad se acercó sentándose a su costado, Isabel sintió su cuerpo estremecerse no le agradaba su presencia, sabía que podía colocarse en problemas. Y por alguna razón sentía un nudo en su estómago como aquel día que había sido llevada detenida, aquel malestar que le producía náuseas.

—Veo que no has perdido el tiempo—dijo luego de un rato, la mujer padeció cuando sintió su aliento sobre su nuca, se desplazó intentando mantener el mayor espacio posible entre ambos—. Las mujeres como tú nunca lo hacen—susurro apretando su cuerpo contra el mueble, Isabel levantó el rostro encontrando aquella mirada de color café, sintió su respiración detenerse por un momento su corazón latía fuertemente—. Siempre buscan más de lo que pueden obtener y tal vez dejas que otros se aprovechen de ti.

Isabel intento colocarse de pie, pero coloco su mano libre sobre la cintura de mujer reteniendo la, dos personas veían aquello esperando de alguna forma que la mujer gritara la habitación tenía una atmósfera tensa y llena de miedo, rabia y celos.

—Suelteme, no sé quién se crea que es— soltó furiosa—, pero le prohíbo acercarse de esa manera, aléjese. No sé que piensa que obtendrá de mi, pero escuche me jamás traicionaré la confianza de Jassier al creer en sus dudosas palabras—soltó un gran suspiro—. Así que quiteme las manos de encima.

—No crei que fueras tan tonta, al final caeras en cuenta que nunca debiste poner un pie en este lugar— dijo y sonrio ante la presencia de su hermano menor.

Eso fue lo único que necesito el hombre para acercarse y sacar a Isabel del agarre de su hermano, apartando lo haciendo que el hombre cayera al piso, Amir soltó una maldición, Jassier tomo la mano de Isabel colocandola detrás de si, protegiéndola de Amhad se levantó y miró furioso a Jassier, sus manos convertidas en puños apunto de lanzarse por él, pero no podía hacerlo atacarlo sería provocar que lo desterraran de Qatar, tendría que ser más listo.

Agarro fuertemente la otra mano de su hermano mirándolo fijamente.

—¿Me estas desafiando Amhad? —preguntó Jassier, estaba furioso y celoso, sabía que tenía que tener un joven sobre su esposa, habia muchos cuervos en aquel lugar.

—¿Un desafío? —preguntó con una sonrisa ladeada—. Creo que lo ha sido desde que naciste, hermano—murmuró recalcando con odio aquella palabra. Yo que tu le mostraría mis verdaderas intenciones hermano el tiempo corre.

—Entonces es un desafío— reafirmó y sacó a la joven de ahí, llevándola fuertemente del brazo, sentia sus manos arder de la furia a entrar a sus aposentos despidió a todos y se quedaron ellos solos.

Mirándose fijamente, Isabel sentía su corazón latir desvocadamente al igual que si respiración, Jassier estaba igual sentia rabia, celos y mucho de aquello último.

Se acercó y beso a la joven con fuerza, era un beso arrasador robandole todo el aliento cargó a la joven haciendo que enredara sus piernas alrededor de su cintura. La recostó sobre la cama sin quitar la mirada de aquellos ojos esmeraldas, recorriendo sus boca por toda su piel, lamiendo y chupando sus senos, masajeandolos con sus manos, sentia todo aquel placer albergarse en todo su cuerpo, entre gemidos y suplicas se sacaron la ropa entre besos arrebatados y miradas que robaban el aliento, Jassier gimió al sentir como su sexo se introdujo en su vagina sintiendo magnífico la estrechado que era aquella cabida, con pequeños movimientos certeros y rápidos, besos y carias llegaron hasta el más exquisito clímax, Isabel arañaba aquella dura y ejercitada espalda murmurando palabras incongruentes mientras se dejaba llevar por un de esos placeres que solo aquel hombre sabia hacerla sentir.

Como siempre Jassier se lavanto dejándola en la cama, y Isabel no pudo sentir ese enorme vacio se había acostumbrado a su calor, a tenerlo para ella. Había cometido un grave error tener mas de lo que podía tener.

—Jassier— lo llamo y dudosa le pregunto—, a que se referia con que se acaba el tiempo.

El se paralizo sabia que su hermano lo estaba provocando y aquello le ponía de nervios, no entendia que ganaba con eso. Si quería ocupar su lugar en el califato se lo entregaría gustoso.

—No es algo que tengas que conocer— le respondio toscamente y se giro un poco observándola—. No preguntes cosas que no tienes permitido saber, solo ocúpate de lo que te corresponde.

—Jamas… lo hice en ese sentido— se quejo ella, apretando la suave sabana contra su pecho protegiéndose.

Algo cada vez mas fuerte se acumulaba y ambos lo sabían.

—Que tengamos sexo y me quede contigo no significa que tengamos una relación mas alla de eso, no te hagas ideas equivocadas— le dijo mientras se vestia—. Velo como un intercambio entre ambos, no pienses cosas que jamas van a pasar.

Dicho aquello se termino de vestir y se marcho huyendo de todod aquello.

Isabel se negó a llorar, ella lo sabia desde el principio nada seria diferente; pero ahora se sentía como si pagara con sexo por haberla salvado ¿estaba arrepentido? ¿Habia cruzado el limite? Eso no lo sabia y tampoco quería comprenderlo.’

No pensaría mas sobre ello, solo quedaban cuatro meses antes de marcharse de aquel lugar.

Quedaba poco solo debía aguantar.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo