6.

El cumple de Helena

Las semanas pasaron y Johann regresó. También empezó la filmación de la telenovela, lo cual me tenía ocupada doce horas al día, entre los espacios de filmación y los de estudio al libreto. Pensé que me costaría más acostumbrarme a algo tan distinto. Cómo mencioné anteriormente, jamás he actuado, pero claro que podía hacerlo, era mi sueño de niña. Quería ser como Al Pacino o bueno, en realidad quería ser Al Pacino y lo imitaba, tal vez demasiado en serio, pero eso nunca quedó en nada y ahora tenía que tenía la oportunidad de hacer algo diferente, pensaba aprovecharla en serio.

La trama de la novela es bastante simple, pero por toda la publicidad que está teniendo, sé que va a ser conocida y más con los actores que iban a acompañarme, el protagonista iba a ser nada menos que Erik Duval, es conocido por siempre hacer papeles similares, de galán con cero empatía. La trama era básicamente sobre una estudiante de medicina (María de los ángeles, mi papel) una chica alegre, en exceso, que se obsesiona con uno de sus compañeros, Julián, el típico tontuelo atractivo y frío. Parecería bastante cliché, pero tomé el papel porque el personaje de ella es muy pensante y hace reflexionar con lo mucho que habla, es muy poética, tiene pensamientos interesantes y creo que sería bueno que yo explorase otras opciones. Más con un personaje como el de ella, tan distinto a mi forma de ser, totalmente contrario. Jamás nadie hubiera imaginado que yo haría un papel de comedia básicamente, porque ella es la típica que no le pasa nada bueno en realidad.

Ya llevaba unas semanas de filmación y por ese lado todo iba bien, me llevaba muy bien con todos mis compañeros de filmación, pero por el otro, tenía varios problemas y la mayoría ni siquiera fueron causados por mí, sino por la prensa. Como es de saberse, mi vida no era nada privada y menos con Johann, que constantemente sube fotos nuestras, videos y cosas así, no es eso lo que me molesta, sino que la gente puede llegar a ser muy entrometida, igual que siempre ha sido, pero fue peor cuando se filtraron unas fotos, de cuando estuve en la notaría con Mateo. No sé quién demonios las tomó, pero de inmediato surgieron rumores en miles de páginas que no cayeron nada bien ni a Johann, ni a mí, ni a mi familia. Cuando Mateo y yo salíamos, nuestra relación fue muy conocida, era imposible que no nos hubiesen sacado fotos cuando salimos juntos, pero años más tarde, cuando me casé, esto también fue un hecho muy conocido y el verme, tanto tiempo después, con mi ex pareja en un lugar como ese, hizo que surgieran miles de rumores, todos absurdos y bastante acusadores, la prensa puede llegar a pisotear tu imagen sin importar lo que esto pueda afectarte y he recibido muchos mensajes a la única cuenta que uso (I*), en que tengo poco menos de diez fotos, pero todas de libros y ver tantos mensajes de odio por parte de las seguidoras de Johann, no me cayó nada bien y era de suponerse que esto sucedería, a él lo aman en todos los lugares y sé que es meramente porque es precioso, este hecho no se puede negar y no lo digo porque sea mi esposo, es cierto y por eso, mucha gente lo persigue y aunque a mí también me sucede por mi lado, pero sé que con los hombres es peor, las mujeres pueden llegar a ser muy intensas. Lo sé porque yo misma lo hice observando fotos diarias de Eddie Vedder.

En resumen, estos rumores, hacían aumentar el enojo que sentía Johann por Mateo. Es por eso, que le dije que nunca fuera a la casa los sábados por la mañana, prefería yo llevar a Helena y luego ir al set de filmación. Prefería que no se cruzaran, temo que Johann podría atacarlo y no sería en nada una buena idea, menos, cuando Mateo está saliendo apenas de un cáncer y sé que no está del todo recuperado. Sé que también está en constante tratamiento, lo he visto inyectarse insulina y en una ocasión, estuve presente cuando su prima, Indira, le hizo una extracción de sangre.

Entonces, esa mañana, sabía que todo se iba a complicar. Ya habían pasado varios meses desde que Mateo había “regresado”, por decirlo de alguna manera, a mi vida. Las cosas con él no fueron complicadas como creí que serían, por el contrario, nos llevábamos bien, muy bien. Era extraño que incluso pudiera decirse que éramos amigos, en cierta manera, porque podíamos charlar y todo normal, y nos llevábamos bien, aunque… creo que mejor evitaré pensar de más. Ni siquiera puedo decirlo.

Hoy era el quinto cumpleaños de Helena y había decidido hacerle una pequeña reunión porque ella detesta estar en lugares con mucha gente, le da ansiedad y la entiendo, me sucedía igual, entraba en pánico en mis cumpleaños, me intimidaba tener tantas miradas, tanta atención y por eso quise hacer algo pequeño, pero con mis padres es imposible. Mamá llegó a las 5:30 am junto a dos de mis tías con mucha comida y cosas, papá llegó después con mis tíos y unos amigos suyos, sabía que traerían a más gente. Papá aprovecha cada cumpleaños para tener una excusa para meterse la borrachera del año y esta no sería la excepción por lo que veía.

Entonces, como se trataba del cumpleaños de Helena, ella lógicamente iba a querer que viniera Mateo, lleva varios días mencionándome que quiere que venga, porque Johann mencionó durante alguna cena, que no quería que ni se acercara y eso de inmediato no le cayó bien a ella, rompió a llorar y no salió de su habitación en todo el día siguiente. Debía venir, era lógico que debía estar con ella en su día, en estos meses se han hecho inseparables. Le había dicho que viniera y hablé con Johann sobre ello, pero no le cayó nada bien la idea, aunque me dijo que no haría ni le diría nada, pero de igual forma estaba nerviosa por lo que pudiera ocurrir.

Eran las 2pm, veía a los niños correr por la sala, incluyendo a Helena, los hijos de mis primas siempre juegan con ella. A veces se pegan entre todos, espero hoy no ocurra. Johann estaba en la academia, suele dar clases hasta las 5pm, pero en casa, ya estaba toda la familia, mis amigos, unos compañeritos que invité de Helena junto a sus padres y por supuesto, Mateo había venido.

Yo estaba en la cocina, estaba sirviendo por quinta vez bebidas a los niños que por estar corriendo y sudando tanto, no me dejan ni sentarme. Servía los vasos cuando lo vi acercarse. Odio cuando lleva esa gorra, creo que se acostumbró a ella cuando no tenía cabello, pero le ha crecido. Se la quité apenas lo vi con ella.

-¿No te gusta mi gorra?-Sonrió.

-Pareces atracador.

-Tal vez así se me quité lo “Martha Stewart”.-Reí.

-Imagino que acabas de ver a Simón.

-Sí, está ebrio y abrazando a tu papá.

-Son tal para cual, borrachos los dos. Están tomando desde las 11am. No sé qué le vio mi mamá a papá.-Sonrió.-¿Ya viste a Helena?

-Sí, ya la saludé, pero está distraída jugando. No sabía que planeabas disfrazarla hoy.

-No lo hice, ella se vistió así porque quiso. Desde que vio deadpool contigo, dice que quiere ser él cuando crezca. Le regalé su disfraz de cumpleaños.

-Mmm, ¿pero sabe que es hombre?-Me encogí de hombros.

-Es hereditario, yo quería ser Al Pacino.

Reímos. Me ayudó a terminar de servir y luego, cuando lo miré por inercia, noté que sudaba bastante y no entendía por qué. Adentro de la casa hay aire acondicionado, si estuviera afuera con papá y su combo lo entendería, pero dentro no.

-¿Estás bien?-Le pregunté.

-Sí, sólo es un leve malestar, me pasa siempre, no te preocupes.

-¿Estás seguro?

-Sí, estoy bien. No deberías preocuparte por mí, me avergonzaría que lo hicieras.

-Siempre me voy a preocupar por ti.-Sonrió, sonrojado y rodé los ojos. Me puse nerviosa también. Esto… es muy difícil, en un principio creí que podía con esto, que ya lo había superado y por mucho tiempo fue así, en verdad lo fue, pero sólo me bastó verlo y ahora, con el tiempo que ha pasado y el tener que verlo cada semana, no facilita las cosas para mí. Es muy difícil controlar cosas que no puedo manejar por más que lo quiera, no puedo evitar sentirme de esta manera con su sola presencia y es peor por las noches, odio soñar con él, odio que esto esté sucediéndome de nuevo y que no pueda hacer nada al respecto. Lo peor de todo, es que él no hace fáciles las cosas para mí, no cuando me mira de esa manera, cuando sonríe feliz cada vez que me ve llegar los sábados a su casa, brillan sus ojos y… dios, debo controlar esto. No puedo volver a enamorarme de él, sería una catástrofe y entraría en todo un jodido dilema moral. No puedo hacerlo.

-¿Te pusiste nerviosa?-Se burló.

-Vete al diablo.-Rió, pero luego, sentí que me abrazaron por mis hombros y vi a Johann, no se veía nada feliz. Miraba fijamente a Mateo, esto en verdad era incómodo.

-A ti no había podido verte.-Le dijo Johann a Mateo de una forma bastante hostil. Era cierto, evité lo más que pude que se vieran, pero hoy era lógico que sucedería. Estaba nerviosa, en verdad.

-Mmm, sí.-Respondió Mateo, evidentemente incómodo. Yo quería que se abriera un hueco en la tierra, que me tragara y me escupiera en la china.

-Seré breve, porque estamos en el cumpleaños de una niña. Que te quede claro, te quiero alejado de mi esposa.

-No he tenido malas intenciones nunca con ella.

-No confío en ti, para nada. Tampoco me agradas.

-Johann.-Lo fulminé con la mirada, estaba empezando a elevar el tono de su voz y no quería que eso sucedería, no aquí, no ahora. Mi madre me miraba incómoda. Estaban todas mis tías, primas y las mamás de los compañeritos de Helena, este no era el momento ni el lugar para estos escándalos innecesarios.

-Está bien. Tomaré una ducha rápida, tu papá está enojado porque no estoy bebiendo con ellos desde temprano.-Comentó y besó mi frente. Incendió con la mirada a Mateo antes de entrar a la habitación, esto fue realmente incómodo.

-Lo siento.

-No te preocupes, es obvio que no le agrade mi presencia. Creo que mejor me iré.

-Helena se pondrá triste si te vas, duró días rogándome que te invitara.

-Me disculparé con ella, no quiero causarte problemas.

-Al menos quédate un rato, que ella vea que pudiste estar al menos un tiempo. No quiero que piense que te eché.

Al rato, papá que estaba un poco pesado ya, jaló a Mateo hacia la entrada de la casa y lo hizo sentarse junto a él. Ahí estaban mis tíos, unos cuántos primos, Johann y mis amigos, al parecer habían estado jugando póquer. Yo todo el rato había estado dentro, junto a mamá y Mateo estaba con Helena, pero cuando vi que papá lo jaló, sabía que eso no iba a acabar bien.

Salí a la terraza y me senté junto a Johann. Él estaba jugando naipes con mis primos, pero cuando vio llegar a papá junto a Mateo, se dedicó enteramente a mirar, curioso, la situación.

-Pásame la botella de ron.-Dijo papá mirando a mi tío Eduardo. Tenía voz de ebrio, aunque esa era su voz normal, casi nunca lo veo sobrio. Incluso, tenía los ojos rojos, eso quiere decir que en media hora se quedará dormido en la silla. Agarró la enorme botella, sirvió un trago y se lo dio a Mateo, pero él lo rechazó.

-Lo siento, no puedo beber.

-Antes bebías conmigo.-Se quejó papá.

-Lo siento, en verdad ya no puedo beber.

-A mí no ha nacido el primero que me rechace un trago.

-Está convaleciente.-Dijo Simón, lo fulminé con la mirada y se encogió de hombros. Todos rieron.

-Mmm, yo como que no te creo.-Papá puso la botella en la mesa y lo miró frunciendo el ceño, m****a. Espero no haya traído su escopeta en el camión.-¿Sabes muchacho? Me agradabas, me caías bien a pesar del corte del cabello poco masculino que solías usar, pero ya como que no me agradas, ni un poco.

-Lo sé, no le agrado a mucha gente.-Sonrió, levemente. M****a, debo sacarlo de aquí, esto no va bien. No me gusta nada de esto.

-Es gracioso, mira. Allá, el pelucas ese.-Señaló a Johann quién lo miró desconcertado, él no tenía idea de que papá le tenía ese apodo, le tiene varios más por su cabello largo.-Es mi yerno actual, me cae bien, aunque puedo intuir que es impotente, pero es mi yerno, aún con sus defectos y tú como que también eres mi yerno, de antaño.-Escuché las risas de todos y Johann, lo miraba anonadado. Papá ebrio es la persona más imprudente del planeta, dice cualquier cosa que le salga de la cabeza sin importarle si es ofensiva o no.

-¿Qué es ser impotente? Algún sinónimo en inglés.-Me preguntó Johann y reí, no podía decirle qué era eso, se sentiría ofendido. Le mentí diciéndole que eso quería decir “malgeniado” y pareció creerme.

Al rato, después de haberle cantado el feliz cumpleaños a Helena, no había terminado ni de cortar el pastel, cuando vi a Simón traer con Alonzo otra canasta de cervezas y resoplé, ahorita los veré pelear.

Mateo se acercó a mí. Yo estaba en la cocina, esta es separada de la sala, no había nadie cerca a excepción de los niños, quienes habían construido un castillo de legos a unos cuántos metros por no tener espacio en la sala al estar ahí mamá y mis tías.

-Ya me voy, tu papá lleva media hora haciendo chistes sobre “mi figura” y Johann no deja de mirarme mal.

-Lo siento, pensé que papá se dormiría hace rato, ha bebido más que siempre.

-No te preocupes, antes también se reía de mi falta de músculos.-Se encogió de hombros.

-Está bien.-Le hice señas a Helena para que viniera a despedirse. Corrió a hacerlo, él la cargó. La miraba, con su acostumbrada sonrisa y sólo lo miré. Sentí mi estómago doler, no puedo evitarlo, en verdad no puedo y no sé qué hacer. Tengo miedo. Un par de segundos después, la bajó y ella corrió de regreso hacia sus amiguitos. Luego él, se acercó, para despedirse también y besó mi mejilla. Bajé la mirada, me ponía los nervios a mil cada vez que hacía eso, pero esta vez… fue diferente, besó mi mejilla con… ternura y tardó más de lo debido en alejarse.

Me miró a los ojos, no sonreía esta vez.

-¿Puedo confesarte algo Ari? Y por favor, no quiero que respondas nada.

Sólo pude asentir.

-La noche en que terminamos, en que me dijiste que me amabas por primera vez, me moría por decirte lo mismo, pero no lo dije, por estúpido, por haber tomado la pésima decisión de alejarme, pero te lo digo ahora.-Inhaló y exhaló un par de veces, su rostro se había enrojecido y sus ojos se habían aguado, sentí un nudo enorme en la garganta.

-No lo digas.

-Te amo Ari.-Quise decir algo, para que no continuara, pero me bloqueé, por completo y más al ver su rostro afligido.-Te amo, nunca dejé de amarte, en ningún momento.

-Mateo yo… te detesto, en verdad. ¿Qué ganas con decirme esto ahora? ¿qué es lo que quieres? ¿confundirme?

-Tienes razón, lo siento. Creo que ya mejor me voy.

Se dio la vuelta, completamente avergonzado y dio un par de pasos, pero lo llamé.

-Mateo.-Me miró y se dio la vuelta.

-¿Sí?

-¿Puedo pedirte algo?

-Claro Ari, lo que quieras.

-Si sigues mal, con el malestar que tienes… digo, o si llegas a sentirte mal, llámame, por favor, hazlo. A la hora que sea iré a buscarte.

-Ari… te pedí que no te preocuparas por…-Lo interrumpí.

-Estás de vuelta en mi vida, me voy a preocupar siempre por ti.-Sonrió levemente.-Me enojaré si me entero de que estás en el hospital y no me avisaste, sabes que puedo golpearte.

-Siempre amenazas con golpearme y nunca lo haces.-Sonrió.-No me harías daño.

-Así es.

Se despidió y se fue. Tardé varios en minutos en salir de la cocina, minutos en los cuales intenté reponerme de lo que acababa de decirme, no sé cómo siempre logra hacerme llorar de esta manera. Odio esto…

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